A pesar de mis miedos por ser brutalmente ultrajada o vendida a cualquier carnicero y regresar a mi país con código de barras como producto de exportación (ok, suficiente del drama) opté por subirme sin mucho chitar al monstruo gris que tenía por carro.Aún me dolía el tobillo de la patada mal pensada (pero gratificante) que le dí al trasto maltrado y quedarme parada como idiota frente al aeropuerto hasta ahora no me había servido de mucho... «Por lo menos hay aire acondicionado» pensé; sé que no es un pensamiento ilógico y poco fiable y a mi madre le hubiera dado un infarto si me hubiera visto subida en el carro de un desconocido, pero era la única excusa que mi cerebro ingenió para no quedar mal conmigo misma.
Apenas me subí y lo segundo que noté; sí, lo segundo, fue un revolver peligrosamente colocado sobre el tablero de mando, eso debió haberme impresionado, pero no; fue lo primero en lo que me fijé lo que me dejó desconcertada, el conductor era... un macho, en todo el sentido de la palabra; era como uno de esos tipos que pondrías sin camisa en la portada de una revista; pero una revista de mecánicos.
Tenía el cabello negro alborotado hacia todas las direcciones posibles cual puerco espín o escobillón se dirian que estaban "perfectamente desordenados"; las manos que aún sujetaban el volante bien pudieran pasar como guantes de caucho ennegrecido de lo sucias que estaban; al igual que la piel de sus brazos bien definidos y cara oscurecidos por el sol. Sin embargo no todo en él era malo; su rostro me hacía dudar si de verdad se merecía la portada de una revista de mecánicos o una de moda parisina; pero obviamente necesita de urgencia un bloqueador solar y baño; aunque el tipo no estuviese del todo mal, no le llegaba ni a las faldas de Thomas; no le hacía competencia; en todo caso él sólo estaba descuidado al igual que el carro, a lo que me mamá diría "Las cosas se parecen a sus dueños" no obstante tenía algo que realmente valía la pena voltear a ver; su degradado rostro estaba decorado por un par de gemas grises en el lugar donde debería tener los ojos, gemas que brillaban intensamente... con irritación.
Eso basto para desviar mi vista hacia la empañada ventada y fijar la mirada en la ola de polvo que se alzaba desde el otro lado del vidrio; él calor estaba comenzando a tener estragos sobre mi; al contrario, no soy de las que se dejan engatuzar fácilmente y claro esta, él es alguien que tiene poco en pro y mucho en contra... Aunque hay que tener en cuenta que es mi punto de vista luego de 10 minutos de conocerlo y sí, después de que me embarque me quedé muda por no más de 10 minutos aunque las bola de preguntas que tenía atoradas en la garganta como gato me causaban impaciencia y con los segundos se duplicaban cual célula.
—¿Quién eres? —Era la primera que estaba en la punta de mi lengua en la cola que llegaba hasta mi estómago.
—... —No respondió pero se me escuchó por que desvió la mirada del frente hacia el lado de su ventana.
Llevaba en el auto 15 minutos y recorrido unos 50m, daba ganas de bajarme e ir caminando, así tal vez llegué en esta vida.
—¿A donde me llevas?.
Trataba de mostrar mi voz más segura y la verdad no costo mucho, mi creciente enojo cubría la inseguridad en ella.
—¿Me estas escuchando?, ¿Quien eres?, ¿A donde vamos?, ¿No cometiste un error, verdad? Por que estoy en serios problemas como para meterme en más y en serio no estoy de humor, ¿me escuchas, cierto?.
—Hablas demasiado. —Atajó irritado.
Desde el momento en el que tomé el asiento de abjunto supe que no sería un viaje agradable y ganas no me faltaron de lanzarle el cenicero por la cabeza.
—¿No vas a responderme?. —Dije aún más irritada.
Su silencio me carcomía, el jodido tráfico me estresaba y el bendito calor me sofocaba, porque sí, la muy inteligente excusa que había ingeniado mi cerebro estaba errada, por que el aire no valía o él era damaciado tacaño como para prenderlo.
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El Capitán & Yo
RandomChris es un joven soldado que vive la vida al 100%; su fuerte convicción de lo correcto y sus años dedicados al entrenamientos militar lo hacen digno de alabanzas pero su personalidad fuerte, jocosa y despreocupada le provoca un dolor dolor de trase...