14. Una Sentencia Inequívoca

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El hombre al que la mujer llamó Goyle, la sujetó del cabello y la arrastró hasta un bonito árbol, si no se equivocaba, era un sauce llorón, era el único árbol bajo esas rocas que parecían que con cualquier brisa por suave que fueran caerían en picada hacía el árbol.

Cayó de bruces sobre el lodo cuando la aventó. Había un poste de concreto puro, que le llegaba al hombro al hombre, había una cadena lo suficiente larga como para que rodeara medio sauce, le colocó la cadena con las esposas y le sonrió arrogante el hombre.

—Te sentirás como en casa –se burló –como la cerda que eres –volvió a empujarla haciendo que cayera sobre su trasero.

No dijo nada, simplemente se limitó a verlo alejarse, su caminar era engreído, pero algo le decía que si las cosas hubiesen sido completamente diferentes, Goyle pudo verse muy valiente por ser el encargado de llevarla ahí, pero... si hubiese sido atrapado por La Orden, estaría llorando y probablemente se hubiese meado en sus pantalones.

oOo

Luna observó a Draco, se suponía que estaba vigilando, pero sabía que su mente estaba junto a la chica encadenada al sauce, Pansy también observaba a Draco y su semblante ausente, cosa que la hizo enfadar, Luna sentía pena por ambas chicas, la primera por ser encadenada al sauce, una vez la habían castigado y Remus le había encadenado al lodo, no había sido la experiencia más bonita de su vida y eso que sólo había pasado tres horas ahí, no se imaginaba una cantidad más grande, ya que siempre solían tardarse en programar los juicios, así que máximo, estaría atada una semana, sino es que dos.

—Draco –lo reprendió Pansy, pero el rubio ni siquiera le prestó atención.

Luna tuvo que morderse el interior de la mejilla para no reírse de la expresión de su amiga, estaba celosa y furiosa, al inicio ella misma la había convencido de que sólo era su imaginación, pero... hoy se había sorprendido al ver que la intuición de Pansy era bastante buena, y... a pesar de que en un inicio permitió las pequeñas venganzas de Pansy para con la pelirroja, ahora estaba en un lugar neutro, y si tenía que elegir un bando, elegiría el de Draco y su pelirroja, porque... la chica tenía que ser diferente a lo que todo mundo pensaba ahora, al lograr enamorar a Draco, que difícilmente, ponía sus ojos en otras mujeres.

— ¿Puedes cubrirme? –le preguntó a Luna y esta asintió.

—Draco –lo sujetó Pansy –no vas a ir con ella ¿cierto?

—Por supuesto que no –frunció el ceño –la próxima vez que la vea, quiero que sea cuando su cuerpo esté sin vida colgado –soltó furioso.

—Bien –asintió más tranquila la chica.

—Intenta no tardarte, Remus vendrá a ver que todo esté en orden en media hora.

—No me tardaré.

Desapareció por la cueva, y sus pasos lo llevaron hasta una parte alejada, pero aun así, podía ver a la pelirroja atada, siempre los vigilaban desde ese punto, para que no pudiesen verlos pero ellos sí, para ver si estaban intentando escapar, pero Ginevra estaba sentada sobre el lodo, con la vista baja, sabiendo que no podía tener la cabeza erguida, porque no había nada de dignidad en lo que había hecho, le había mentido, se había ganado su confianza para que la llevara ahí, y era la persona más peligrosa sobre todo el país, y había arriesgado todo, por una basura como ella.

Avanzó hasta la oficina de la profesora McGonagall, estaba sentada, revisando un par de cosas, le sonrió apenada en cuanto lo vio.

—Me alegro que estés vivo y aquí, no te preocupes, no te acusaremos por traición, si es por lo que estás aquí.

Río Escarlata || DrinnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora