XIX

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Querías ser poesía sin censura, pero eres un párrafo lleno de erotismos implícito en cada una de tus acciones. Sesenta y nueve de ellas para ser exactas. No mereces piedad y sustento pues por tu piel es que me he quedado despierto. Me tienes colgando en los labios de tu entrepierna. Mujer que me culminas en un va y ven en una corrida de blanca conciencia. Has dejado que meta mi mente perversa entre las estrechas paredes de tu boca. Me has llenado de sabores amargos, agrios, dulces y saldos. Dime con esa aberración de tu alma que se cuela entre tus espasmos y gemidos, grita a mi odio que es lo que esperas de este hombre malherido, si no es amargo sabor de amor mal correspondido, ni el consuelo y compañía de un perro en agonía.

Eres erotismo puro en la pornografía diaria de tus caderas, en los labios gruesos que recorren mi cuerpo. Eres palabras mayores para quienes no entienden que el sudor se nos desparrama en la cama, eres fantasía vívida y una pesadilla. Estruja mi alma, arrima mi pelvis que no soltare tu entrepierna. Déjame saborear lo que cuentan tus ideas, deja que te llene la piel de mis fronteras.

Aún no sé dónde encontrarte, te sigo buscando en mis sueños precoces, en las pieles húmedas de otras fantasías, pero cuando lo haga juro no soltarte, pues eres una literatura que se practica hasta perfeccionarla. De esas que escribes entre semana, en las líneas de la almohada enmudecida. Ideas de un enfermo, el encabezado que penetra en los senos de la sociedad, derrochando felicidad extasiada entre la gente que entiende que no eres más que la verdad que se encuentra encerrada tras tu cara de bondad.

Como silencio, esperando ser escuchada por el hombre que te despertara los poros, desarrollará tu climax y te dejará seducirle al oído.



Te estoy esperando querida, sigo despierto, sigo imaginando los puntos que han quedado en tu cuerpo, en suspenso. Así es como nos encontráremos, leyéndonos esperando encontrarnos sin dejar de buscarnos, madurando, para mirarnos y no tener que hablar, pues el cuerpo tendrá mucho que contar...

Sólo Where stories live. Discover now