25. "Gélido"

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Shawn's POV

La dura suela de mis zapatos negros resonaba por los pisos relucientes de Fairchild, dándole suma presencia a mi persona, y esto se podía corroborar por medio de las falsamente disimuladas miradas de las secretarias y personas ubicadas en la sala de espera principal, incluyendo algunas miradas desde las salas de conferencias.

Todos me observaban como si supieran algo que yo no, o como si yo supiera algo que ellos no saben y quieren averiguar.

Cada quien tenía su manera de definir a un bicho raro, claro. Quizás para ellos un bicho raro sería alguien que posee información que ellos no, o viceversa.

Cualquiera que observara con atención la manera en la que las miradas caían sobre mí como lluvia tormentosa pensaría que es por lo bueno que soy en mi trabajo pero, conociendo bien el concepto de las miradas, sé que no es así.

Mis pies se giraron decisivamente en cuanto estuve cerca de la entrada a la oficina se Joshua, puesto a que él había sugerido que le hiciera entrega yo mismo de todos los recibos de pago de este mes. Odiaba el hecho de hacerlo, porque para eso hay un gran número de empleados, y yo soy como un segundo rey en esta empresa, sin presumir.

Las veces que él no había querido así era por razones simples, como que quería indagar conmigo sobre algo importante, pero esta fue sin razón.

—Te sugiero que olvides eso de estarme tratando como tu sirvienta personal, no me presto para...

Me detuve al girarme de la entrada y percatarme de que no estaba aquí, lo único que había era un montón de cajas que parecían haber sido revisadas aquí, puesto a que todas se encontraban en el suelo entreabiertas.  Eran alrededor de cinco cajas del mismo color y tamaño.

Sostuve el manojo de papeles en mi mano derecha y me apresuré para dejarlos sobre el escritorio sin dejar de lado mi expresión de confusión, como si hubiese visto a la estatua de la libertad en bragas.

¿El por qué de mi confusión? Estos paquetes tenían fechas de entrega desde hace tres meses atrás y, además, todo este tipo de cosas quedaban archivadas en el almacén ubicado en la planta baja, justo detrás del estacionamiento privado.

Sentí la punta de mis dedos picar en cuanto toqué las alas de una de las cajas y la abrí sin dudarlo, observando una gran cantidad de lienzos con cierta pintura plasmada en ellos.

Pero eso no fue lo que más me descolocó.

Sino que todas las pinturas de esa caja eran similares, por no decir iguales.

De pronto me apresuré en revisar el resto. Las pinturas en cada caja eran diferentes, pero en cada caja habían varias copias de la misma.

¿Acaso Joshua no vendía las pinturas originales?

Joshua tenía una gran cantidad de negocios con personas de otros países, como India, Tailandia, Japón, Eslovaquia, y muchos más, por lo que no sería molestia para él distribuir una copia en cada país o, si es posible, en cada uno de los tres continentes, proporcionándole así ganancias indefinidas.

Ante mi deducción solté de golpe la pintura, dejándola dentro de la última caja y recobrando mi postura en cuanto escuché la puerta abrirse, revelando nada más ni nada menos que al dueño del edificio.

Un edificio que cada día parecía tener más pinta de cenicero.

—Supongo que supones que debiste haber tocado antes de entrar —sus pisadas se dirigieron hacia su asiento, sin apartar su mirada de mí, como si tratara de descifrar algo en mí que no lograba encontrar.

Impure© | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora