Cuenta la vida de una chica un tanto diferente al resto, a la que le suceden cosas de cualquier tipo que poco a poco va afrontando . También se le cruzan de por medio varios chicos que hacen que la protagonista pierda la cabeza.
-Podemos hacer algo juntos, si quieres... -Tengo que cambiar el rodamiento de mi bici, ¿te apetece ayudarme? -¡Claro! No hay cosa que me apetezca más. -Ven, la tengo en el salón. (Cogiéndole la mano y tirando de él)
Ambos se ponen manos a la obra, desmontan la cadena llenándose de grasa las manos y Edu se encarga del resto. Daniela se sienta en el suelo frente a él y lo mira atenta (siempre le ha resultado interesante estas cosas), Edu se da cuenta que Daniela le está prestando atención y la mira fijamente, la toca la mejilla con dos de sus dedos llenos de grasa. -¡Pareces una india! Bueno todavía no. (Vuelve a hacer lo mismo en su otra mejilla) Ahora ya si. -¡Oyeeeeee!
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Daniela se dispone a poner sus dos manos en la cara de Edu, pero él la para, entonces mancha su camiseta y sus musculosos brazos, cuando este trata de pararla ella se escapa y finalmente consigue mancharle la cara. Edu se quita la camiseta y se limpia la cara con ella, Daniela aprovecha para escaparse y echa a correr por toda la casa, él la persigue hasta su habitación donde la coge agarrándola de las muñecas y la tumba en la cama, él se sienta encima suyo agarrándola los dos brazos y agacha su cabeza dispuesto a besarla cuando se oye la puerta de su casa. -¡Hola cariño, ya estoy en casa! -¡Mamá! (Poniéndose de pie junto a Edu) -¿Que hacéis aquí? -Nada mamá, estamos buscando una llave para arreglar la bici. -¿Y que haces en bragas y con la cara sucia? -Antes me ha dado un masaje. -¿Y qué? (Mirándola con desconcierto) -¡Mamá es Edu! -Vale vale, ya os dejo solos...
Edu la mira divertido, Daniela lo mira enfadada. -Qué simpática tu madre jajajaja -¿Será ironía no? -¡No! De verdad, ¡me cae bien! -Anda pelota... Vamos a terminar con la bici.
Era ya la hora de cenar: -¿Te quedas a cenar verdad? Te lo debo... -Si me prometes que un día iremos a andar en bici. -¡Hecho! -Bien, ¿y que hay de cena? -Pediremos una pizza, ¿te apetece? -¡Claro!
Daniela no sabía cual de las dos cosas estaba más buena, pero lo único que se comió esa noche fue la pizza. Al terminar de cenar y aún sentados en la mesa, Daniela se apoyó en el brazo de Edu, estaba ya cansada, y éste la acogió en su regazo y le besó la frente con todo el cariño del mundo.
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-Venga Dani, me voy a ir ya que necesitas dormir, mañana será otro día. -Jooooo, se me ha echo la tarde taaan cortita... -No te preocupes, otro día repetimos.