10. "Poco hombre"

3.5K 293 59
                                    

Negué frenéticamente al escuchar la pregunta que Shawn acababa de formular. No entendía su impulso con el tema, no entendía por qué adentraba este tipo de suposiciones a nuestra conversación.

Sus ojos no dejaban de observarme, sus ojos clavados en mi rostro, buscamdo mi mirada sin conseguirla.

—Mírame —ordenó tomando mi barbilla con sus dedos, levantando mi rostro, obligándome a enfrentar su mirada penetrante.

—¿Cómo sabes de mi trato con Jake? —cuestioné enfrentándolo con la mirada. Él rió un poco.

—No tengo que verlos para suponerlo, Isabella —aclaró y un poco de molestia me recorrió. Él es demasiado listo y, por alguna razón, sentía que jamás podría ganarle en un intercambio de palabras retóricas.

Aparté mi rostro bruscamente de sus manos y miré a otro lado de la habitación. —No sabes más que un par de cosas sobre mí, Shawn, no te creas wikipedia.

—Wow, me estás tratando de tú —lo miré de reojo morderse un poco el labio para reprimir una risa—. Esa es información mediocre completamente suficiente para aclararme a mí mismo que estás molesta porque sabes que tengo razón y no quieres admitirlo.

—No sabes nada sobre mi vida —lo detuve de inmediato señalándolo con mi dedo índice—. Sabes todo lo que está por encima de mí, pero no sabes nada sobre mi vida fuera de mi casa en la empresa.

—Tú lo has dicho. Sí sé cosas sobre ti —se burló y rodé mis ojos apretando mis dientes con fuerza—. ¿Necesitas un calmante, Bella?

—Necesito que te vayas a la mierda, eso quiero.

—No me iré a la mierda si no nos vamos juntos —replicó inexpresivo—. Si quisieras que me fuera a la mierda, ya te hubieses ido y no estarías aquí esperando que te calle con un beso.

Fruncí el ceño y el cólera comenzaba a colarse en mi cerebro y provocar un pequeño dolor. Él era absolutamente patético. No sabía un bledo sobre mí y ya quería comenzar a juzgar mis sentimientos. Estoy molesta simplemente porque él es como un grano en el culo, no sabe qué pienso como para decir a los cuatro vientos que estoy necesitada por sus besos. Es absurdo.

—No quiero besarte —exclamé mirándolo con el ceño levemente fruncido.

Él rió y se acercó a mí con pasos cortos, pero no me moví, quería retarlo, quería probarle que soy más fuerte de lo que piensa que soy. Ni siquiera lo miré, estaba concentrada en un punto fijo de la habitación mientras me encontraba tensa en mi lugar. Tomó mis manos y las colocó detrás de mí, pegándolas a mi trasero y, con una corbata que tomó de una de las mesas, amarró mis muñecas mientras susurraba cosas en mi oído.

—¿Te crees lo suficientemente fuerte, eh? —me tomó de los muslos y me subió sobre la pequeña mesa alta, abrió un poco mis piernas y se situó dentro de estas. No respondí, sólo sentí un cosquilleo en mi estómago gracias al pequeño temor de lo que podría llegar a hacer él conmigo, tan sumisa—. Te tengo un nuevo reto —propuso y esta vez lo miré indiferente—. Te tocaré de distintas formas, te besaré y tú no puedes emitir ningún sonido de placer. Si lo haces, pierdes, y conservaré mi orgullo victorioso toda tu vida.

Asentí una sola vez restándole importancia por fuera, por dentro quería salir corriendo lejos de aquí, pero no quería quedar como la cobarde. Sentía mi pulso acelerarse cuando colocó su mano en mi pierna y acercó sus labios hacia mi cuello para tomar una pequeña respiración; cuando exhaló sentí los vellos de mi espalda erizarse y cerré mis ojos tratando de concentrarme para no perder. Sus labios comenzaron a succionar distintas partes de mi cuello de una forma tan malditamente suave y delicada, que estaba comenzando a dudar si ganaría y la manera en la que sus manos se corrieron hacia mi trasero y dieron un leve apretón causó que un nudo se formara en mi garganta y mordiera mi labio fuertemente para no gemir. 

Apartó sus labios de mi cuello para apresurarse a capturar mis labios en un lapso muy corto de tiempo, para luego posar sus manos en el borde de mi vestido para comenzar a subirlo, por lo que me sobresalté un poco y él me miró pícaro.

—¿Quieres perder? —cuestionó.

—N-no, pero ¿por qué es necesario quitarme el vestido? — bajé la mirada, nerviosa, y luego volví a enfrentar la suya.

—Dije que iba a tocarte, ¿no es obvio que tengo que quitarte el vestido? —rodó los ojos—. No voy a quitarte otra cosa que no sea el vestido, Isabella.

Asentí inmediatamente. —Sólo hazlo.

Esta vez, tomó el cierre trasero de mi vestido con sus dedos y lo bajó, para luego hacer lo mismo con el vestido y dejarme en mi ropa interior negra.

—Escogiste mi color favorito en las chicas —tomó uno de los sostenedores de mi corpiño y bajó con la yema de sus dedos hacia mi abdomen viajando hacia la parte izquierda de mis bragas, para jugar con el borde de éstas—. ¿Eres bruja, Bella?

—No —negué.

—¿Y quieres que haga otra cosa con tus bragas?

—La verdad es que no quiero perder mi orgullo —me encogí un poco de hombros y suspiré.

—¿Prefieres que te folle antes que perder tu orgullo? —rió suavemente, burlándose. Un ardor se aproximó a mis mejillas y abrí mis ojos como platos. Tomé mi vestido y comencé a colocármelo mientras maldecía mentalmente—. ¿Te vas?

—Dijiste que no ibas a hacer otra cosa que quitarme el vestido y tocarme —hablé rápidamente—. No mencionaste que me ibas a follar.

—No puedo creer que te tomes esto tan enserio, Isabella, no iba a acostarme contigo —su tono de voz sonaba serio y sincero, pero eso no me detuvo. —¿No era eso lo que querías desde un principio?

—¿De qué hablas? —lo miré esta vez, sus brazos cruzados sobre su pecho y su mirada justificante.

—¿No era eso lo que querías? —repitió—. ¿Acostarte conmigo e irte?

—¿De donde sacaste eso? —respondí con una pregunta. Un nudo se formó en mi garganta al instante que me terminé de arreglar el cabello un poco.

—Eres tan ángel que ni siquiera puedes cumplir las travesías que te propones, Bella —soltó una risita inexpresiva—. Me sorprende lo rápido que te rindes.

Con mis manos temblorosas, tomé mis cosas y me giré sobre mis talones, aún sin colocarme los zapatos. —A mí me sorprende lo poco hombre que eres.

Caminé rápidamente y, al salir y cerrar la puerta fuertemente, lo escuché bufar y golpear algo que supuse que fue la mesa.











Disculpen la tardanza, amores. Prometo subir más seguido por aquí.

Impure© | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora