Te lo diré la próxima vez que te vea, ¿está bien?

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Park Chanyeol había recuperado el ritmo normal de su respiración, cuando Minseok regresó apurado, con una botella de agua en la mano.

—Bebe un poco. Te sentirás mejor.

El chico tomó la botella y puso la boquilla entre sus labios. Pero, cuando el líquido fresco estaba a punto de entrar en su boca, Kyungsoo apareció y le dio un golpecito a la botella, provocando que Chanyeol se mojara el pecho.

—¡Eh! ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —Minseok tomó una servilleta y se la entregó a Chanyeol, quien tosía a causa de la sorpresa.

No entendía bien cuáles eran los poderes del ángel, ni siquiera sabía si era real o no. Pero, al parecer, podía mover cosas también.

—Me voy por unas horas y te da un ataque de pánico. Eres un inútil, Chanyeol —el pelirrojo movió la cabeza y se sentó junto a él en la mesa de la cafetería.

A esa hora, estaba comenzando a llenarse con los hambrientos empleados de la compañía.

—¿Dónde estabas? —preguntó el más alto, tratando de limpiar su camisa con la servilleta.

—Pues... fui a traerte agua —respondió Minseok, un tanto confundido. Obviamente, no estaba al tanto de la presencia del ángel, y pensó que Chanyeol hablaba con él.

—¡Aish! Ya te dije que tengo cosas que hacer. Además, es agradable pasar un rato lejos de ti.

—Gra- gracias —dijo el chico, mirando a Minseok.

—No hay de qué —el más bajo sonrió. Se sentó frente a él en la mesa, sólo para examinarlo un rato con sus expresivos ojos—. Entonces... ¿cómo es eso de que estás enamorado?

Kyungsoo soltó una sonora carcajada luego de escuchar aquello. Chanyeol agradeció a todos los dioses que nadie pudiera verlo o escucharlo más que él.

—¡Esto se pone interesante! ¡Con que por fin lo admitiste, idiota!

—Bueno... yo... no lo sé con certeza.

—Es grandioso. Realmente grandioso, amigo —la sonrisa en el rostro de Minseok era más que sincera. A pesar de que Chanyeol nunca se había abierto emocionalmente con él, sabía perfectamente que no era un hombre feliz—. De verdad, me alegra mucho. Sabes que, si necesitas hablar, puedes contar conmigo.

Chanyeol asintió. Por primera vez, Minseok pudo ver cómo sus mejillas adquirían un intenso color rosado. No pudo evitar sonreír otra vez.

Obviamente, Chanyeol no volvió a mencionar nada al respecto. Se dispusieron a comer en paz, mientras Kyungsoo se lamentaba por no poder disfrutar de la comida humana. Había muchas preguntas que su protegido quería hacerle, pero no se atrevía. Además, todavía no estaba seguro de su existencia. Después de todo, Chanyeol seguía siendo Chanyeol.

—Te veo mañana, ¿sí? Procura respirar apropiadamente —Minseok se despidió de su amigo en la entrada del edificio, con una sonrisa y una palmada en la espalda, luego de otro día de aburrido trabajo.

Chanyeol asintió. Comenzó a caminar despacio hacia la parada del autobús. Sentía que flotaba en una nube. Sus pensamientos estaban dispersos, como si se desvanecieran. Admitir lo que sentía, le había traído una especie de claridad emocional, pero su mente seguía en conflicto.

—Estarás bien —le dijo Kyungsoo, quien se sentó junto a él en la banca metálica de la parada—. Deberías ir a saludarlo.

Era sólo una sugerencia, pero las manos de Chanyeol comenzaron a sudar.

Maldito ángel de la guardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora