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"Terminar es tan fácil para ti a pesar de que me duele tanto, terminar es tan fácil para ti porque fui nada para ti (sólo dime que quieres irte)."

[Easy Love – SF9]


– ¿Un abrigo de piel? Tengo dos. – soltó Miranda divertida.

– ¿Colores?

–Blanco y beige.

–Me prestarás el beige. – salieron del ascensor.

–Odio el otoño, es un frío intermedio sabes. Es genial un frío extremo como en invierno y...

Se calló la boca al llegar a la puerta del apartamento y escuchar a una mujer gimiendo. Se quedaron estáticas, pero luego de unos segundos de escuchar a la mujer gemir como loca, Miranda le devolvió la mirada a Jaeryeong.

–No es él. – susurró con una chispa de esperanza.

– ¿Entonces quién más tiene las llaves de tu casa, Mir? – Jaeryeong estaba cansada. Muy cansada de que ese maldito jugara con los sentimientos de su mejor amiga.

Y entonces ambas lo escucharon, agudo, fuerte, y claro: ¡oh, Seungcheol!

Jaeryeong vio el terror grabarse en los ojos de Miranda.

–Dame eso. – le arrancó las llaves y comenzó a abrir la puerta.

–Jae... Jae no lo hagas...

Al abrir, ambas lo vieron. Seungcheol entre las piernas de esa tipa, enterrándose una y otra vez en ella mientras besaba su cuello y ella gemía.

Antes de que incluso Miranda procesara el hecho de que Seungcheol la estaba engañando frente a sus narices, Jaeryeong tomó cuatro libros de la biblioteca y se acercó a paso firme hasta el sofá.

–Tú, – le lanzó un libro en la cabeza con fuerza, Seungcheol gimió adolorido. –maldito cerdo bastardo hijo de puta, ¡eres un cerdo!

Miranda veía aún paralizada en su sitio cómo Seungcheol salió de esa tipa y buscaba cómo cubrirse con algo.

– ¡¿Pero qué diablos te pasa?! ¿Estás loc...?– se calló al verla a los ojos. Miranda estaba inmóvil, sin pestañear, sin llorar. Sólo estaba paralizada. –Mir.

–Ni digas su nombre. – advirtió Jaeryeong. –Miranda, ve por tus cosas.

– ¿Sus cosas? – preguntó asustado Seungcheol. –No, ¿a dónde se van?

–Me estoy llevando a Miranda de viaje para que pueda despejar su mente tan jodida de ti. Si antes pensaba que lo único que sabías hacerle daño, ahora lo confirmo con creces.

– ¿Y tú quién eres?

–Soy su mejor amiga. – Jaeryeong lo miraba con recelo, ¿y cómo no hacerlo? –Mir, vamos a preparar tu maleta.

Pero Miranda no podía moverse, ahora estaba mirando a Cheshire quién maullaba desesperado por la atención de su dueña.

– ¿Mir? – se acercó Jaeryeong, pero al verla en shock decidió que si ella misma no hacía la maleta de su mejor amiga, ella nunca se iría.

Miranda estaba tan paralizada por el miedo y el asombro que no se percataba de otra cosa que no fuese Seungcheol.

La verdad estuvo tanto tiempo frente a sus ojos y ella nunca la vio.

El tiempo pasó tan rápido, y todo fue tan sereno para Seungcheol que no lo soportaba. Estaba mirando en primera fila como el amor de sus vidas sufría. Por su culpa. Y antes de que él pudiese reaccionar, Jaeryeong salía de su habitación con una maleta.

–Vámonos, Mir. – murmuró Jaeryeong tomándola del brazo.

Pero para asombro de ella, Miranda se zafó de su agarre y caminó hasta estar frente a ellos. Rosé la miraba expectante y esperando el golpe que nunca llegó, ya que se dirigía hacia ella.

–Me das lástima. – susurró con un hilo de voz.

–Mir, vamos.

–Tú crees haber ganado. ¿Qué es lo que ganaste? – prosiguió. –No lo entiendes. Lograste que me engañara contigo, ¿qué te hace pensar que él no te hará lo mismo con otra?

Rosé se paralizó, sintiendo la mirada de Seungcheol sobre ella.

Dicho esto, le dirigió una última mirada a Seungcheol, quién aterrado la observaba. Y salió por la puerta con Jaeryeong hacia el ascensor.

Miranda no se movía, apenas y respiraba mientras bajaba al ascensor, sólo articuló:

–Quiero ir al restaurante. Por favor, Jaeryeong.

Su mejor amiga sólo asintió lentamente con la cabeza, preguntándose qué era lo que pensaba Miranda.

Caminaron en silencio por la calle, tomaron el autobús incluso, y al llegar hasta el restaurante la campana de la puerta cantó su llegada. Miranda caminó en modo automático, sin prestarle atención al gerente del local que le llamaba mientras Jaeryeong intentaba explicar brevemente lo ocurrido. No fue hasta que llegó a la mesa 17, luego de una media hora de viaje, que se permitió a sí misma respirar entrecortadamente. Las lágrimas inundaron sus ojos cuando el chico en traje se levantó de su silla habitual con la desesperación reflejando sus ojos, dejando su laptop a un lado, al ver a su camarera así palideció.

–Señorita, ¿está bien?

–No.

Miranda soltó un par de lágrimas.

Él la abrazó, apretándola entre sus brazos.

– ¿Puedo preguntar qué fue lo que pasó? – escuchó esa voz baja en su oído. Miranda jadeó, sintiéndose segura porque él se había preocupado tanto por ella, él sintió el deseo de acompañarla en sus problemas, manteniéndose a raya, siendo el ángel anónimo que necesitaba.

–Me engañó. Nunca fui nada para él, sólo fui una compañera sexual cuándo yo lo di todo... – fue todo lo que pudo decir antes de echarse a llorar.

Hundió su rostro aún más en su pecho perfumado, sintiendo escalofríos cuando él apretó uno de sus hombros con su mano, en señal de que no la dejaría.

Fue entonces cuando lo supo. Ella se merecía más. Merecía alguien que la apreciara.

Amaba a Seungcheol.

Pero merecía sentir eso que era tan irracional, ilógico, pero verdaderamente apacible por alguien más que de verdad le devolviese en creces lo que sentía.

– ¿Puedo...?

Miranda aflojó un poco el agarre, pero aun así, nunca lo soltó.

– ¿Sí?

–Quiero presentarme.

El silencio reinaba, pero sus corazones latientes lo decían todo.

–Mucho gusto. – cuchicheó. –Soy Miranda.

Justo en ese momento, luego de perseguirlas hasta el último lugar dónde se imaginaría que estarían, Seungcheol se asomó en la ventana. Buscó con la mirada hasta que incrédulo, dejó caer su boca al piso.

De manera aprensiva tuvo que sentarse y mirar desde el suelo la escena frente a sus ojos.

–Un placer, señorita. – murmuró él también, sintiendo que su pulso se aceleraba, porque realmente amaba tanto a la morena entre sus brazos.

Seungcheol bufó, riendo amargamente.

Preguntándose por qué Joshua abrazaba a su novia así.

© Gliese (Libro Dos) | S.Coups (Seventeen) #KpopAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora