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Empezaba hacer frío, ayer la pasé increíble con Jhon.

Me puse un suéter color rosa, un pantalón negro y las converse blancas junto a un lindo gorro negro.

Mis labios estaban sin color, como si estuviera a punto de morir.

Mis maletas y demás estaban empacadas, hoy sería el día en que volvería donde siempre había querido estar.

Este departamento había sido acogedor, pero tenía muchos recuerdos.

No acostumbraba a vivir en un sólo lugar por mucho tiempo, era lo peor para mí.

Mi móvil sonó y atreví a cogerlo.

—¿Si?— conteste

—Hermana, ya estás lista?— pregunto

Juanpa.

—Sí. Sólo me dirigiré en unos minutos a el aeropuerto y saldré directo a México— sonreí buscando las lleves del departamento.

—Me alegra mucho que en unas horas estarás de vuelta, te amo y por favor cuídate ________— advirtió

—Yo también, me urge verte de nuevo— reímos

**
Mis pensamientos en aquella silla no eran los mejores, habían más de 100 personas diría yo.

Sus miradas, algunas de varios viejos ya de edad y otras de chicos jóvenes muy bien portados hacían que me diera angustia.

—'El vuelo directo a Ciudad de México está por partir por favor los pasajeros estén atentos y disfruten de su vuelo gracias'— hablo la azafata

Es hora, todo quedará enterrado en este bello y a la vez horrible país.

Me dirigía hacía el avión, el cual partía en unos minutos.

Mire por última vez hacia donde se veían los pasajeros.

Sonreí recordando a aquel chico estúpido pero guapo que conocí.

—¡Aquí vamos!— suspiré después de decir esas palabras.

**

—Estamos a punto de aterrizar, por favor tengan precaución y tengan un buen aterrizaje— se escucho por las bocinas.

Mi respiración era calmada, no podía negar que pensaba en verlo de nuevo, contemplar su sonrisa, sus hoyuelos, sus ojos cafés, sus manos, contemplarlo a él.

Aterrizamos sin ningún problema, todos empezaban a bajar, el llanto algo ruidoso y cansador era la melodía de todo el avión, era el bebé más llorón que había podido ver.

Detestaba ese ruido, no lo soporto.

Baje lo más rápido que pude de aquel avión y por fin puse mi pie en el suelo de mi país, mi vida.

Suspiré viéndo todo el lindo alrededor de este, sus calles, sus focos los cuales alumbraban en el casi atardecer, su gente, su todo.

—¿Acaso la chica más guapa a llegado de nuevo a México city— hablo una voz masculina detrás de mí.

Reí, sabiendo de quien trataba.

Voltee a verlo, tenía un ramo de rosas rojas en sus manos y una gran sonrisa que lo decía todo.

—Sí. Está aquí de nuevo— sonreí

—Espero esto sea de tu agrado, eres tan amarga que no ya ni sé que te gusta y que no— río

—¡Ja!, ¡Ja!— lo mire sería — ¿Acaso te has convertido en alguien más romántico con su hermana?— reproche.

—Puede ser, mejor vamos ya— río — te tengo una sorpresa

¿Qué será?

*
Estábamos en frente de la casa, extrañaba ver esos viejos flamencos pero en buen estado.

—¡Llegamos!— grito el loco de mi hermano.

No pude evitar reírme ante su actitud, era realmente loco.

—¡LLEGAMOS!— seguí

Bajamos del auto, Juanpa ayudo con dos maletas y yo con mi mochila.

Estaba a una cuadra, literalmente de su casa.

No dudaría en cuanto entrará en la mía, llamarla.

Esa chica, la cual me gustaría volver a ver, tenerla cerca, escuchar por horas sus historias de amor, desamor, locuras, pensamientos algo pasados de lo normal.

—Extrañaba estar aquí— hablé algo dolida.

—Y yo extrañaba verte aquí, no era lo mismo si no estabas tú, tus locuras, simplemente tú— se acercó planto un beso en mi mejilla y un fuerte, dulce y apretado abrazo.

Simplemente extrañaba estar aquí.

Polos Opuestos ► Mario BautistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora