Un Chocolate explosivo

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Disclaimer: los personajes de Katekyo Hitman Reborn no me pertenecen, son propiedad de Amano Akira-sama cuanto quisiera yo que me pertenecieran pero que se le va hacer y los nuevos personajes que aparezcan son de mi autoría. Este fanfiction es sin fines de lucro y exclusivamente para la diversión de la autora y posibles lectores espero que los disfruten
Aclaraciones
"Letra cursiva" – puede ser muchas cosas como sarcasmo, recuerdos, etc.
‹‹Letra cursiva›› – pensamientos
( ) Ciertas aclaraciones

Pareja: Haru x Gokudera    

Un chocolate explosivo

Exactamente ya había pasado un mes, Gokudera Hayato no podía entender que podría tener de especial ESE día, para él era como cualquier otro día, incluso teniendo eso en cuenta se había ofrecido ayudar a su querido Juudaime, ya que el joven castaño tenía planes con su novia y el como buena mano derecha había aceptado encargarse de su trabajo, el famoso "papeleo".

Un trabajo que creyó que sería absolutamente fácil, cuan equivocado estaba, esos malditos papeles no acaban nunca.

Ya anochecería y aun no había acabado, ahora más que nunca admiraba aún más a su Juudaime al hacer todo eso el solo y sin ayuda de nadie (claro no contaba el hecho de que fuera amenazado por Reborn), chasqueo la lengua al ver la hora aun faltaba para que acabara el día. Entonces fue en ese momento fue que escucho un fuerte ruido, como si se tratara de una explosión, se puso de pie rápidamente saliendo del despacho ¿¡un ataque enemigo!? Se preguntó mientras apresuraba el paso.

No sabe cuánto tiempo corrió, se detuvo al no saber de dónde había provenido el primer ataque, analizaba las posibles entradas que aprovecharían los enemigos pero en medio de eso se volvió a escuchar otra explosión, el ya más atento supo de donde había provenido aquello, corrió cada vez más rápido sacando su caja arma para iniciar el combate y destruir a la persona que se había atrevido a invadir la mansión Vongola pero grande fue su sorpresa cuando llego a la cocina.

El lugar estaba lleno de humo, se quedó paralizado observando el lugar, su mirada esmeralda se enfocó en una pequeña y esbelta figura, una joven de cabellos castaños que apenas le llegaban al hombro se encontraba abriendo las ventanas sin parar de toser, chasqueo la lengua a la vez que se iba acercando a ella.

– Se puede saber que estás haciendo mujer – parece que la había sorprendido cuando la vio dar un pequeño salto seguido de un pequeño grito.

– Gokudera-san no asuste a Haru – se quejó la joven mirándolo con cierto enojo en sus ojos cafés.

Ignoro completamente su enojo, ahora que el humo se iba disipando podía ver con mejor claridad el lugar, estaba totalmente destruido y desordenado, muchos utensilios utilizados regados por varios lugares, se preguntaba qué es lo que estaría haciendo en ese lugar, abrió un poco la boca justo para empezar a reñirle pero no pudo al sentir como algo se introducía a su boca, era algo dulce pero a la vez amargo, poco a poco empezó a saborearlo tratando de adivinar que era ese sabor amargo ya que sabía que uno de los ingredientes era chocolate, ¿café? También tenía un poco de coco. Se sorprendió un poco, no le disgustaba el sabor.

Cuando aquel mágico sabor se terminó, recordó lo que quería hacer pero nuevamente había sido interrumpido ante la pregunta de la joven – ¿Te gusta Gokudera-san? – se encontraba frente a él, sus ojos cafés pudieron ver como la joven esperaba ansiosa su respuesta, volteo el rostro al sentir sus mejillas calientes, se había sonrojado.

– No me quejo – fue lo único que podría decirle sin sentirse avergonzado, la miro sonreírle ante su repuesta mientras susurraba un pequeño "me alegro" y antes que pudiera preguntarle o gritarle por qué había metido aquel dulce en su boca la vio dirigirse a uno de los mesones, podía ver que habían más de esos chocolates en una bandeja, la veía colocar cada dulce con cuidado en una pequeña caja, fue en ese momento que su mente hizo clic, claro ese día era San Valentín – ‹‹es para Juudaime›› – no lo negaría se sintió un poco utilizado – ¿qué crees que estás haciendo?

– ¡Hahi! A que te refieres Gokudera-san – se acercó a ella mientras agarra el paquete.

– ¡No dejare que envenenes a Juudaime! – le grito, mientras abría el paquete que estaba envuelto en envolturas de color rojo con citas blancas, Haru lo miro sin comprender a que se refería pero el enojo gano más ante las palabras que le había dicho.

– ¡Haru no envenenara a Tsuna-san! – Le grito mientras trataba de quitarle los chocolates – ¡el único envenenado seria Gokudera-san! – el forcejo se detuvo ante estas palabras, logrando que la joven castaña pudiera recuperar el paquete.

– ¡como que me envenenarás mujer estúpida!

– Por supuesto, ¡ya que estos chocolates con para ti-desu~! – su arranque de ira se esfumo al oír sus palabras, realmente eran para él, la veía sonrojada frente a él mientras le extendía el muy mal decorado paquete (gracias a él). Chasqueo la lengua mientras volteaba el rostro ya que al igual que ella se encontraba sonrojado, le quito los chocolates con su mano izquierda, se acercó a ella y con la mano libre la atrajo hacia él, pegándola a su cuerpo mientras le daba un bajito "gracias", no vio como una sonrisa se formaba en el rostro de la joven, mientras ella colocaba sus manos por su cintura así correspondiendo su abrazo.

No sabe cuánto tiempo estuvieron en esa pose pero no le importo cuando escucho tres simples palabras que para el valían mucho más – "te quiero Gokudera-san"

Tal vez ese día no era tan desagradable después de todo.

Después de todo había recibido un chocolate explosivo, en el cual cargaban todos los sentimientos de Haru y también los suyos, que por el momento no se los diría.
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Después de un maravilloso día para Tsuna, creía que nada podría arruinar su humor pero en el momento en que llego a la mansión y fue a la cocina por algo de beber se quedó paralizado ante tal escena – ¡¿Qué es lo que ocurrió aquí?! – dio un enorme grito que se escuchó en toda la mansión Vongola, paralizando a la pareja que aún se encontraba en su propio mundo, quienes sabían que serían seriamente castigados más el joven peli plateado que se dio cuenta de que aún no había terminado con el papeleo.

cielo di primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora