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¿Que planeaba?

Porque, porque lo hizo?

Mierda, tantas preguntas y ninguna con la mas mínima respuesta.

¿Por qué?

Esto es tan confuso.

Siento mis ojos pesados.

Mis pestañas las siento húmedas, claro de tanto llorar.

Mis piernas duelen, como si hubiera caído de la manera más dolorosa.

Mis brazos, mis manos.. no aguanto, hay tanto dolor en mí

Que sólo él, ha podido notar.

¿Cómo su mirada puede ocasionar tantas emociones en mí.?

¿Cómo su sonrisa puede ser tan hermosa, cómo esos malditos hoyuelos la hacen relucir tan PERFECTAMENTE?

¿Qué me pasa?

Yo que no creía en el amor, él vino a despertar ese sentimiento en mí.

Mi hermano, mis padres... ¿Dónde están ellos cuando yo estoy aquí?

De él, él está golpeando, debería de darse por vencido.

Lleva horas golpeando aquella puerta, gritando mi nombre y junto a el un llanto.

No quiero que se sienta así, no él no merece llorar por mí.

Me limito a levantarme, creo que la que se dio por vencida soy yo.

Abro; con mis débiles y estúpidas, la chapa de la puerta.

Esta él, sentado en frente de la puerta en el gran piso frío del gran pasillo.

Su reacción no es la mejor, veo en su cara susto.

Angustia.

Limita a sonreír, pero su mentira lo delata.

Se acerca lo más posible, para crear un fuerte y gran abrazo.

Eso basto, para que me lanzará en ellos y me dejara sentir protegida.

Sus abrazos sin duda alguna son los mejores, con él me siento más que bien.

Me aparto de él, para así levantar mi cabeza y poder mirarlo fijamente.

Me mira con esa cara triste que no desearía ver.

Que odio ver en él.

Limpia una de las lágrimas que acaba de darse por vencida, y cae por mí roja y ardiente mejilla.

Él, antes de que ella llegará a mis labios, la limpia.

Sonriendo, de la manera más linda pero a la vez triste.

Lo siento, tanto.

[...]

—¿Ya te sientes bien?— me pregunta mientas me da el vaso lleno de agua.

Me siento más derrotada de lo que en realidad estaba.

—Eso creo— hablé con la voz un poco ida y sin ganas de pronunciar nada.

Tomo de esta, mientras veo atenta como él se sienta a mi lado.

Su calor es la mejor en este momento.

—¿A dónde dejaste a mi hermana?— pregunto dolido— ¿Dónde está, esa pequeña que sonreía por todo?— pregunto de nuevo.

—Creo, que.....— calle — ha muerto.

Voltee a mirarlo.

Sus ojos estaban rojos.

No más que los mios.

Me sentía con sueño hay, sólo quería descansar.

—Entonces, ¿Quién eres tú?— pregunto.

—No lo sé, sólo sé que esa pequeña sonriente de antes está bajo tierra.

—¿Fue por él?

—Para que mentir, si ya hasta me traicione a mi misma.

Suspiré.

—¿Tanto dolió su traición?

—No fue eso. Sólo que hoy, me hizo sentir lo que nunca quería en él.

Suspiro ahora él.

—Vale, no es entendible— desvío la mirada— pero entenderé que hizo algo malo para que estés en ese estado.

Hizo que con una canción, recordara todo. Que en unas hermosas palabras me sintiera única para él.— respondí segura.

—¿Todo en una canción?

—Sí.

—¿Te la dedico?

—Que sé yo, sólo que me miraba a cada rato para saber si mi atención estaba en él.

—¡Vaya!— se levantó.— tengo una noticia que contarte.

Dejé mi vaso con agua en la mesa, y dispuse mi atención en él.

No podía abrir bien mis ojos, era como si tuviera dos grandes piedras pesadas en ellos.

Me sentía inútil.

—¿Cuál?— pregunté acomodándome

—Es sobre mamá y papá— hizo un puchero.

—¿Qué es?— pregunté de nuevo.

—Ellos.... están en París, de la nada aparecieron allí, quieren vernos..... Allí junto con ellos.

No me jodas.

—¿Ahora les dio por vernos?

—Sí, lo mismo me pregunte cuando me dijeron.— se volvió a sentar.

—¿Cuándo y dónde?— pregunté algo dolida.

—Mañana en la noche.— respondió más que seguro.

Bueno, ahora no sabré como hablar una vez más con él, y decirle que me iré de nuevo. Pero no sola, con su imagen en mi cabeza y su corazón junto al mío.

Polos Opuestos ► Mario BautistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora