¿Estás enamorado?

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Kyungsoo observaba a Chanyeol, con la boca abierta. El ángel estaba sentado junto a él en el pequeño restaurante. Mientras su protegido escuchaba la animada conversación de Baekhyun, quien se había acomodado en la silla frente a él. Ambos comían un tazón de delicioso y humeante manduguk, aunque Chanyeol parecía disfrutarlo más, pues introducía cada mandu en su boca como si no hubiera comido en siglos. Por el contrario, el más bajo hablaba tanto como podía entre bocados, explicaba el origen de algunas flores, el proceso para crear híbridos, contaba historias sobre su infancia y adolescencia, y por qué había decidido estudiar botánica en la universidad.

—¿Está rico? —le preguntó el ángel a Chanyeol, lamiéndose los labios.

—Mhm... —respondió el más alto, masticando el gran bocado que acababa de meterse en la boca.

—¡Sí! Es muy interesante, porque las rosas eran usadas por los egipcios para decorar los baños... —prosiguió Baekhyun.

—¡Dame un poco! —exigió el pelirrojo, mientras sus ojos saltones viajaban del tazón, a la boca de Chanyeol, donde su protegido seguía introduciendo bocados, casi seductoramente.

—Mm... no —respondió el más alto, tratando de masticar, mientras sus ojos se fijaban en el delgado rostro del chico que parloteaba frente a él.

—¡Exacto! Es lo mismo que pensé yo cuando me preguntaron, pero estaba equivocado... —dijo Baekhyun, con una expresión emocionada en su rostro.

Así, Chanyeol pasó más de una hora manteniendo una conversación con ambos al mismo tiempo. Por suerte, el pelirrojo desapareció cuando Baekhyun dejó de hablar, y su última pregunta quedó flotando en el aire.

—Y a ti, Park Chanyeol, ¿qué te apasiona?

El chico se quedó mirando el tazón vacío frente a él. Nunca se imaginó que alguien le hiciera esa pregunta. Ni siquiera Minseok se interesaba en él de esa manera. Aunque era quizá su amigo más cercano, no hablaban mucho de sus asuntos personales. La mayor parte del tiempo, Minseok llegaba a contarle algo que vio en las noticias o en los periódicos. Como si supiera que Chanyeol no estaba, para nada, interesado en el mundo que los rodeaba, y tratara de mantenerlo al tanto de los acontecimientos más importantes. Quizá, eso despertara algo en él, porque Minseok sabía que su amigo no estaba del todo vivo.

Ahora, Park Chanyeol debía despertar un poco y decidir si respondía a la pregunta de Baekhyun con una mentira tonta, como que le apasiona el baile o los bollos de arroz, o decirle la verdad. Los segundos que usó para pensar, parecieron eternos.

—Bueno... yo... No sé. La verdad, no tengo mucho tiempo libre para explorar mis... pasiones —se escuchó un poco raro, pero era convincente.

—Pobre Park Chanyeol, trabajas muy duro —Baekhyun sonrió y deslizó su mano sobre la mesa, para rozar con sus dedos los de su nuevo amigo.

Un escalofrío recorrió la espalda de Chanyeol y media sonrisa se dibujó en sus labios. Aunque no pudo sostener la dulce mirada de Baekhyun, no retiró su mano. Era una sensación cálida, ser tocado por otro ser humano.

—¿Necesitan algo más? —interrumpió la mesera, juzgándolos un poco con la mirada.

—No, gracias. Estuvo delicioso —Baekhyun se enderezó en su silla y le sonrió a la chica, quien se sonrojó de inmediato.

Se despidieron afuera del restaurante. A pesar de que tenía el estómago lleno, Chanyeol sintió un vació mientras miraba cómo su nuevo amigo se alejaba. Aunque, ese vacío era diferente al que siempre lo acompañaba, ese vacío era de añoranza, de deseos desconocidos. No era un vacío existencial, era un vacío de calor, de aquella hermosa sonrisa, de aquellos ojos preciosos que lo miraban sin juzgarlo.

Maldito ángel de la guardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora