VI

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Gaspar subió por fin, quedando parado junto al hoyo a sus pies, y se tapó el rostro al instante al recibir la luminosidad directo en el mismo de forma bruta.

La iluminación de los túneles era escasa, tanto que apenas sabías qué estabas pisando, y a diferencia de los mismos, el exterior tan puro y resplandeciente que le causaba un intenso dolor de cabeza.

Respiró hondo el puro aire de la carretera, disfrutando de lo negado anteriormente con extensas bocanadas, apartó lentamente las manos parpadeando varias veces para acostumbrarse a la luz.

Una vez medianamente adaptado, estudió atentamente su alrededor buscando a Gasley.

En el trayecto de su mirada, notó como la luz del sol se filtraba por los altos árboles cubiertos de nieve, y la oscura calle angosta e interminable donde la antes nombrada se encontraba sentada con un gran pergamino esparcido por el suelo.

Subió su vista ignorando su presencia, deslumbrándose con los altos edificios que podían divisarse a lo lejos —que a su merced parecían pequeñas cajas de cartón con las que jugaría un niño— de colores oscuros rebosando lo monótono en sus estructuras.

También notó manchas caminando con normalidad, ajenos a lo que estaba por arruinar sus vidas. 

Dedujo rápidamente que eran personas, y no sintió ni una pizca de lastima por saber que probablemente, ninguna sobreviviría.

—Bien —dijo distraidamente la pelinegra. Gaspar se mantuvo en su lugar, esperando a que ella le dijera qué había descubierto, o qué estaba planeando.—Ya que ellos son tantos, se mueven de forma "lenta" por la ciudad, que por cierto es muy grande, lo que nos da ventaja de comenzar un simulacro y rescatar a las personas que aquí están. —Gaspar frunció el ceño ante lo que ella le decía, pero guardó silencio.—Contacté a la inútil ARP mientras admirabas el paisaje. Ellos están en camino hacía acá.—Él volteó hacía ella y observó como guardaba el pergamino con sumo cuidado en su chaqueta, y murmuraba cosas en lo que sería ruso.

Gaspar se sorprendió al escucharla quejarse de su persona en ese idioma que su hermano tanto degustaba, diciendo que él era un desagradecido papanatas de cuarta.

Intentó sumirse en la seriedad, pero sus ojos se mostraban conmocionados por el recuerdo de su hermano con pocos años de edad, con un diccionario de su país natal tomado de la biblioteca más grande de su ciudad, aprendiendo una palabra por día sólo para probar que a pesar de ser criado en Alemania, Rusia era también su hogar.

Recordaba como a los nueve, siendo ambos muy cultos e inteligentes, habían logrado entrar al cuarto secreto y conseguir información sobre sus vidas antes de caer en Kalte Herzen, el orfanato en el que vivían.

Gaspar mayor buscó primeramente lo de su hermano —mientras éste hacia de vigilante—, y luego lo suyo.

En la noche ambos degustaron sus cartas, siendo leídas por el contrarió para no perder los estribos.

Apretó los labios al recordar lo que decía la carta de su hermano.

"El huérfano numero 00931 —mejor conocido como Gaspar— fue dejado aquí junto a un sobre que contenía la explicación de su abandono.

Fecha: 15/11/12

"Carta:

Rusia, Weeked.

Julio 30, año 1914.

Querido hijo:  

Hoy es tu primer cumpleaños, y debo decirte la verdad, aunque sé que llegará tarde:

La guerra nos alcanza y ya no podemos escapar de ella.

Tu padre y tu hermano han desaparecido tras sus armaduras, y sólo me quedan tú y Xavier, ese lobo blanco con el que te encantaba dormir largas siestas cuando no estaba.

Tras largos meses, he enfermado de soledad y encierro.

Temo que mi miedo al mundo recaiga en ti.

Que un día despierte y sepa que no estás, que no despiertas.

Por eso, tomé la decisión de llevarte con unos antiguos amigos de la familia.

Porque aunque me duela, es lo mejor para ti.

Nuestro mundo ya no es seguro; todos quieren darnos caza, y eso te incluye a ti, el niño de la cuna de oro, el primogénito."

La carta tenía una parte faltante, como si alguien temiera que se diera a conocer su identidad.

Claro que ninguno lo entendió en primer estancia, ni hasta su día llegaba a cobrar algún sentido para ellos, pero aún así eso le había develado cuatro cosas: su fecha de nacimiento, que su familia podía llegar a estar viva, que hubo una guerra, y que desde que escribió la carta hasta que fue encontrado, paso un año.

No era demasiado, pero eso le hizo mantener una mínima esperanza de que tal vez, algún día, sabría quién era, de dónde venía, qué le paso a su familia y más importante, qué paso en ese año en el cual nada se supo.

Pestañeó varias veces al ver a Galsey chasqueando los dedos frente a su rostro, y volvió de su ensoñación al escuchar como la misma le hablaba.

—¿Toc toc? —pronunció con burla.—¿Hay alguien el casa? —Gaspar pestañeó varias veces y se alejó rápidamente de ella todo lo que pudo, como si ella le causara repulsión.

Con un gran malhumor, la miró con ojos oscurecidos esperando respuestas.

—Según lo que he visto, el campamento de armamento esta por la izquierda, y el de los rescatados por la derecha. —Gaspar alzó sus cejas sorprendido por lo inútiles que eran los de la ARP.—Sí, sé que creerás que es estúpido hacerlo separado, pero todo tiene su razón.

—¿Y cuál es esa razón tan lógica? —Su corazón se agitó ante la respuesta, con una curiosidad innata de si mismo.

—Porque todo aquel que es rescatado, es curado y llevado a una central en el país más cercano. —Eso no parecía tener sentido para él, pero aún así ignoró ello y simplemente puso los ojos en blanco. 

Una idea paso por su mente, y sonrió con malicia.

—¿Tienes un plan? O sólo llegar e improvisar. —Se cruzó de brazos, mirando fijamente los arboles, en busca de alguien que les espiara.

—Atravesaremos los arboles para llegar al campamento. —Comenzó a caminar hacía los arboles, y acarició sus ramas con gentileza, para luego meterse en él.—Así podremos advertir a las patrullas, y salvar a las personas.

Gaspar comenzó a caminar con sigilo hacía ella, hasta que se posicionó detrás de si. Tocó su cabello y ella se quedo quieta de repente, por lo que comenzó a acariciarlo.

Su ceño estaba fruncido con repulsión, por lo que intentaba disimularlo con sus suaves caricias.

Acercó su boca a su oído, y la sintió tensa.

 —Lo siento Galsey, pero a mí no me importa salvar el mundo. —Ella abrió la boca en una pequeña "o" pero se quedo quieta, lista para sacar la daga de su bolsillo y clavarla en el cuerpo del enemigo.—Sólo me importa él. —Gaspar golpeó su cabeza con fuerza, y vio como una daga se dirigía hacía él, clavándose en su pierna derecha.

Fecha de publicación: 15/02/2017.

¿Alguien se esperaba que Gaspar hiciera eso? c:

pd: sin editar.

La encrucijada y traicionera lid marginal - 1931Donde viven las historias. Descúbrelo ahora