El Trueno de abajo

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Bella POV

-Alice ¿Edward me vio con esto?- grité desde el baño mientras me quitaba el corsé y me ponía un atuendo que Rosalie me había escogido. Era un top verde y una minifalda blanca que hacía ver mis piernas demasiado largas. Era buena, realmente tenía buen gusto. Abrí la puerta y vi que ambas estaban riéndose como locas.

-No te preocupes Bella, solo me escucho pensando 'tengo que cubrir a Bella' así que todo está bien. Sigue teniendo pequeñas sintonías pero después nada, como si fuera un celular del cual no consigues sintonizar con el servicio. Rosalie y yo vamos a molestarlos un poco. Estuvimos cantando en nuestras cabezas 'Pirata siempre ser' para que sepan que sabemos donde están. Eso tuvo que haberlos espantado y darnos el suficiente tiempo como para nuestra tarde de shopping y disfrutar del show sin interrupciones.

Se cambiaron a una velocidad increíble. Rosalie tomó su cartera y se aseguró de tener el suficiente dinero. Se giró hacia Alice.

-Dinero.

– Listo.- le respondió Alice.

-Entradas.

–Listas.- luego me miraron a mí.

-Una desinformada Bella.

– ¡Lista!- y sin otra palabra, nos fuimos.

Tenían las mejores tiendas en el hotel. Fuimos a Gucci, Prada, Fendi y a Dior. Alice parecía una niña en una juguetería. Si pudieran haberse comprado uno de cada casa y color, lo habría hecho. Rosalie amaba las carteras, por lo que se pasó gran parte del tiempo eligiendo aquellas que combinasen con sus zapatos y los trajes que traía Alice.

Rosalie terminó escogiendo un vestido strapless de color rojo fuego, era bien simple pero era ilegal que una persona con su cuerpo lo usase. Encontró unos tacos altos y una carterita dorada haciendo juego. Alice se llevó una falda verde esmeralda con un sweater en la gama y una camisa estampada debajo del mismo y escogió unas chatitas plateadas.

Mi vestimenta era algo que jamás hubiese escogido para mí, pero tenía que admitir que al ponérmelo me sentía una multimillonaria. Era un simple vestido negro con los hombros al descubierto. Rosalie me había puesto un corsé, para afinar aun más mi figura. Para darle un último detalle al vestido, este tenía un lazo con un moño debajo de la línea del busto. Era hermoso.

Rosalie dedicó una ahora a buscar un par de zapatos que se vieran sexies y que no corriera peligro de tropezar o caerme de ellos. No era una tarea fácil, para alguien tan torpe como yo, pero al final los encontró. Eran de cuero negros con la punta en pico y un taco de unos 6 centímetros. Antes de que me los comprasen, pedí dar una vuelta por la tienda, para estar segura. Me estaba divirtiendo demasiado como para terminar en una sala de emergencias.

Alice miró a su reloj. -Wow ¡El tiempo vuela cuando compras! Tenemos que irnos- Se giró hacia la empleada de la tienda -¿Podrías asegurarte de que la ropa que vestíamos vuelva a nuestra habitación?- La joven asintió con su cabeza. Le saludamos y nos dirigimos hacia el lobby.

Ni bien salimos a la puerta del hotel se nos acercó un hombre de traje. -Señorita Bella, mi nombre es Rocco y seré su chofer esta noche- detrás de él había una enorme y lustrosa limusina negra. Rocco era bastante apuesto y cuando me volteé hacia las chicas, supe por sus miradas que opinaban igual Alice debía haber pago extra por que él fuera nuestro chofer.

La Limosina era fabulosa; asientos de cuero, una pequeña televisión, una botella de champagne y tres copas de cristal esperando a ser llenadas.

Rosalie tomó las copas, las llenó y rápidamente me pasó una a mí y la otra a Alice. Levantó su copa y dijo -Por la nueva integrante de la familia. Que Edward y tu se amen por toda la eternidad y con suerte Alice y yo te daremos una noche que jamás olvidaras. ¡Te queremos Bella!- y así chocamos las copas y bebimos el champagne

Vampiros en las vegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora