La mañana estaba pasando bastante tranquila. La gente entraba a comprar a la tienda y se llevaban las prendas que estaban en liquidación.
Ese día mí amiga Lauren lo tenía libre, la pobre tenía una terrible gripe y lo mejor era que tomara reposo.
Por otro lado el dueño, estuvo toda la mañana "supervisándonos". Yo creo que más bien no tenía más dinero para ir a jugar al casino, así que decidió quedarse en el local.
Cosa que casi nunca hacía.
No me molestaba tampoco, quizás le serviría que viera que el negocio marchaba aunque teníamos tan pocas cosas para vender. Y así quizás (porque soy de las que le alberga esperanza aunque sea mínima) declinará de cerrar.
Una de las cosas que me estaba sucediendo, es que a veces sentía brotes de estados de animos, asi como me daba sueño, a veces tenía ganas de llorar y estos últimos días tenía mucho enojo.
Las veces que vi pasar a Leonard por el mostrador me mordí la lengua y me contuve mucho de no decir una sarta de palabrotas, y me estaba doliendo la garganta de aguantarlo.
— ¿Todo bien? – me preguntó mi "jefe". ¿Por qué siempre pasa que cuando quieres evitar una situación se presenta igual? Estoy segura que mi mirada asesina lo intimidó, porque estaba desconcertado.
—Sí. – solté y me tomé una buena bocanada de aire. – De hecho no, nada está bien. – detuvo su andar para girar a mirarme, abrió y cerró la boca cuando levanté mi mano. – Creo que te respete demasiado para mi gusto. Lo que estás haciendo es...muy injusto. – me comenzaba a picar los ojos. – Estoy embarazada jefe, y me estas dejando sin trabajo y sin demasiadas opciones. – me mordí los labios antes de seguir, no quería llorar.
—Lo- Lo siento. Yo no- no lo sabía.
—De todas formas ya lo tienes decidido, y...no voy a echar broncas ahora, aunque lo mereces, de verdad que sí. Simplemente quisiera que supieras que no todas teníamos más opciones y mucho menos yo en mi estado. Espero que con eso puedas dormir. –sin más agarre mi chaqueta, rodee el mostrador y salí del local sin esperar ninguna respuesta a cambio.
De reojo había podido ver a Jessica, la otra chica encargada del local mirarme perpleja.
A la mierda todo, tienes 10 puntos!. – Mi subconsciente me palmeó la espalda.
No les voy a negar que un poco me alegré al verle la cara de culpable a Leonard, pero no solo le dije aquello por mí. Tenía otros motivos para que tuviera que meditar, y estaba satisfecha de haberlo soltado.
Escuché música mientras viajaba en el bus. Y sonreí al recordar mi reciente amistad con mi vecino. Me alegra haberlo conocido, alguien con quien tener una charla de vez en cuando en el vecindario.
Al llegar a casa le teclee avisándole a Lauren lo que acababa de hacer, no pasó un minuto que llamó.
—Literalmente lo mandaste al demonio. – dijo la morena al otro lado.
—Algo así amiga. – me sonreí. – Hola querida Lauren ¿Cómo está ese resfriado?
—Una inyección es la mejor solución para estos malditos catarros. Estoy mucho mejor. Hola amiga. – la sentí sonreír. – Sigo en shock por lo que le dijiste.
—Bueno...lo merecía. Igual fui yo quien abandone el puesto de trabajo...no sé si será buena idea ir mañana.
—No te preocupes por eso ahora amiga, mañana voy al trabajo y te llamo si dice algo al respecto. ¿Cómo te sientes?
—Gracias Lauren. El sentimiento sin dudas es de alivio.
—Se lo tenías que decir, una de todas las que estamos allí tuvo el coraje.

ESTÁS LEYENDO
Sin Contrato
Teen FictionLa vida nunca deja de sorprender a ningún ser humano. Ni Annie, ni a Stephen se aplican las excepciones. Historias salen a luz, retos y desafíos siempre serán parte del camino. y el amor, nunca debe faltar, si no nada tendría sentido.