En medio de la noche oí que algo sonó, y al rato, un buen rato pasó que Stephen se fue.
Claro que quería que se quedara hasta que amaneciera, pero...siempre existe un pero, él tuvo que irse.
Quizás se las estaba cobrando cuando yo lo dejé sin ninguna explicación...porque esto es igual.
Con mi taza de té humeante me acerqué a la ventada del comedor, simplemente a mirar el amanecer. Odio admitir que desde que se fue no pude dormir.
Quizás algo le había pasado...bueno, convengamos que ese algo puede ser que se haya dado cuenta con quien dormía, y el estado de la persona con la que dormía.
Tomé mi chaqueta, y salí directo al trabajo.
La parada de bus estaba muy recurrida, las mismas niñas que iban a clases, las mismas caras largas de la gente, con ese dejo de stress en sus miradas, como cansados.
Cuando llegué, fui la primera en estar parada en la puerta del local...algunas chicas de otras tiendas pasaban y saludaban amigablemente. Cuan cotidiano era esto, ver las mismas caras todos los días, a la misma hora...y en los mismos lugares. La única persona fuera de ese esquema era Stephen...nunca sabía nada de él, todo era fuera de mi alcance.
No teníamos muchos amigos en común, salvo John. Y Lauren parecía no estimarlo mucho...pero a mi él me llamaba tanto la atención.
—Hola a mi persona favorita y a mi sobrino. – dijo Lauren tan cariñosa. Por primera vez tocó mi panza. – Yo creo que ya hay algo sobresaliendo allí. – dijo mirándome fijamente. – Sí definitivamente se está asomando.
—Estas alucinando. – ella sonrió.
—Ansío tanto ver esa barriga crecer.
—Pues yo deseo prepararle sus cosas. – solté sin pensarlo. – Tengo que conseguir otro trabajo Lauren. No es que éste no me rinda, pero...tengo gastos que afrontar, y si Leonard sigue así...no sé adónde iré a parar.
—No quiero poner presión, pero debes decirles a tus padres.
—Creo que debo esperar las fechas de vacaciones y hacer ese viaje. – las demás chicas del local llegaron, pero el jefe brillaba por su ausencia.
Casi las 9 am, y todas seguíamos esperando que abrieran el lugar.
—Esto debe ser una maldita joda.
—No te alteres. – me decía Lauren con el teléfono al oído esperando que el maldito jefe atendiera.
¿Es que acaso no tenía un poco de respeto por nosotras? Pues...que puedo esperar de un tipo que no le importaba ni siquiera los hijos.
—Creo que mejor voy a comprar algo para tomar. – ella siguió colgada al teléfono y yo me adentré a la primera cafetería abierta en medio de la peatonal.
— ¡Pero qué bueno es verte nuevamente!
—Hola Gabriel. – saludé al dueño de la cafetería, él me conocía desde que había empezado en el local. Todos los días llegaba temprano, el primer desayuno del bar era el mío.
—Puedo acusarte de abandono, hace más de un mes que no has venido a tomar lo tuyo.
—Lo sé, te he tirado por los desayunos en casa. –él carcajeó. – Se llama ahorrar.
—Eso es inteligente nena. No quiero ser mal educado pero te veo diferente. – le sonreí amable.
—Puede que sí.

ESTÁS LEYENDO
Sin Contrato
Teen FictionLa vida nunca deja de sorprender a ningún ser humano. Ni Annie, ni a Stephen se aplican las excepciones. Historias salen a luz, retos y desafíos siempre serán parte del camino. y el amor, nunca debe faltar, si no nada tendría sentido.