Epilogo

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Allí estaba Emil, mirando la cantidad de gente que había en el aeropuerto de Roma mientras un calor a la que no estaba acostumbrado le acechaba se pusiera donde se pusiera ¿En la sombra no se suponía que debería hacer más fresquito? Pues parecía que en Italia esa ley natural dejaba de funcionar y había tenido que quitarse varias capas de ropa para terminar en manga corta, una prenda que Emil usaba pocas veces debido al lugar donde vivía la mayor parte de su vida. Se levantó del asiento por quinta vez, nervioso por todo lo que conllevaba estar en ese momento en ese aeropuerto. En solo tres días había tenido que organizar muchas cosas.

Todo había empezado un par de semanas después de que el evento terminara, Emil se planteaba volver ya a su piso de Praga para poder empezar en serio con sus entrenamientos, aunque aún quedaba mucho para que empezaran oficialmente. No iba a decir que en su pueblo se aburría, pero pasado un tiempo esa era la realidad, hasta sus amigos se estaban aburriendo por lo pesados que se estaban poniendo por el grupo de WhatsApp. Miro la flor que había plastificado para convertirla en una marca página y suspiro

- ¡Arg! Yo quiero ver a Michele, seguro que con él no me aburría-murmuro haciendo un mohín infantil que hubiera hecho reír al nombrado italiano

Como si dios le hubiera escuchado, un mensaje lleno a su correo, era uno dirigido desde Italia, además sino se equivocaba era el correo de su pareja. No solían mandarse email así que no estaba muy seguro. Abrió el mensaje rápidamente, pensando en que podría ser, aunque sus ojos se abrieron bastante al ver que había un billete de avión para Roma desde Praga.

- ¿Qué…? -murmuro mientras seguía leyendo lo que había más abajo, la explicación

“Emil, planeado o no, yo ya he conocido a tu familia y gente más cercana, creo que es el momento de que tú también conozcas esa parte de mí. Te espero en Italia, no me hagas esperar”

No eran muchas palabras, pero el checo ya conocía suficiente a Michele como para saber que había puesto todo su cariño en esas palabras. Se mordió el labio para ver la fecha que tenía los billetes, sin pasar por alto que era primera clase ¡tres días! Tenía tres días para prepararlo todo e irse a Roma con los Crispino. Salto de la cama con una gran sonrisa en los labios, iba a ver a Michele y a conocer a su familia ¿podía haber algo mejor?

Y allí estaba, mirando el reloj con su maleta al lado mientras veía como los italianos se paraban a mirarle, seguramente sabiendo que no era uno de los suyos. Demasiado pálido supuso. Cogió su maleta y se dirigió a la puerta cuando recibió el toque en el móvil. Era aficionado a las aventuras y algo le decía que esa iba a ser una buena aventura digna de vivirse.

Fuera ya del aeropuerto, cuando el sol ya le deslumbraba los ojos y ya pensaba que necesitaría unas buenas gafas de sol, pudo distinguir la silueta de los mellizos apoyados en un deportivo, esperándole.

- ¡Hola! -saludo moviendo la mano mientras corría hacia ellos.
Se moría de ganas por empezar sus días en Italia.

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Lo prometido es deuda y aquí edta vuestro epílogo. Como veis la historia continuara pero tendreis que esperar que termine mis exámenes.
Italia, bonito pais, gente agradable ¿como seta la familia Crispino? Tengo ganas de que los veais y sufrais con Emil el calor italiano.
¡Pronto volvere con mas!

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