¡Me llamo Osori Matsuno! Me gustan los tigres y los pandas rojos, amo mucho a mi mami y a mi papi, quiero un hermanito pronto, me gusta el color rojo y papi me dice Ceresita, aunque por una extraña razón... Mami esta muy cerca de ese tal, Nostra-san...
Ni un puto rastro, ni un cartel, ¡nada! No había una sola alerta de una niña desaparecida, pero... Si ella era la hija de un poderoso yakuza, ambos tragaron grueso, no iban a ir pegando carteles por la ciudad anunciando la desaparición de su hija.
-Pajamatsu, es inútil, no vamos a encontrar nada-bajo su cubrebocas mirando con irritación a su alrededor-
-¡Tenemos que intentar algo! Odio a esa mocosa, esta decidida a separarnos de nuestras parejas-le recriminó el tercero-
La pequeña era un demonio, sin duda alguna era la hija de un mafioso, sabía cómo intimidar a sus víctimas, no le costó nada descubrir los fetiches de ese par, Ichimatsu tenía la muy mala costumbre de hablar a líneas hot, fue descubierto por un furioso Karamatsu en pijama que le propinó un fuerte golpe en la barbilla y otro en la cabeza, por parte del tercero no tuvo que hacer mucho, solo sacarlo de quicio rompiendo una de sus muñecas a lo cual el de verde colérico la tomó por el cuello de su hoodie a lo que Osomatsu le arrebató a la pequeña dándole una mirada fulminante a este y llevándose a su hija a otro lugar lejos de pajamatsu.
Las cosas se complicaban cada vez más y parecían no tener arreglo y tal vez, así era.
Casa Matsuno
-Ahh, mmm Osomatsu, Osori puede despertar-su lengua fue apresada por la del mayor ahogando sus quejas-
-Entonces no gimas tan fuerte-hizo ahínco en el agarre que tenía sobre la cintura del menor pegándolo a la pared de la habitación-
El calor aumentaba y las prendas estorbaban, procurando no hacer ruido, ambos se entregaron a la lujuria y el morbo de no pertenecerse mutuamente notando como su cuerpo se amoldaba al del otro, desde años atrás sentían algo por el contrario, pero aquel egoísta pensamiento de ser los mayores y ser quienes se sacrificaran por el resto los hacía retraerse buscando el amor en la persona equivocada, pero siempre estaban ahí, el uno para el otro, cuando no había nadie podían ser los dos tontos y descerebrados mayores, sus besos de cigarros era su pequeña clave morse para decir te necesito Karamatsu/Osomatsu, solo a ti.
Después de haber saciado sus deseos carnales, se miraron mutuamente, ¿para que seguir negando lo obvio? Se besaron de nuevo y se declararon amor eterno con frases dolorosas y estúpidas, hablarían con sus respectivas parejas conforme a su decisión, dejarían de ocultarse y de hacer su felicidad a un lado para que otros lo fueran.
Aunque la cobardía llegó y aquel sentimiento de valor se había esfumado como las burbujas que soplaba Osori en la habitación y eran reventadas por Jyushimatsu con su bate de béisbol.
-¡Vamos tío Jyushi!-volvió a sumergir el aro en el jabonoso liquido para soplar nuevamente-
-No quiero que jamás se vaya-Osomatsu le había tomado cariño rápidamente a la menor y era la excusa perfecta para pasar tiempo con su amado sin que el tercero y el cuarto los molestaran-
-Yo tampoco-tomó la mano de su hermano mayor acomodándose en su hombro con una sonrisa maternal-
Yunisu On
Se que debían pensar que debería estar hundiendome en la miseria pero... ¿¡CÓMO HACERLO?! ¡¡ANUNCIARON LA SEGUNDA TEMPORADA DE OSOMATSU-SAAAAAAAAAAN!! ¡¡MIS NEETS!!
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La depresión se esfumó con tanta facilidad después de esto... Soy feliz, ¡muy feliz!
