Los Sueños Que La Cambiaron

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Siempre fui una chica muy optimista, aventurera y soñadora. Siempre creí que tenía un destino importante que cumplir en esta vida. Y siempre quise estar total y completamente enamorada. Ahora sé que siempre fui demasiado tonta...viviendo en espera de un milagro...creyendo que algún día mi sueño se haría realidad.

Cuando entré a la preparatoria, tenía grandes expectativas, creí que mi pasado tormentoso quedaría atrás, que dejaría de ser el patito feo para convertirme en el cisne que siempre quise ser. Pero la realidad fue una decepción. A mis 16 años, jamás había tenido un novio, ni había sido besada. Era una chica común y corriente, un poco más alta que las demás pero en sí nada bonita. Mi vida giraba entorno a enamorarme y caía tan fácilmente por cualquier chico.

Mis experiencias en la secundaria me habían dejado marcada, y temía cometer los mismos errores que en el pasado, temía terminar siendo el mar de lagrimas que siempre terminaba siendo. Le temía al rechazo continuo, sin embargo seguía siendo optimista e ingenua y creía que todo había cambiado para bien y que un chico se enamoraría de mí.

El primero fue Francisco, a quien apode “Rio” para que nadie más supiera que me gustaba. El era un chico de 3er semestre, era guapo y deportista y quizá de los más codiciados de toda la preparatoria. Tomaba basket con él, pero jamás le hablé...a menos de que una conversación vía internet cuente como una conversación actual. En fin, creí que si no hablaba de mi interés por él, o en sí hacía algo, las cosas se me darían, pero me equivoqué. Él jamás supo que yo existía y yo siempre estuve admirándolo desde lejos. En fin, al año se mudó y jamás volví a saber de él.

El siguiente en la lista fue Daniel Guevara, un amigo de mi primo Humberto. Había escuchado mucho sobre él, sobre todo de parte de Mariana, pero jamás me había llamado demasiado la atención, hasta el día en que lo conocí en persona. Ese 2 de Junio de mi 17vo cumpleaños que celebré junto con Humberto y en que conocí al famosísimo Guevara. Aquel día nadamos y conviví mucho con él, platiqué y me divertí mucho. En pocas palabras, me enamore locamente de él, y al terminar ese día me sentí muy optimista y creí que él sería el indicado y por fin mi sueño se haría realidad. Después de ese día platicaba seguido con él por el internet, pero no nos vimos otra vez...y poco a poco esas conversaciones fueron perdiendo constancia hasta ser nulas por completo. Me lo llegué a topar una que otra vez por parte de mi primo, pero en sí fue otra decepción amorosa a la lista. La última vez que lo llegué a ver fue una vez cuando trabajaba en Scappino y cuando salí al baño me topé con él, pero tan solo nuestras miradas se cruzaron pero ninguna palabra fue dicha, y desde entonces jamás volví a saber de él.

Después de esa decepción consideré que mi mala suerte en el amor se debía a que mi apariencia no era del todo agradable, en sí que estaba fea y pasada de peso. Entonces fue que empecé una dieta tratando de que al tener éxito en ella los hombres vendrían a mi sin menor problema alguno y entonces a mediados de tercer semestre vino mi siguiente enamoramiento.

Éste fue algo fugaz e inesperado. Comenzó con una mirada y que de pronto descubrí que sentía mariposas en el estómago. Fue con mi amigo Chorro. Lo conocía desde segundo de secundaria, pero no fue hasta 3er semestre que empecé a darme cuenta de que sentí algo por él. Mi corazón latía rápido, sentía una revolución de mariposas en mi estómago y moría de ganas por probar sus labios y acariciar su cabello. Era algo que no me dejaba pensar y día tras día atormentaba mi mente. Lo gracioso de esto fue que todo esto ocurrió en un lapso no mayor a 2 semanas. En fin, un día no lo soporte más y probé algo diferente, me le declaré, le dije las 3 palabras que jamás habían salido de mi boca: “Me Gustas Mucho!” Para tan sólo no recibir nada a cambio. Lo bueno fue que nuestra amistad continuo y yo lo superé fácilmente pues al menos no lo perdí como amigo.

Después de tantas decepciones amorosas, me sentía algo patética pero aún optimista y buscando enamorarme más que nunca. Fue entonces que empecé a trabajar en Scappino los fines de semana en la plaza comercial. Todo parecía normal, veía chicos, me gustaban, pero todo era pasajero. Pero entonces algo ocurrió que cambio mi vida...fue como a mediados o finales de Noviembre. Ese día me habían mandado a sacar copias en la tienda que había en el segundo piso de la plaza. Ese día lo conocí. Un chico delgado, alto, serio y de cabello rubio oscuro. Debo admitir que a primera vista se me hizo guapo pero no paso de ahí, supongo que tenía demasiadas cosas en mi mente. Y no lo volví a ver por un tiempo. Después salí de vacaciones de invierno y entre a trabajar de tiempo completo durante la temporada navideña. Otro día me volvieron a mandar a sacar copias y lo volví a ver y creo que ese día fue cuando todo en verdad comenzó.

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