Final de Syzygy: Epílogo

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Iba caminando con las manos en sus bolsillos. Aquel día un cliente se fue sin pagarle los productos y su jefe lo despidió.

¿Ahora con qué cara iba a mirar a sus padres?

Su ceño fruncido y su cara de pocos amigos repelía a todas las personas, era como si fuesen imanes iguales, su amargura contra la de la multitud que paseaba por la acera, quienes chocaban bruscamente con el estuche de su guitarra tras su espalda.

–Disculpe...– escuchó la voz de una chica. – ¿Me ayudaría aquí? Hola, disculpe, no alcanzo...

Dio dos pasos más y vio a una chica morena, y más bajita que él, dándole la espalda y hablándole a los transeúntes que la ignoraban. Ella tomó sus manos, nerviosa, estuvo a punto de caminar, pero ella se volteó y se miraron.

Se miraron a los ojos y sintieron eso...

Fue un fuego en el pecho y un cosquilleo en el vientre. Un escalofrío que les cruzó las espaldas y un viento frío paseándose por sus nucas.

Sintieron el amor a primera vista.

–Hola...– se le acercó ella, tímida. Pero Seungcheol sólo la miraba a los ojos, la respiración acelerándosele, el pulso a punto de reventarle el corazón. –Sé que debes estar ocupado pero... ¿Podrías ayudarme? No alcanzo la cinta para bajar la reja de seguridad del local.

Le tomó cinco segundos a Seungcheol que su cerebro conectara.

–Oh. – abrió los ojos de par en par. –Sí, claro.

Le bastó estirarse un poco para bajarla. Ella colocó el candado mientras él miraba su cabello corto cayéndole por los hombros. Cuando se levantó sonriente, con su bolso en el hombro, olvidó como respirar.

–Gracias. – dijo. –Normalmente tengo a alguien que me ayuda, pero el chico enfermó hoy y yo era la única en la tienda.

La gente pasaba a su lado, ocupados en sus asuntos, mientras ellos dos intentaban buscarle un por qué a su atracción.

–De nada. – contestó.

–Soy Miranda. – alargó su brazo.

–Seungcheol. – le dio la mano. Apenas se tocaron, otro escalofrío. –Dijiste que alguien te acompaña, ¿no? ¿Vienen por ti?

–No, tomo el metro en la estación a tres cuadras.

–Yo también. ¿Te acompaño?

La vio asentir con la cabeza, quitándose el cabello que revoloteaba en su rostro.

–Me gusta esa marca. – señaló indiscretamente la que estaba encima de su pecho izquierdo.

Era un lunar. Una marca de nacimiento.

–Tengo muchos... no me gustan. – frunció el ceño. –Tú también tienes varios en la cara, mírate. Son lindos.

Él soltó una risita.

– ¿Estudias, Miranda? – preguntó.

–Sí, estudio ingeniería. ¿Tú?

–Quise ser músico... Pero papá quiere que tenga una carrera, estoy estudiando medicina. Quiero ser cardiólogo...

© Gliese (Libro Dos) | S.Coups (Seventeen) #KpopAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora