Manera n° 12.

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"Necesito un paseo en bicicleta" pensaste. Quizá sería bueno para aclarar un poco la tensión que sentías por la próxima vuelta a clases y algunos problemas sin importancia. Pediste permiso y sacaste la bici de donde la tenías guardada.

Apenas llegaste a la calle cuando te subiste y empezaste lentamente a pedalear, la calle estaba casi desierta y los hermosos árboles te daban sombra del sol terrible de aquellos días.

Rápidamente tu propósito se logró, lograste olvidar todos tus problemas... bueno... casi. Había uno que te acosaba desde cuando te levantabas hasta que te acostabas, incluso también en sueños. Algunos quizá no le hubiesen dado nada de importancia, pero habías intentado ignorarlo por varios años y resultó peor.

Ese vacío que sentías en tu corazón no era tan fácil de acallar, cada día lo sentías más y más, hasta el punto de que a veces te faltaba el aire cuando pensabas en ello.

Cada vez veías menos los hermosos detalles de la vida y casi no notabas nada de lo que pasaba en tu entorno.

-Lléva-llévame en tu bicicleta 🎶

Escuchaste ese y diste un respingo, alguien estaba cantando eso muy cerca.

-Oyeme chica llevame en tu bicicleta.

Ese chica claramente no iba en la canción, no había nadie más en la calle, por lo que te estaban cantando a vos.

Frenaste de golpe tu lento andar y alguien chocó contra tu bici con un "ouch".

Te diste vuelta y viste a un chico con el pelo bastante revoltoso en otra bicicleta, alzaste una ceja.

-Ehhh... ¿Hola? -dijo él bastante bajito y nervioso.

-Hola... ¿estabas cantando?

-Sí, pero no estaba cantando al aire, quiero decir -el pobre estaba tan nervioso que hablaba muy rápido -, es que... Dios, qué difícil... Soy tu vecino, y hace mucho tiempo que te venía viendo, y justo hoy te vi salir e hice lo mismo, y no se me ocurrió otra forma más inteligente de llamar tu atención.

Se sonrojó y bajó su mirada a la calle.

Esto te pareció muy tierno.

Y de repente, todo lo que veías gris se llenó de colores, de todas las cosas de las que no veías su hermosura te sorprendieron, y tu entorno pareció cobrar vida. Tu corazón se aceleró.

-Entonces... ¿damos un paseo en bici?

Él levantó la mirada con una sonrisa y asintió.

Ambos se fueron cantando.

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