Realmente no se si no dormí nada o tuve un largo sueño sobre estar acostada en 3 sillas de plástico azules cubierta de un grueso edredón donde gente vestida de blanco caminaba de aquí para allá, gente llorando desconsoladamente y las bombillas parecían recién cambiadas por la intensidad con la que brillaban.Temprano en la mañana comencé a sentirme incómoda por mi improvisada cama, aunque yo apenas podía mantener mis ojos abiertos, todos en el hospital parecían haber tomado unos 2 litros de energetizastes y corrían en todas direcciones.
Me enderece sintiendo mi cuerpo el doble de pesado, tal vez el hada madrina del engorde me visitó anoche eh hizo mi cuerpo de una tonelada (por que no, no es que yo engorde; estoy convencida que por las noches una obesa mi hada de alas dobladas me visita) y no tenía ni las fuerzas suficientes para levantar mi cuello que se doblaba hacia bajo en un ángulo extraño.
Doble mi edredón prestado y agradecí ignotamente a la alma caritativa que era la enfermera, que por cierto era mucho más agradable que las lagartonas de mi departamento por que definitivamente necesitaba ese trozo de tela; por las noches este lugar es realmente frío. Desconecte mi celular aún prendido del enfuche donde lo deje en la noche antes de dormir y hoy amaneció como nuevo (a diferencia de mi).
Después de arreglarme en baño me acerqué al cuarto donde estaba Mayala y su madre, recien lo habían trasferido a un cuarto común después de pasar la noche en Cuidados Intensivos; y para mi sorpresa se encontraba mejor de lo que pensaba, en realidad estaba igual que mi celular, también sus exámenes y radiografías estaban en perfecto orden.
—Ey... Buenos días. —Entré cual ladrón en casa ajena; de puntillas y susurrando. La habitación era grande, habían cuatro camas de cada lado separadas por cortinas, los pisos de cerámicas pulidos y altas cortinas separaban a los pacientes.
—Buenos días Doc. —Una voz débil y ronca me saludaba desde la cama más próxima a la puerta del lado izquierdo, ¿como supo que era doctora? no tenía mi bata ni ningún membrete o algo.
—Ohhh... Pero mira quien es, mi chico valiente; ¿que tal amaneciste?. —Tomé asiento en un banco de madera de caoba pulida junto a él, su madre se corbaba dolorosamente sobre la cama del otro lado aún en los brazos de Morfeo.
—Con dolor. —Se quejó inocentemente colocando su frágil mano en el lugar de la herida.
—Eyyy... Acabo de llamarte valiente, ¿me vas hacer una mentirosa?.
—Por supuesto que no Doc. —Me sonrió y tenia una de las sonrisas más bonitas que allá visto jamás, algo en mi se sintió cálido y "Ah... Esta es la razón por la que tomé pediatría" fue lo que vino a mi mente cognitiva.
—¿Me reconoces ó es que sólo me tratas bien por que soy bonita?.
—¿Ambos?. —Era de la clase jugentona, alce mi puño pretendiendo que iba a darle un golpe a lo que reaccionó riendo mientras fingía cubrirse, pero de la nada su expresión se transformó en una mueca lastimera. —¿Como me podría olvidar de su cara?. —Dijo tomando mis manos, le temblaban las suyas, su voz se quebrantaba y tenía los ojos rojos. —Gracias, por quedarse con mi mamá, por un momento... me preocupe más por ella que de mi mismo.
Le di una de mis sonrisas más sinceras a la que el respondió con una igual, se veía mejor; parecía tener más fuerza y positivismo.
—No hay de que, no soy tan mala doctora, ¿verdad?
—La mejor... Y la más bonita.
—Vamos, no puedes estar hablando y riendo tan fuerte después de una operación así. —Con delicadeza recosté a Mayala sobre la almohada y sostuve su mano por un poco más de tiempo; quería recordar este perfecto momento, recordar el movido por el que estaba aquí y aprender de ello.
![](https://img.wattpad.com/cover/78351107-288-k43960.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Capitán & Yo
RandomChris es un joven soldado que vive la vida al 100%; su fuerte convicción de lo correcto y sus años dedicados al entrenamientos militar lo hacen digno de alabanzas pero su personalidad fuerte, jocosa y despreocupada le provoca un dolor dolor de trase...