Memory. | Corey Fogelmanis. [1]

R

     Ambos estaban conectados a través de sus miradas. Era la primera vez que ella lo miraba tan profundamente y por mucho tiempo.

—¿Señorita? Es hora del chequeo semanal. — Una enfermera entró a la habitación interrumpiendo su conexión. — Necesito que se levante el camisón.

     La chica subió la prenda con cuidado hasta debajo de sus pechos. Tenía puesto un pantalón corto blanco y algo parecido a un corsé.

—¿Qué es eso? — Corey señaló la prenda que cubría el torso de la chica.

—Es un protector, ayuda a que las heridas no se abran o se infecten.

     La enfermera sacó el protector y el chico pudo observar lo lastimada que estaba la chica.

     Arriba de su ombligo había dos grandes moretones que cubría casi todo su estómago. Habían varios cortes y heridas en su cintura y costillas.

Corey sintió pena por la chica.

     "¿Quién era capaz de hacerle tanto daño?"

     La enfermera comenzó a limpiar las heridas aún sin cicatrizar. Ella se dio vuelta a él.

—¿Quieres ayudarme a limpiarle las heridas?

     Corey se acercó a Madeline y tomó un algodón de la enfermera.

—Madeline, te voy a limpiar. — Susurró Corey a la chica. — Tranquila, yo no soy como ese chico. No quiero hacerte daño.

     Con mucho cuidado, se acercó lentamente y limpió una de sus heridas. Veía en los ojos de la chica algo de temor.

—¿Ves? No te estoy haciendo nada, no todos son malas personas.

     Madeline observaba como el chico la trataba con mucho cuidado. Él levantó su mirada y vio los ojos de la chica sobre él. Había algo en ellos, nunca lo habían mirado de esa manera.

—Eso es todo, señorita. — La enfermera comenzó a ordenar sus cosas. — Ya no es necesario el protector, pero tenga cuidado, un golpe en el punto exacto y se abrirían sus heridas.

     La enfermera se había ido. Un silencio llegó a la habitación.

—¿Te acuerdas del primer libro que me leíste? — Habló Madeline mirando sus dedos.

—"El corazón delator." — Él aún estaba al frente de ella.

—Cuando leíste la primera página sentí algo en el pecho, como si este creciera. Recordé quién es Poe y que él es mi escritor favorito.

     Él sonrío, sin saberlo ayudó a la chica a recordar.

—Me alegra que hayas recordado algo. — Corey quería tomar su mano, pero no lo hizo, no quería que ella se asustara.

     Madeline, extrañamente, quería y esperaba que sus manos se juntaran.

     Ambos querían pero no eran lo suficientemente valientes para dar el paso.