Este juego de miradas era desafiante.
Por si les pica la duda, me ha dejado totalmente fuera juego con esa pregunta.
—No entiendo. – le dije. - ¿Qué clase de pregunta es esa?
—Sí o no. No es tan complicado.
—Depende tus razones para saberlo. – se agarró la cabeza, y fregó su frente de forma frustrada. –Llevo casi tres meses, y no, no es una idea que yo tuviera. No va con mis principios...
— ¿Y por qué otras sí lo hacen?
—No lo sé Stephen, pueden haber millones de razones. ¿Quiénes somos para juzgarlas? – dicho esto él se levantó y me encaró.
—No entiendo al tipo que te dejo, y no entiendo por qué sigues adelante con esto, con tu vida y tu bebé, no entiendo como otras personas sólo se deshacen y siguen sus vidas...no entiendo nada Ann, me gustaría poder saber ¿por qué las personas hacen eso?
Me encogí de hombro, era una especie de niño desesperado buscando una respuesta, que yo no podía dársela.
— ¿Por qué me preguntas eso?
—Porque me... - aspiró fuerte y exhaló - hay cosas que no sé cómo tomarlas. – Realmente estaba frustrado.- se sentó de nuevo en las escaleras, las luces de la calle nos alumbraban.
Cerré la puerta de entrada, y le tomé la mano para que me siguiera.
En el comedor le indiqué que se sentara, y me propuse a preparar una taza de té para cada uno. Creo que leí por ahí que es bueno para estos momentos.
—Aquí tienes azúcar, y algo caliente pasa pasar este rato. – él tomo la taza una vez que las coloqué sobre la mesa, ambos endulzamos el líquido y tomamos el primer sorbo casi al mismo tiempo.
El humo de la taza de té perfumaba el ambiente.
—Gracias. – dijo al rato. – No sé cómo lidiar con ciertas cosas. – casi recostado en la silla miraba la ventana.
— ¿Paso algo? – su mirada se dirigió a mi persona, por un momento creí que me estaba por mandar la misma mierda por preguntarle eso. – No tienes que decirme... – cerró sus ojos por un momento, segundos estuvo estático, y luego de un suspiro volvió a mirarme.
—Mi prima tuvo un aborto. – abrí y cerré la boca, yo no conocía a la chica y no podía decir nada de eso.
—Lo siento. – fue lo único que se me ocurrió. Sonrió de forma irónica.
—Me gustaría que lo lamentara ella y la persona que la persuadió a hacerlo.
—Sólo tienes que estar con ella en este momento.
—Lo hice, y no me siento cómodo con eso.
—Bueno.
—Gracias por el té, yo...me voy a casa.
Asentí, y lo vi bajar las escaleras para escuchar como último el sonido de las puertas.
La cosa es que...algo le pasaba al chico, y entendía a la perfección que la situación en la que estaba pasando, la prima no estaba bien, y mi mejor consejo fue que le hiciera compañía.
No puedo juzgar a la chica, no soy quien para hacerlo, simplemente pienso que cada uno toma decisiones en su vida y tienes que vivir con ello, hasta el día que tengas que partir.
Sólo esperaba que la chica se recuperara y él pudiera sentirse mejor.
Había pasado la semana, y puedo asegurarles que los días eran demasiado cortos para las cosas que estaban sucediendo en el trabajo.
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Sin Contrato
Teen FictionLa vida nunca deja de sorprender a ningún ser humano. Ni Annie, ni a Stephen se aplican las excepciones. Historias salen a luz, retos y desafíos siempre serán parte del camino. y el amor, nunca debe faltar, si no nada tendría sentido.