-¿Qué? No, no es nada.- le digo realmente nervioso
-Pues te escuché describir apasionadamente a alguien, DIME QUIÉN ES!
-¿Pa...para qué quieres saberlo?- siento como tiembla mi voz mientras trato de no verlo a los ojos.
Veo como Niall se levanta de su cama, dirigiéndose a Louis.
-Déjalo ya, sus sentimientos no son de tu incumbencia.
-Claro que lo son. No voy a permitir que ningún maricón enamorado ande por los pasillos de este hospital.
Entra más a la habitación y se pone justo enfrente de mi, realmente cerca.
-Además pobre de la persona que te guste, él nunca se fijaría en alguien como tú.
-Lo sé, él es mucho para mi.
Quedamos en silencio, mientras él me ve con una mirada de asco.
-Lo mejor será que te vayas y dejes sólo a Harry.- dice Niall interponiéndose entre Louis y yo.
-Sí, no quiero seguir en el mismo cuarto que éste.
Se dirige a la puerta, y al llegar me dice
-Mucho cuidado Styles, te estaré observando y advertiré a todos que el joto está enamorado para que ya nadie sé te acerque.
Al terminar de decir esto, cierra la puerta azótandola.
Lo único que hago, es mirar al vacío recordando todas y cada una de sus palabras de odio hacia mí. Sé me van llenando los ojos de lágrimas y sin darme cuenta estoy llorando descontroladamente.
Niall sólo se acerca abrazándome y tratando de consolarme
-Ya ya, no llores. No sé como aguantas a ese idiota.
Te juro que sí sigue así, no me va a importar cuánto lo quieras y le voy a destrozar su cara.
Me río levemente, quitando las lágrimas que caen por mi cara.
-Gracias, pero creo que de ahora en adelante trataré de defenderme a mí mismo. Si no gano su corazón de esta manera, seré igual de agresivo que él, a ver sí así se fija en mí.
-Qué cosas dices Harry. A veces pienso que en vez de depresión, tienes locura.
-Sí, puede que también la tenga por él.
Volvemos a empezar a jugar cartas y sé nos pasa así la tarde, jugando y hablando de cualquier cosa.
En la noche, ya que es realmente tarde me despido de él y me dirijo a mi habitación.
En el pasillo, casi al llegar a mi cuarto, veo una de las puertas entreabiertas y escucho unos sollozos bastantes fuertes.
Quiero ignorarlos, pero la curiosidad me gana así que me acerco muy lentamente.
Me asomo a la habitación, cuidando que la persona de dentro no me vea y me encuentro con la sorpresa de que es Louis el que llora.
Está sentado en su cama con las manos en la cara y susurrando algunas cosas.
Me trato de acercar más para poder escuchar y creo que dice algo de "no, no de nuevo" "yo no soy ese tipo de persona".
Me conmueve de verdad verlo así, se ve tan pequeño y frágil que quisiera ir y abrazarlo.
Sigo contemplándolo, sin saber qué hacer pero antes de que me vea decido irme a mi cuarto.
Me doy cuenta que queda a sólo dos puertas después del suyo, nunca lo había notado.
No hay luz en los pasillos, así que no logro ver mucho y sin esperarlo, me tropiezo con un desnivel del piso, haciendo mucho ruido.
Inmediatamente me levanto adolorido de la rodilla y entro a mi habitación antes de que Louis me vea.
Pegó mi oreja a la puerta y escucho que él sale, abriendo lo poco cerrada que estaba su puerta.
-¿Hola, hay alguien ahí?
Camina un poco para verificar que no haya nadie, pero regresa a su cuarto, encerrándose completamente.
Me acuesto en mi cama, sobándome la rodilla y dispuesto a dormir.
Pasan los minutos, y por más que trato, no puedo conciliar el sueño. No se me sale de la cabeza las imágenes de Louis llorado, quién lo hubiera pensado, Y ¿por qué habrá estado así? Por más que se trate de hacer el rudo, sé que es todo lo contrario.
Mientras pienso en esto, mi mente se va relajando poco a poco por fin pudiendo dormir.
A la mañana siguiente me levanto sin muchos ánimos.
Como siempre, no tengo nada qué hacer en este hospital de locos, así que me visto para poder ir al comedor.
Me formo para que me sirvan de desayunar, y veo que la comida se ve descente hoy.
Me siento sólo, como generalmente lo hago y empiezo a comer. Siento que alguien se sienta junto a mi con su charola de comida, es Louis.
-Hola, ¿qué hay?- me dice sin ninguna preocupación
-Eh, hola.
Me levanto de la mesa, suponiendo que va a quererla para él sólo y que me va a correr.
-¿A dónde vas?
-Supuse que querías comer sólo, como siempre.
-No, quédate y hazme un poco de compañía, tú tampoco haz terminado de comer.
Su actitud es muy rara y amable, ¿sabrá que fui yo el que lo vió llorar anoche?
-Está bien, como quieras.
-Nunca hemos hablado bien, cuéntame un poco de ti.
Esto sí es raro. Nunca me había llamado por mi nombre, y siempre me estaba insultando, pero admito que amo que me trate de esta manera, hace que me ilusione.
-Primero dime algo tú.
Empezó a decir cosas sin sentido que me hacían reír, lo único que hacía eran caras raras y chistes, aunque se notaba que quería evadir el tema de su vida personal.
Seguimos así por varios minutos, y me empezaba a doler la panza por tanto reír, ¿es el mismo chico que ayer vi llorando a solas amargamente?
No parábamos de reír, y yo no podía creer que él estuviera ahí junto a mi con una de las sonrisas más amplias que le había visto y pequeñas arrugas que se le formaban a un lado de esos hermosos ojos celeste.
-Bueno, ahora sigues tú Harry.
-Pues no hay mucho qué contar, antes tenía una vida más o menos normal, pero ahora estoy internado en un hospital porque creen que tengo alguna enfermedad mental por ser homosexual, y todos mis días son iguales.
-Ah, cierto- me responde cortante.
Me tengo que ir, adiós.
Se levanta rápidamente de la mesa, y se va a su cuarto, sin decir más, ¿hice algo malo?