Hoy me desperté
bañada en sudor frío,
agitada, confusa, abatida.
Mis ojos, lentamente,
examinaban en entorno
en busca de algo
que me asegurase el estar despierta.
Mi corazón latía fuerte,
veloz, desbocado;
mis manos, sudadas,
temblaban,
mientras acariciaban
mi agitado cabello,
mientras yo aclaraba mis ideas.
Entendí entonces
que había tenido una pesadilla,
un mal sueño traicionero.
Me levanté deprisa,
intentando olvidar aquello
y me preparé para el nuevo día.
Mas no sería un día bueno,
pues ahí estaba la pesadilla,
acechando, sigilosa,
ocupando mis pensamientos,
tortuosa.
Cayó la noche,
tras un día agitado
de pensar y pensar
en aquel mal sueño.
Entonces comprendí
que todo aquello
era un modo de mostrarme
uno de mis mayores miedos.
El abandono por parte del ser amado.
Una vez lo entendí
volví a acostarme entre
las cálidas mantas,
cayendo en un nuevo sueño.
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Palabras Calladas ©
Puisi-Aquí, en este diario, escribiré todo lo que tanto yo como miles de personas mueren por gritar a los cuatro vientos.