Un espejo con un halo de misterio

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Me basé en libro de Jostein Gaarder, "El Mundo de Sofía" para este capítulo y varios más adelante...¡Que lo disfuten y por favor comenten o voten!

Al día siguiente de la fiesta de Halloween, me desperté con hastío....y es que después de haber llorado como un verdadero Magdaleno para después ser "noqueado" con una carta que me dejaba a veces como un ignorante...me producía la sensación de que lo último que quería saber era de un nuevo día lleno de las mismas cosas y situaciones agridulces de siempre. Deseando poder olvidarme del mundo jalé las cobijas hasta la altura de mi cara pero una voz me interrumpió:

-Buenos días Severus- me saludó el retrato de Albus Dumbledore -¿Preciosa mañana verdad?-

Yo solo me enfurruñé con él...no soportaba que el ex-director me importunara mientras yo anhelaba solo estar lejos de tanta alegría y molestos "Buenos días". Dumbledore, sin embargo no se molesto con mi actitud tan "severiana" y se limitó a leer la carta que me había mantenido despierto anoche. 

-Me alegra que decidieras tomar una gran decisión Severus, de todos modos seguiré investigando de donde vienen las cartas, esto me causa mucha curiosidad..ya que..-

No le seguí escuchando, lo que menos necesitaba era otro de sus discursos, salí tempestivamente de mi despacho azotando la puerta tras de mí, llegué justo a tiempo para enseñar a los alumnos de quinto año de las casas de Gryffindor y Slytherin como preparar una poción para la memoria teniendo unos resultados bastante mediocres por parte de la casa de los leones y brillantes en el caso de las serpientes. Los Gryffindor me miraban con odio pero era algo de lo que ya estaba acostumbrado, para mi desgracia, James Sirius y su "eterno compinche" que correspondía al nombre de Maximus Blair no paraban de insultarme a mis espaldas. Mientras revisaba la poción de una Gryffindor cercana a su mesa no pude evitar oír:

-Si sigue quitando puntos ese profesor "quejica", lo lanzaré desde la Torre de Astronomía para ver si es un auténtico murciélago o una copia indecente"- dijo James Sirius a lo que Maximus Balir respondió.

-Si es cierto....pero...no será un murciélago lo que vuele...¡Será un buitre demasiado feo!- dijo entre risas

Harto de su palabrería inútil recordé lo que la carta me había dicho sobre estas situaciones y una mueca de satisfacción se dibujo en mi rostro cuando recordé el castigo que le esperaba a "ese vampiro emocional" con la directora Mc Gonagall y me limité a responder a semejante dúo una frase que lo noqueara en su "débil ego":

-Señor Potter...espero que cuando terminé de decir idioteces acerca de otras personas, al menos tenga el suficiente conocimiento para terminar su poción, la cual si reviso, esta muy lejos de ser algo que presuma en su vida-

James me miró con odio y Maximus agachó la cabeza, me volteé satisfecho por haber "puesto en su lugar a ese engreído" y la clase continuó sin ningún contratiempo. Cuando los alumnos se preparaban para abandonar el aula oí a Maximus decirle a James:

-Nunca te quedas callado cuando Severus Snape te rebate...¿Estas bien?-

-Si Maximus...ya encontraré la manera de volver a rebatírsela, pero dime...(y en este punto se acercó a él como solía hacerlo cuando tramaba algo) dices que hallaste algo interesante en el tercer piso-

-Sí James- dijo Maximus claramente divertido -Encontré un espejo raro...muy raro-

-¿Que tan raro Maximus?- James tenía esa "peculiar mirada" de interés que resultaba antipática en mí, aunque los dos se esforzaban en bajar la voz y nadie parecía atender su charla, estaba lo bastante cerca para oírlos sin que se dieran cuenta.

-Muy raro...cuando me reflejé en él...sólo vi remolinos de colores y de repente una ciudad muggle...creo que era Estambul...lo sé...por qué mi tío vive allá fabricando alfombras voladoras-

Severus Snape y la magia astral (Lecciones de vida 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora