El auto paro enfrente de la gran casa de Jay, esta se veía demasiado distinta sin tanta gente alrededor, bailando o tirando bebidas uno encima de otros. Salir de East End no fue tan difícil como pensaba, Henry no dijo una sola palabra en todo el camino. No podía confiar completamente en el, aun tenía la posibilidad de estar engañándome.
-Bienvenidos a casa, campeón
Jay abrazo a Henry como si no lo hubiese visto en más de tres años, con una gran sonrisa se acerco a mí, enrollándome con sus brazos beso mi mejilla, el olor a su colonia impregno mi nariz, dándome unas fuertes ganas de devolver lo poco que había comido.
-Vamos dentro, quiero darme un baño y comer algo.
-*-
La habitación era demasiado grande, Jay había dicho que envió a uno de sus sirvientes a conseguir ropa para mí, no más que vestidos y bonitos zapatos, corrí la larga y espesa cortina, mi ventana daba hacia el jardín trasero, el gran y hermoso ríos estaba enfrente de mí, la piscina, su agua demasiado clara que se podía ver el fondo de esta, esta casa era maravillosa, demasiado.
Me senté en la cama, necesitaba a mi padre, quería hablar con él, no podía permitir que Regg le hiciera daño, jamás pensé que él me traicionaría, ni siquiera recuerdo haberlo visto entrar a casa aquella vez en el tiroteo, si papá y mi Tony confiaban plenamente en el, algo de todo lo que Henry me había dicho estaba mal.
-*-
Las semanas pasaba rápido, dos semanas y media que estoy aquí, ellos no me dicen nada, no dejan que salga de la casa, es como estar en una prisión, con buen hospedamiento y comida. Estos últimos días me he estado sintiendo fatal, mi cuerpo duele y los ataque de sueño profundo se medan bastante seguido, se lo acreditaba a la falta de sueño por las noches, estar pensando en poder comunicarme con mi padre o con alguien del clan me mantiene despierta toda la noche. Las risas de Jay y Henry se oían, me pare de la cama y fui hacia la ventana, traje azul de ancha espalda, podía reconocerlo en cualquier lugar, Ronnie estaba allí, sosteniendo su copa de champagne, podía verlo perfectamente gracias a los grandes faroles que cubrían todo el jardín. Mi sangre se helo y mi estomago se dio vuelta. Perdí el equilibrio por completo, cayendo hacia atrás y llevándome conmigo el pequeño carrito de comida
-Joder, maldita sea
-Jesucristo, por favor señorita no se mueva, hay demasiada sangre, iré por el señor Gatsby
Al parecer una de las sirvientas estaba en los pasillos y escucho mi estruendosa caída, mire hacia mi alrededor, estaba sobre un gran charco de sangre, lo primero que hice fue mirar mis manos, por si algún trozo de los cristales me había cortado, pero no, mis manos estaban completamente sanas, volví a mirar hacia abajo, mis piernas estabas empapadas de sangre. Sujete con fuerzas las gruesas cortinas e intente pararme, sentí como si mi estomago se desgarraba, fue un dolor tan agudo que logro sacarme algunas lagrimas, no entendía que era lo que estaba sucediendo, dolía, demasiado. Los fuertes pasos subir la escalera era lo único que podía oír, no podía moverme, estaba en posición fetal, abrazando mi estomago, con la tonta idea de que si me quedaba así el dolor podía cesar. Las grandes puertas del dormitorio volvieron abrirse, no logre ver quien entro, mi vista se nublo y todo se volvió negro.
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The Kray Twins.
Random"Los aristócratas y los criminales tienen mucho en común. Ambos son egoístas, se aburren con facilidad y tienen acceso a un montón de dinero que consiguen sin trabajar. Y lo más importante, no les interesa ni las normas burguesas ni la moralidad. Po...