Cuenta la vida de una chica un tanto diferente al resto, a la que le suceden cosas de cualquier tipo que poco a poco va afrontando . También se le cruzan de por medio varios chicos que hacen que la protagonista pierda la cabeza.
La cena surgió tranquila hasta que su hermano sacó el tema de su cumple. -Oye Daniela, ¿que tienes pensado hacer para tu cumple? - Pues nada... celebrarlo con mis amigas como siempre -Podrías invitar a mis amigos también... Y ya entonces saltó su madre... -¿Como qué? ¿Celebrar tu cumple después de la que me has montado hoy? ¡No no, ni hablar! -¡Mamá pero es mi cumple! -Ese será tu castigo, te guste o no. -Mamá no me puedes hacer esto, no salgo casi nunca de fiesta, solo te pido ¡Qué me dejes celebrar mi cumple! -No hay más que hablar, así para otra vez espabilas. Daniela se fue corriendo a su cuarto, se tumbó en su cama frente a la ventana donde se veía un perfecto atardecer tras los edificios y entre las sábanas empezaron a caer sus lágrimas hasta quedarse dormida. Al rato entró su hermano en su habitación, se sentó en la cama alado suyo despertándola y la dijo susurrando... -Tranquila Dani, yo intentaré convencer a mamá. -No la vas a convencer Adrián, ya sabes cómo es cuando se pone cabezota... ¡Y claro que invitaría a tus amigos! Mis amigas estarían encantadas -Tú déjamelo a mi. (La guiñó un ojo y se fue de su cuarto)
Adrián el hermano de Daniela era un chico muy atractivo al igual que su hermana, era muy comprensivo con ella y la mimaba cuanto podía, solo que normalmente estaban muy distanciados, él se pasaba todo el día trabajando y apenas la veía, pero el quiere a su hermana con locura y le sienta mal verla así. Daniela volvió a dormirse hasta el día siguiente.
A las 8.00 AM sonó el despertador y Daniela se levantó para ir al gimnasio como cada día. Desayunó, se vistió y preparó la mochila para ir al gimnasio sin interceptar palabra con su madre, cogió las llaves y se fue. Entró al gimnasio y como cada día hizo la rutina de pierna que le tocaba.
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Daniela en el gimnasio, como en la calle no pasaba desapercibida, si no todo lo contrario, muchos chicos intentaban hablarla y coquetear con ella, pero Daniela se ocultaba en la música de sus cascos, siempre, pero... esta vez resultó que se quedó dormida y se le olvidó cargar su iPhone por la noche, así que hoy no habría música. Se le acercó un chico, esta vez rubito, fuertote y muy guapete y le preguntó... -Hola, ¿te queda mucho con esas mancuernas? -¡Hola! Pues... me queda una serie y acabo. -¿Y a que hora terminas de entrenar? Daniela sorprendida responde: -¿Y esa pregunta a que viene? - Por nada, por nada. Ambos continúan con sus ejercicios, hasta que Daniela termina con las mancuernas y se las cede, entonces este pregunta: -Oye, ¿y cuántos años tienes si no es indiscreto...? Yo te echo unos 25... -¿25? Son muchos... -¿23? -Voy a hacer 21 dentro de dos semanas. -¿Enserio? ¿Eres de mi edad? No me lo creo... ¡Yo cumplo los 21 este mismo finde! -Sí, enserio. ¡Qué casualidad! Pues bueno, felicidades , ya que supongo que no te veré antes de tu cumple. -¿No nos vamos a ver? Bueno, podemos hacer que nos veamos el día de mi cumple, si te apetece, haré una fiesta en mi casa, puedes venirte con alguna amiga. Yo me llamo Maik, encantado señorita. (Ofreciéndola la mano) -Encantada Maik, está bien se lo diré a mi mejor amiga a ver si se apunta. -¡Estupendo! (Sonriendo de oreja a oreja)
Se dieron los números de teléfono para concretar detalles. -Vale, pues allí nos vemos que me tengo que ir, ¡adiós Maik! -Adiós guapa, ¡hasta el sábado!
Daniela se fue a las duchas, se vistió y volvió a su casa, allí cogió las cosas de clase y sin decirle nada a su madre se fue. Daniela estudia fisioterapia en La Complutense aunque ella también es entrenadora deportiva. La mañana transcurría aburrida como siempre, quitando ese pequeño acontecimiento en el gimnasio; Se le ocurrió poner a cargar su teléfono ya que lo tenía apagado desde anoche para ver si tenía alguna notificación. Descubrió que la había hablado el chico rubito de su gimnasio simplemente para saber si había convencido ya a su mejor amiga para acudir a su fiesta de cumpleaños. Daniela no le respondió, es más no tenía intención alguna de ir.