Semana 1

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Me levanto con un dolor de cabeza impresionante, llevo un par de días con simples malestares, pero ahora este dolor de cabeza tan fuerte no se a que viene. Me levanto de la cama un poco mareada y tengo que ir hasta la cocina agarrándome a todo lo que pille porque parece que en cualquier momento me voy a ir contra el suelo. Por fin llego a la cocina, cojo una aspirina y me la tomo a ver si se me pasa, creo que hoy va a ser un día de pelis y palomitas, bueno, eso si mi estómago me lo permite porque últimamente cada vez que como algo siempre acabo con un malestar increíble.

Horas más tarde me llega una llamada de mi amiga Ana, Ana Morgade, la conocí hace unos días cuando entré en el programa de Buenafuente, esta estaba empezando una relación con un chico misterioso, no contaba nada sobre él nunca pero últimamente no estaban muy bien y por el tono de voz con el que me hablaba creo que tampoco a acabado muy bien la cosa hoy. Tocan a la puerta y voy a abrir.

– Ana, ¿que te a pasado?

La miro preocupada ya que viene con los ojos rojos de llorar y con una mala cara impresionante, pero antes de que pueda continuar hablando se tira a mis brazos y empieza a llorar más fuerte aún. Cierro la puerta y nos sentamos en el sofá. Cuando ya está más tranquila me empieza a contar

– Lo hemos dejado Silvia, dice que no está preparado para una relación seria

– ¿Pero como que lo habéis dejado? No puede ser, estabas muy feliz con él nunca te había visto así antes

– Creo que solo quería un polvo cuando estaba mal y luego ya está

Me dice con mucha rabia

– Ese cabrón no merece que derrames ni una sola lágrima más por él

– Creo que voy a quedarme sola toda mi vida

– De eso nada Ana, eres preciosa, una chica encantadora habrán muchos chicos detrás de ti

– A lo mejor es eso

– ¿El que?

– Soy demasiado buena, los tíos de ahora les gustan las tías malotas

– ¿Que dices? No Ana, ni se te ocurra cambiar ahora por un tío, si lo haces me enfadaré, tienes que ser tú misma siempre, no puedes hacerte pasar por quien no eres solo para que los tíos se fijen en ti

– Si, tienes razón, tampoco duraría mucho siendo malota

Nos reímos ya que sabemos que eso es verdad, Ana es demasiado buena como para convertirse en una malota, pero si hasta cuando pisa una hormiga porque le ponen de los nervios los bichos luego se siente culpable.

– Bueno y tú que tal con Andreu

– ¿Como que que tal con Andreu? Yo no tengo nada con el ¿como quieres que te lo diga?

– ¿Me vas a decir en serio que no tienes nada con el cuando todos los del programa sabemos que la semana pasada en el pub los de los gemidos en el baño erais vosotros?

– ¿Y eso que tiene que ver? Estábamos borrachos y con muchos problemas encima, nos desahogamos así y ya

– A claro, que ahora la forma más normal de arreglar los problemas y estar con el jefe es tirandoselo en un baño

– Bueno se nos fue un poco de las manos, pero estábamos hablando de ti ahora

– ¿Habéis hablado?

– Ana por favor

– Quiero saber la verdad Silvia, no quiero malos rollos en el programa, estábamos todos bien y ahora ni os miráis a la cara y se nota muchísimo la tensión dentro del programa

– No, no hemos hablado, ninguno de los dos somos capaces de mirarnos a la cara después de lo que pasó. ¿Tú tendrías el valor de mirar a tu jefe a la cara después de hacerlo en el baño de un pub? Piensa que no es cualquier persona, que es mi jefe

– Entiendo lo que quieres decirme Silvia pero intentad hablar, quiero que volvamos a hacer los de antes, ya ninguno de los dos salís, Edu, Berto, Corbacho y yo llevamos dos semanas sin salir tampoco porque sin vosotros no es lo mismo, somos como una piña y si dos personas de la piña no están nada es lo mismo, necesitamos ese buen rollo otra vez

– Intentaré hablar con el. Lo prometo...

CARTAS A MI PEQUEÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora