Dipper era conocido como > encerrado en su departamento, ahogando sus penas amorosas en helado y viendo telenovelas con sus gatos. Y Bill, un nuevo vecino, quiere conocerlo.
Dipper se encontraba tranquilamente viendo telenovelas, comiendo palamitas. Estas se encontraban por todos lados, y los gatos, de curiosos, las olían. Al ver que no eran para nada comestibles, se alejaban. Al parecer, las palomitas con sal del castaño no eran muy apetecibles.
—¡Oh, vamos!— Exclamaba a pesar de tener la boca llena—. ¡Hasta Onodera podría confesarse más rápido que tú, Ana María!
El español no era su fuerte, pero aún así le encantaba pronunciarlo. —¡A la lisiada no, escuincle babosa!—Comentó, mientras arrojaba palomitas al pequeño televisor.
Nada podía interrumpir su momento. Excepto el llamado de su "querido" vecino.
—¡Vecinirijillo~!—Canturreo Bill.
Dipper rodó los ojos, y se levantó a duras penas para abrir la puerta.
—¿Otra vez tú?
El rubio no esperó una señal afirmativa para pasar. Se abrió camino entre las palomitas y gatos, y se tiró al sofá, confiado.
Dipper gruñó, y se dirigió hacia donde estaba Bill.
—¿Y si te cuento sobre algún gato y ya?
Un brillo apareció en los ojos de Bill, mientras se llevaba las palmas de las manos a las mejillas.
—¡Cuento~!*
—Escoge un gato.
Bill se llevó un dedo a los labios, mientras trataba de elegir. Estaba por hacer un 'De Don Marin de Don Pingüe' mental pero un bonito «Gato Exótico» ganó su corazón.
—¡Este!
Alzó al gatito, y se lo mostró a Dipper, quien estaba distraído pensando en la falsa voz 'chillona y tierna' de Bill. El animal maulló y el castaño fijó su atención en él.
—¡Oh...! Él es Pato. Otro minino importante—la voz dramática ya había aparecido—. Me lo dieron luego de confesar mi gusto por los chicos. Algo... Que fue muy fuerte para la familia.
Se tomó un tiempo y suspiró. Bill se arrepentía de haber elegido justo a ese gato.
—Mis padres no lo tomaron bien. No podían creerlo, aunque en el fondo lo suponían. Pensaban que al ser tan desafortunado con las chicas, yo terminaría así, pero no se lo esperaban realmente. Yo tuve que explicarles que me atraía cualquier persona bonita, de corazón también bonito. Mabel dijo que eso sonaba infantil incluso para ella.
Dipper sonrió, al recordar la reacción de su hermana.
—Mabel fue una gran ayuda. Al enterarse, temió y se alegró por mí. Tuvo grandes charlas con mis padres, para que toda la familia pueda superar ese pequeño problema. Me amó como nunca antes lo hizo, aunque sonara algo imposible.
Tenía la intención de llorar, pero el agarre repentino de Bill, y las caricias que le proporcionaba a su pequeña mano, lo evitaron.
—Luego, cuando se fueron calmando las cosas... Fuimos a Gravity Falls. Allí viven mis dos tíos. Stan, al enterarse, se golpeó la cara con su mano, y se rió fuertemente. Me abrazó y dijo que no le importaba. Iba a seguir siendo su sobrino, me iba a seguir amando a pesar de todo. Nos ama demasiado. Le conté sobre mis "ex" y dijo que algún día me vengaría—Rió, nostálgico—. Debo presentártelo, te matará cuando te vea... ¡Ah!, y sobre el otro, Ford... Él me habló horas y horas de la Antigua Grecia, con la conclusión de que las relaciones entre hombres son más viejas que la Casa Blanca. Ambos somos unos cerebritos. En fin, en Gravity Falls, ellos y Mabel me regalaron a Pato. Ella eligió el nombre. Es... Un símbolo de mi amor por mi familia, y el amor de esta a mí.
