20. Las Ruinas del Futuro

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El escalofrío recorrió toda la columna de Ginny ante el toque del rubio, era completamente extraño, jamás hubiese imaginado que algo así pudiese pasar, no con todas aquellas palabras duras que le había dedicado respecto a lo espantosa que le parecía, a que jamás por ninguna circunstancias yacería entre sus piernas, como ya lo había hecho, Draco Malfoy la había poseído como nadie antes lo había hecho, y le pertenecía más de lo que ella quisiera pertenecerle.

Observó a otro lado, un poco confundida y dolida, había permitido lo que una vez se prometió que no haría, y ahí estaba él, tocándola para demostrar su posesión sobre ella, como si jamás le hubiese dicho que le parecía la mujer más repugnante de todas, que jamás existiría un hombre al que le volviera loco, ahí estaba él, acariciándole la pierna, riendo con sus amigos.

—Ahora vuelvo –se puso de pie y se alejó.

Los tres hombres la observaron confundidos, Neville le hizo una señal, de que tenía que ir detrás de ella, así que sin importarle más, fue apresurado tras ella.

—Ginevra –la sujetó del hombro.

—En seguida voy –contestó un poco agitada.

—Bueno, entonces te espero ¿bien? No quiero que estés sola, alguien...

— ¿Por qué yo? –Lo observó confundida –de todas las mujeres ¿por qué te acostaste conmigo? ¿Te di tanta lástima que...?

—No, ¿por qué no tú? –Le atacó con otra pregunta –dime, ¿por qué no tú, de todas las mujeres? Eres hermosa, Ginevra y sé que fui el mayor de los idiotas al decirte que no eras lo suficiente atractiva, cuando sabía que lo eras, tal vez... era para mantenerte segura –acarició su mejilla –me vuelves loco, en todo sentido de la palabra, desde cuando eres una cabeza dura, hasta cuando sonríes tiernamente pensando que no te ve nadie, cuando te enfrascas en tu trabajo y frunces el ceño en señal de frustración –acarició su frente y su nariz –cuando me abandonas porque crees que es lo mejor para mí –se acercó a ella –escúchame, tú eres lo mejor para mí, te quiero a mi lado para toda mi vida ¿te queda claro?

— ¿Y Pansy? –lo observó dolida.

—Iré por ella, la rescataré, porque le debo eso, pero no porque le ame ¿eso te deja tranquila? Eres la única mujer que quiero en mi vida, Ginevra, y perdón si tardé mucho en darme cuenta de ello –la besó y aprisionó contra la barda.

Se alejaron cuando alguien carraspeó ante la escena, Draco observó a Sirius y sonrió incómodo

—Consigan un cuarto, chicos –dijo un hombre detrás de Sirius, tenía voz áspera como un ladrido, olía a sangre, sudor y mugre, tenía la piel peluda, y era bastante desagradable.

—Basta, Fenrir –contestó Sirius –vamos a que me digas que tal tú encomienda.

Se alejaron de ahí. Acarició la mejilla de Ginny cuando se puso pálida y perdió un poco el equilibrio.

—Tranquila, mi amor, está bien que ese hombre sea feo pero...

—Es él –contestó y sus ojos se abrieron como plato se llenaron de lágrimas y después se derramaron por sus mejillas –es ese hombre –su respiración se agitó, sujetó el arma que Draco tenía en el cinturón y la apuntó hacia el hombre.

—Ni siquiera sabes disparar –murmuró Draco quitándole el arma –Ginevra ¿estás segura de que es él? –acarició su mejilla con su pulgar.

—Completamente –murmuró –jamás voy a olvidar su rostro cuando estuvo frente a mí aquella vez.

Draco gruñó ante el recuerdo del relato, ese hombre había violado a una niña y no obstante, había intentado abusar de Ginevra, agradecía al desaparecido Barty por haberla librado de ese hombre.

Río Escarlata || DrinnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora