Scarlet 12

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Estaba volviendo a vivir aquella escena, me encontraba sentada en una silla pero mis manos y mis pies descalzos se encontraban amarrados con fuerza, también me fije que me encontraba vistiendo un vestido rojo, sentía miedo, pánico y terror junto, me encontraba en medio de una habitación que era completamente fría y gris, habían manchas de suciedad por todas partes, parecía que no habían estado en ese lugar en un buen tiempo.
-Me alegra ver que despertaste- se escuchó una voz desde la oscuridad.
-Donde estoy?! Qué diablos quieres?!- se me escuchaba histérica aunque en realidad la yo del pasado era quién había dicho eso.
Entonces ante mis ojos apareció aquel profesor con una sonrisa amplia de oreja a oreja e hizo que un escalofrío completo me recorriera la piel.
-Usted!- dije -Que cree que está haciendo?! Suélteme!-.
-Oh pequeña, ya te dije que me llamaras Felix- dijo como si hubiera sido herido pero su sonrisa decía todo lo contrario -te presento mi lindo escondite-.
-Déjame ir!!- seguía forcejeando hasta que sentí como mis muñecas se empezaban a lastimar debido a las cuerdas.
-Lo siento pero es algo que no puedo hacer- entonces el camino hacia mí y con sus dedos acaricio mi barbilla -por que te amo demasiado como para dejarte ir-.
Sus ojos me miraban con depravación y yo sentí como se me ponía la piel de gallina. Aparte con brusquedad mi cara haciendo que me dejara.
-Maldito enfermo- dije con veneno.
-Aunque también es una pequeña venganza- sonrió -tu madre, esa asquerosa vieja me prometió que saldría algún día de aquella institución y nunca pude salir, me tuve que ir por mis propios medios-.
-Tu... tú eres... tú eres el tipo que se escapó que se escapó del psiquiátrico!- dije con pánico.
Estaba encerrado por esquizofrenia, su mirada se descompuso, daba miedo.
-Estaba enterado de que tenía una hija pero no tenía idea de que fuera tan bella- se volvió a acercar a mi, comencé a sudar frío -no te pareces en nada a ella... me enamore de ti, pero tú no querías dejar tu casa, así que te traje aquí, donde me pertenecerás por toda la eternidad-.
Su voz se adentró en mis odios y sus palabras resonaron en mi, se me clavaron como miles de agujas.
-Demente! Lunático! Suéltame! Me enfermas!- comencé a gritar con toda mi fuerza.
Trataba de soltarme pero ya sentía el ardor de las cuerdas contra mi piel viva provocando que estas quedarán llenas de sangre. Entonces Félix se acercó a mí y tomo mis manos dejándome petrificada de un momento a otro.
-No hagas eso cariño... te estás lastimando, eso me atrae- se relamió los labios.
Sentí repugnancia por el tono en que dijo eso.
-Bien, que te parece si iniciamos con el pacto?- se alejó y se acercó a una mesa que se encontraba junto a la pared.
-Pacto?- dije confusa
-Un pacto de sangre, claro- dijo mientras tomaba una copa y con su mano libre tomaba un cuchillo haciendo que mi sangre se helara al instante.
-No te acerques!- la desesperación corría por mis venas, quería huir.
-Tranquila, prometo que nada malo pasara, a menos que no obedezcas- apunto el filo contra mi cuello.
Entonces fue cuando sentí todas las lágrimas correr por mis mejillas.
-Por favor, no lo hagas- suplique.
-Tranquila, solo dolerá un poco-.
Entonces dirigió el cuchillo hacía mi muñeca y sentí mi piel de mi brazo ser cortada, ardía mucho. Me mordí el labio inferior tratando de acallar mis gritos.
La sangre resbalaba hasta caer en la copa entonces vi como el también se hacía una cortada, dejaba caer el cuchillo y dejaba que su sangre se mezclara con la mía en la copa.
-Sabes, una vez estuve leyendo sobre estos pactos de sangre y descubrí qué hay uno para que una persona te pertenezca- sonrió mientras no apartaba la vista de la copa -así serás mía por siempre-
Una vez la sangre de mezclo acerco la copa a mi boca y me hizo beber un poco, cuando la alejo escupí la sangre manchando su ropa. Sonrío entonces el bebió un poco más de la sangre y comenzó a acercarse a mí.
-El pacto sirve si los labios de ambos están bañados en sangre y se besan- un poco de sangre se escurrió por la comisura de sus labios.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca aproveche para darle un cabezazo para aturdirlo, también yo quede mareada. Entonces hice que mi silla cayera. Me sentí un poco aliviada pues el cuchillo había quedado a la altura de mis manos, rápidamente corte cada una de las cuerdas mientras veía a Felix reincorporarse sujetando su nariz, cuando termine lo vi dirigir la mirada a donde yo estaba.
-Será mejor que reces, preciosa, por qué ahora estoy muy enojado-  lo vi dirigirse a mi.
Yo por instinto clave el cuchillo en una de sus piernas haciendo que este gritara con fuerza, me apresuré a correr y salí de la habitación esquivándolo, escuchaba sus pasos pero yo corría sin saber a dónde ir. Llegue a unas escaleras que solo iban hacia arriba entonces subí, sin conocer que es lo que pasaría conmigo en ese momento. A mitad de las escaleras me tropecé cayendo de rodillas haciéndome un gran raspón en ambas rodillas también torciéndome el tobillo izquierdo, mire detrás de mí y me sorprendí al ver que Felix estaba siguiéndome a una velocidad media ya que le había producido un gran daño en una pierna. Me levante rápidamente hasta que llegue a una puerta, la abrí con algo de dificultad y salí corriendo pero me encontraba en el techo del edificio, se podía apreciar casi todo el parque, sin escapatoria.
-Parece que te quedaste atrapada, querida- escuche una voz detrás mío.
Voltee abruptamente y lo vi, su sonrisa macabra indicaba que acababa de atrapar a su presa.
-Aléjate de mi- comencé a retroceder -no quiero ser tuya, maldito loco-.
-Solo estoy loco de amor por ti- se acercó.
-Déjame en paz...- mientras seguí alejándome me sentía al borde del llanto -Por favor...-.
-Oh pequeña, seremos tan felices mientras tú madre sufre- sentí como mi corazón se estrujaba.
Baje la mirada con algunas lágrimas cayendo de mis ojos, apreté fuertemente los puños y después volví a levantar la mirada con lágrimas en las mejillas.
-Si no puedo evitar que mi madre sufra entonces a ti también te haré sufrir!- grite con enojo.
Di media vuelta y di el último paso...
Hacia el vacío...
-Scarlet!- se escuchaba lejano
Sentí el viento golpear en mi cara. Memorias rodearme, lagrimas siendo arrancadas de mi ser... hasta que simplemente escuche un crujido y todo se puso negro.

Más allá del misterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora