Manera n° 19.

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Días oscuros, de frío y soledad.

Afrontar algo así de difícil era algo que nunca habías hecho. Y al parecer de todos lo estabas llevando bien, pero por dentro estabas mal, y eso se notaba sólo cuando ibas a dormir, cuando llorabas durante horas para después enrollarte y abrazarte para dormir.

Lo mismo pasaba en clases, nadie te notaba diferente, seguías ríendo y haciendo chistes, vos creías que todo estaba bien, que nadie lo notaba, que así era mejor.

Fue así hasta que encontraste una nota en tu banco, la tomaste y pensaste que era para otra persona, pero no, tenía tu nombre.

La abriste y te sentaste.

"Todavía no puedo saber qué es lo que hizo que la luz que antes había en tus ojos se esfumara. Todavía no sé qué es lo que te obliga a mirar hacia abajo cuando antes no lo hacías. Todavía no sé por qué estás triste y quiero averiguarlo. Quiero averiguarlo para que ya no sientas más tristeza."

Miraste hacia arriba y miraste a cada uno de tus compañeros, pero ninguno te miraba. No, no podrían haberse dado cuenta, era imposible, lo habías escondido bien. Nadie se fijaría tanto en vos.

Pero sí, había alguien que te observaba, que te miraba cada día, que quería hablarte hasta morir, una persona a la que le interesabas realmente.

Esa persona iba a seguir mandandote notas, una cada día que se vieran y dos más los viernes por los días que no iban a verse.

Querías hablarle, pero no sabías cómo, si le dejabas una nota en tu banco la leería cualquiera, si le escribías en la pizarra no sería muy cómodo para ninguno de los dos y si te ponías a revisar la letra de cada uno de tus compañeros y alguien te veía iban a tratarte de loca.

Querías conocer desesperadamente a esa persona que hacía que esperes ansiosa el primer timbre para volver del recreo y ver la nota del día.

Así que te decidiste, dejaste una nota en tu banco antes de salir que decía "realmente quiero conocerte, ¿quién sos?

Saliste con tu amiga a dar unas vueltas, cuando el timbre sonó empezaste a caminar lentamente, estabas nerviosa.

Cuando llegaste había una nota.

"Sí, creo que es tiempo de que sepas quién soy. Cuando toque el timbre de salida, esperame, no salgas."

Sólo eran un par de horas más, un par de horas en las que te las pasaste temblando.

Cuando tocó, le dijiste a tu amiga que se adelantara, todos habían salido ya.

Todos menos uno.

Ahí estaba sentado él, apenas a un metro de distancia, con su sonrisa y su pelo desordenados.

Se acercó lentamente.

-No me creerías si te digo quién soy.

-Creo que sos un loco que me acosa -dijiste seriamente, para después empezar a reírte- pero eso me agrada.

Maneras de conocer a tu Crush.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora