El ángel de Baekhyun es poderoso

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Era como ver una estrella titilando frente a él. Así se sentía Park Chanyeol, cada vez que veía a Baekhyun. Había una deslumbrante belleza que provenía de su interior. La luz en sus ojos y la sinceridad de su sonrisa, eran muestra de ello. Chanyeol había bajado del autobús una parada antes, porque sentía que el vehículo no andaba lo suficientemente rápido. Quería ver a Baekhyun, más bien, moría de ganas de ver su rostro. Corrió tan rápido como sus largas piernas se lo permitieron. Aunque le faltaba el aliento, no dejó de sonreír.

Una sola cuadra, le pareció un kilómetro. Se detuvo afuera de la florería. Se agachó un momento, con las manos apoyadas sobre sus rodillas, para recuperar el aliento. Se acomodó las gafas y giró la cabeza para mirar adentro, por el aparador. Las luces estaban apagadas, todo parecía demasiado oscuro. En ese momento, su corazón latió de una forma diferente, con miedo.

Park Chanyeol empujó la puerta de cristal, estaba abierta, otro detalle que lo estremeció. Entró. A esa hora, Baekhyun siempre tenía las luces encendidas. Pero, todo estaba oscuro y en silencio. Su corazón latió asustado otra vez, al notar un par de jarrones rotos sobre el suelo, con las bonitas flores pisoteadas junto a ellos.

—Bae-Bae-Baek... —tartamudeó, caminando despacio para no pisar las flores.

Caminó hacia el mostrador, examinado todo aquello que las penumbras le permitían.

—¡Baek! —gritó por fin, rodeando el mostrador para ir a la bodega.

Un leve gemido hizo que todos los vellos de su cuerpo se erizaran. Corrió hacia la pequeña puerta y la abrió. Su corazón, que hasta ese momento latía desesperadamente dentro de su pecho, pareció detenerse. Sintió que un abismo se abría bajo sus pies. Una implosión. La belleza del mundo se borró frente a sus ojos.

Baekhyun estaba tirado en el suelo de la bodega. Temblaba. Chanyeol encendió la luz.

—Baek... —murmuró.

El chico intentaba cubrir con sus manos, una herida en su estómago, de la cual emanaba lentamente, un pequeño río de sangre.

—Chan... —logró decir, con los ojos llenos de lágrimas, y una mueca de dolor.

El pánico y el terror se apoderaron del más alto, paralizándolo por un momento. Kyungsoo apareció junto a él, con el rostro descompuesto, y sus hermosas alas desplegadas.

—¡Llama a emergencias! —ordenó, empujándolo para que reaccionara.

Park Chanyeol no supo qué hacer, las lágrimas inundaron sus ojos también. Cayó sobre el suelo y se arrastró hacia el cuerpo casi desvanecido de su novio.

—Baek...

—¡Llama a emergencias, idiota! —gritó el ángel, acomodándose a los pies de Baekhyun, para cubrirlo con sus alas.

Gracias a esa extraña energía que el pelirrojo infligía sobre él, Chanyeol reaccionó. Sacó el teléfono de su bolsillo y pidió una ambulancia. La escena frente a sus ojos se transformó, de algo trágico, a un hecho milagroso. Mientas Kyungsoo cubría las piernas de Baekhyun con sus alas, otro ángel apareció junto a su cabeza. Su rostro era más amable, aunque parecía serio. Su cabello rubio parecía tan suave como el algodón, y su piel, un poco más oscura que la del pelirrojo, contrastaba con el brillo extraordinario de sus alas blancas. El nuevo ángel intercambió miradas de complicidad con Kyungsoo, y procedió a cubrir el resto del cuerpo del herido. Mientras Chanyeol se sumía en el terror, e intentaba sostener la mano de Baekhyun. Ambos ángeles entraron en una especie de trance, con los ojos cerrados, murmurando una oración en un idioma desconocido.

El tiempo parecía haberse detenido. Park Chanyeol no podía procesar lo que estaba pasando. Sus ideas estaban en pausa, mientras su corazón se rompía lentamente dentro de él.

Cuando la ambulancia llegó, Chanyeol estaba fuera de sí. Ni siquiera podía moverse. Los paramédicos le hacían mil preguntas, pero él sólo podía escuchar los murmullos a su alrededor. Los ángeles seguía ahí, cuidando de Baekhyun, pero el chico alto ya no podía verlos.

El escenario a su alrededor cambió otra vez. No se percató del momento en el que los paramédicos lo levantaron del suelo, y lo encaminaron hacia la ambulancia, donde descubrieron su brazo para inyectarle algo que lo tranquilizara. Baekhyun estaba tendido en la camilla frente a él, con una máscara de oxígeno cubriendo su precioso rostro. Uno de los paramédicos lo inyectaba también, y otro más intentaba detener la hemorragia en su abdomen. Fue en ese momento, cuando sus emociones se presentaron, destrozándolo por dentro.

—¡Baekhyun! —gritó, intentando abalanzarse sobre él. Pero un paramédico lo detuvo.

Chanyeol miró a los dos que lo atendían.

—¡Ayúdenlo! ¡Sálvenlo! —les exigió, hecho un mar de lágrimas.

En ese momento, la droga hizo efecto en su organismo, y se desmayó.

*

El hospital era frío. La gente caminaba rápidamente de un lado a otro. La luz blanca hacía todo más brillante, lo que molestaba la vista. Chanyeol estaba sentado sobe una silla de plástico en la sala de espera, del área de emergencias. Tenía la cabeza agachada, aunque temblaba un poco, casi no se movía. Kyungsoo estaba sentado junto a él. Sus alas estaban ocultas ahora, y parecía más tranquilo. Aunque no estaba seguro de lo que iba a pasar, intentaba cuidar a Chanyeol, enviándole esa energía extraña que siempre lo sacaba de aprietos.

—Eso que viste... nosotros hicimos todo lo posible —explicó el pelirrojo, imitando la postura de su protegido.

Park Chanyeol no respondió. Se sentía adormecido. Tenía la boca seca y los ojos hinchados.

—Todo estará bien.

Por algún motivo, esta vez, el ángel no sonaba creíble.

—El ángel de Baekhyun es poderoso. No lo conocía, ¿sabes? Debe pertenecer a otra división —Kyungsoo intentó empezar una conversación. No quería alimentar el silencio—. Estoy seguro de que lo cuidará bien. Ahora debe estar haciendo su mejor esfuerzo en la cirugía.

De pronto, el ángel se tensó en su asiento. Su mirada se dirigió al final del pasillo, donde se encontraba la puerta hacia los quirófanos. Chanyeol se percató de su reacción. De nuevo, parecía un perro en guardia.

—¿Qué pasa? —preguntó el más alto, con un hilo de voz.

—Nunca había visto a la muerte —replicó el ángel, mientras sus ojos curiosos seguían a algo o alguien, que Chanyeol no podía ver.

—¿Qué quieres decir? —quiso saber su protegido. Su corazón comenzó a latir aterrado otra vez.

Kyungsoo lo miró por fin. Había dudas en sus ojos saltones. Aquella expresión, asustó más al muchacho.

—Nunca pensé, que la muerte fuera tan atractiva... o debo decir, atractivo —respondió, intentando sonreír.

—¿La-la muerte? —Chanyeol se tensó también, y buscó con los ojos aquello que sólo el ángel podía ver—. ¿Baekhyun está bien?

Chanyeol se puso de pie. Sintió el incontrolable impulso de correr hacia el quirófano, para percatarse de que Baekhyun seguía respirando.

—Espera —dijo el ángel, aferrándose a su antebrazo—. Yo iré a investigar, ¿sí? Tranquilízate. Quédate aquí.

El pelirrojo salió disparado por el pasillo. Fue entonces, cuando Chanyeol pudo ver a un chico alto, ataviado con un elegante traje negro, zapatos negros también, brillando de limpios. Su cabello, negro como la noche, acentuaba su piel blanca de porcelana. Sonrió cuando el ángel se le acercó, dejando ver unos encantadores hoyuelos en sus mejillas.


Maldito ángel de la guardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora