La puerta de la casa aun permanecía abierta, y pude ver fuera el coche patrulla con las luces encendidas.
-Por si les queda alguna duda, la fiesta se termina en este momento –dijo el oficial de brazos cruzados. Su voz parecía amable, pero en ella se notaba la autoridad que yo nunca tendría al hablar-. Así que agradecería que todos los que no habitan esta casa regresen a sus hogares.
De todos los rincones de la casa comenzaron a salir las personas y una por una fueron saliendo por la puerta. Dos de ellas pasaron por mi lado, un chico lindo y dulce y una bruja tonta –Derek y Alison, respectivamente. Luego de unos cuantos minutos en los que dejó de salir gente, el oficial cerró la puerta y las once personas que habitábamos la casa quedamos frente a él.
-Las fiestas no están prohibidas –comenzó a decir Lucas, pero el hombre lo detuvo.
-Pero darle alcohol a los menores de edad sí lo está.
-Podríamos llamar a mi padre para... -comenzó Nick, pero el oficial volvió a interrumpir.
-Tampoco creo que sea necesario que molestemos al señor Prince –al menos conocía a la familia-; y mucho menos a estas horas de la noche. Mañana veremos si hablamos con ellos o no.
-¿Y entonces qué haremos mientras tanto? –preguntó Thomas.
Mi cabeza ya no daba mas, y mi cuerpo tampoco. Necesitaba descansar, así que me acerqué a las escaleras y me senté en el último de los escalones. Ahí fue cuando recordé que el padre de Nick, Paul, era abogado. Podría ayudarnos de seguro, pero el oficial estaba en lo cierto y no era el momento para molestar, además de que era vergonzoso.
-Les diré lo que haremos –continuó el hombre-. Dos de ustedes vendrán conmigo así arreglaremos las cosas. No sabía que eran tantos; así que si solo son dos podremos arreglar todo de una mejor manera.
-¿Y quién de todos nosotros irá? –preguntó Summer; parecía asustada.
-Dejaré que ustedes lo decidan –sonrió el hombre.
"Summer no, seguramente", pensé. Todos permanecimos en silencio. Pero ¿qué era lo que esperaba este hombre? Está bien que era de valientes dar un paso al frente e intervenir por los demás; pero estábamos hablando de ir presos, no de cualquier otra cosa.
Pero luego de pensar en eso me di cuenta de que a mi no me importaba mucho eso en ese momento. Aun estaba medio confundida, esa debía ser la verdadera razón. No era la primera vez que haría eso en todos los días que habían permanecido juntos. Además sería una buena razón para alejarme de los allí presentes, y de uno en especial.
-Yo iré –dije; pero al mismo tiempo otra voz dijo exactamente lo mismo; ¿de quién era esa vos? De Nick, por supuesto.
Los dos nos miramos sin decir nada, mientras yo pensaba que no podía creer lo parecidos que éramos.
-Oficial, no creo que sea necesario –intervino Lucy-. Podríamos ir todos mañana a hablar con usted; y nadie tendría que pasar la noche en prisión.
-Se equivoca, señorita Prince, por supuesto que es necesario. Así es como aprenden generalmente los chicos de su edad. Y bueno, ya tenemos a las dos personas –agregó dirigiéndose a Nick y a mi-. Pónganse en pie y vengan conmigo.
-¿No va a esposarnos, o sí? –pregunté.
-Por hoy no será necesario, a menos que decidan oponer resistencia.
Estaba por incorporarme cuando vi la mano de Nick frente a mí. La ignoré rotundamente y me puse en pie yo sola, sosteniéndome de las barandillas. Salí caminando en dirección a la puerta en cuanto me paré, con Nick siguiéndome. El policía nos abrió la puerta del coche para que entráramos, y antes de subirse él también se dirigió nuevamente a todos los que quedaban en la casa; quienes se encontraban viéndonos desde la vereda.
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El último verano
Teen FictionLa vida tiene un montón de puntos importantes que marcan el fin de una etapa y el comienzo de otra. Terminar el instituto es definitivamente uno de ellos. Cuando a un grupo de amigos y no tan amigos se les presenta la oportunidad de unas vacacione...