Capitulo 9

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     Capitulo 09

   Ganas de volar

Había llegado septiembre, y todos estaban influidos por la proximidad de la primavera. El amor del payo y la gitana era cada vez más apasionado, y no perdían la ocasión de demostrarse lo que sentían en cada rincón en el que podían esconderse. Discutían con vehemencia todo el tiempo, y se reconciliaban al instante, con la misma pasión.

La complicidad de Rama había liberado a los novios clandestinos de las sospechas de Bartolomé, que, sin embargo, tenía una corazonada de que le mentían. El director había hablado con Mar para reavivar su amenaza, en caso de descubrir que le hubieran mentido, pero ella, envalentonada por el amor y por la primavera inminente, no temía mentirle con descaro.

Rama no estaba para nada feliz con el rol que le tocaba en esa mentira, sin embargo se había cansado de ser el pobre chico sufrido, y estaba teniendo su propia rebelión: en secreto, había empezado a estudiar en un colegio nocturno. Cada noche se escapaba de la mansión para asistir a sus clases, donde por fortuna conoció a Brenda, una chica un poco más grande que él, de unos ojos verdes hipnóticos, y con un humor y desparpajo que lo cautivaban.

La aparición de Alex había distraído un poco a Cielo de su angustia por los preparativos para el casamiento de Nico y Malvina, que sería el siguiente viernes. Alex resultó ser un hombre encantador, y muy divertido, aunque la extraña amnesia que padecía dificultaba un poco la construcción del vínculo.

Él le había contado lo que sabía de su enfermedad: un día había sido encontrado en un parque, totalmente desorientado. Lo único que recordaba era su nombre. Fue trasladado a un hospital, y de allí a la clínica del doctor Ambro-

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sio, donde descubrieron que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza; posiblemente había sido asaltado. Tenía una lesión que le había ocasionado la pérdida total de su memoria, pero ese no era el único síntoma del cuadro, sino que descubrieron además que tenía una disfunción en su memoria temporal. Toda la información que incorporaba la olvidaba a los pocos minutos, o a lo sumo en horas. Algunas veces lograba retener ciertos datos durante un día completo pero al despertar al día siguiente ya los había olvidado. Además de su nombre, recordaba también cómo tocar la guitarra, y era por eso que muchas veces creía estar componiendo una canción, cuando en realidad se trataba de recuerdos borrosos de canciones conocidas.

Aunque era algo desesperante, dejaba de preocuparse al olvidar también el diagnóstico médico. Para poder ir reconstruyendo su memoria, habían implementado un sistema de anotaciones: cada cosa importante que iba incorporando la anotaba en un papelito antes de olvidarla. En la habitación de la clínica en la que vivía, tenía un gran cartel donde habían escrito lo que le había ocurrido, el diagnóstico y las instrucciones del tratamiento. A partir de todos los papelitos con anotaciones, cada día intentaba reconstruir lo que le había sucedido, y todo lo que fue viviendo a partir del accidente. Felizmente había logrado algunos avances; ya hacía un tiempo que al despertar recordaba estar amnésico y también la clínica donde se estaba tratando.

La relación con Cielo fue creciendo a pesar de esta dificultad. Se veían dos veces por semana, cuando ella concurría a su propio tratamiento en la clínica. También empezaron a hablar por teléfono, y a encontrarse para charlar. Alex había anotado con letra bien grande en sus papeles: «Conocí a Cielo, la chica más hermosa que vi en mi vida, dentro de lo que recuerdo. También es amnésica y somos amigos. Por ahora».

Casi Angeles Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora