Han pasado algunos años, son otras personas, ya inició su siguiente vida. El ciclo de la reencarnación no tiene fin, mucho menos para nuestros protagonistas. Ahora son completamente diferentes y ya no comparten sueños en común como en "Syzygy"... pe...
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"Por causa de las espinas, una hermosa rosa puede florecer. Flores de color rojo obscuro significan 'te amo'. Incluso si sangro en todas partes, quiero conocerte, porque pienso en ti todos los días. Ya soy un adicto a ti."
[Beautiful – Monsta X]
Despertó.
– ¡Dios! – escuchó a Miranda. – ¿Cheollie? – apenas abrió los ojos, se encontró con su rostro preocupado, ella sostenía su rostro sudado entre sus manos, acunándolo.
Intentó adivinar en dónde estaba, observando hacia todos lados.
–Estás en Madrid. – susurró.
–Sí. – dijo sin estar seguro de ello.
No fue hasta minutos después de que ella lograra calmarlo que se dio cuenta de la realidad. Sí, estaba en Madrid. En la habitación de hotel, a su lado.
– ¿Quieres decirme qué soñaste?
La miró dudando en contarle o no. No quería decirle que soñó con su madre.
Le estaba pasando, cada noche. Esos sueños donde su madre se encontraba con él en distintos pasillos de hospital y lo miraba a los ojos, culpándolo porque cada segundo que callaba lo que sabía, era otro segundo que su hija pasaba ignorante de lo que realmente fue.
–Bebé...– escuchó su voz suave, no pudo reaccionar a tiempo para el beso que ella le plantaba en los labios. – ¿Seguro que estás bien? ¿No quieres comer lo que pedí? Tienes varios minutos así. Sin mirar otra cosa que no sea la ventana.
La miró en silencio por varios segundos.
–Quiero dormir, eso es todo.
El mismo sol de atardecer que abrazaba a Santortini, era el que besaba sus rostros, en su tercera tarde en la isla Europea. El mar Egeo los saludaba, cambiando el estado de ánimo de Seungcheol ligeramente, dándole poco a poco la paz que merecía al menos por unos minutos.
–Odio a mi padre. – murmuró él mientras cenaban.
Miranda le dirigió una mirada preocupada.
–Sí, supongo que lo odias. – pasó su mano por encima de la mesa hasta tomar la suya. – ¿Él es el por qué has estado comportándote así de extraño estas vacaciones?
Sólo asintió. Tomó un poco más de su té, sintiendo como el líquido quemaba su garganta y le causaba escalofríos al contrastar la brisa gélida en contacto con su cuerpo.
– ¿Sabes? Quiero luchar por mi sueño de ser cantante a partir de ahora.
–Mir. – la miro a los ojos. –Quiero confesarte que te amo.
La vio sonreír lentamente, con un sentimiento enorme.
–Te amo, y pues... Que romántico, decírtelo en un restaurant exterior con la vista del mar en Santortini. – rio incrédulo.
–Yo también te amo.
– ¿Quieres ser mi novia? – preguntó con su cabeza gacha.
–Hasta que me lo preguntas...– Miranda se mordió el labio, emocionada. –Sí, sí quiero.
Seungcheol carraspeó, tomando de nuevo la taza de té para disimular su ridícula sonrisa de felicidad.
~Varias semanas después~
–Joshua, hermano. – se abrazaron, palmeando sus espaldas amistosamente.
–Esto si es la buena vida, ¿no? – bromeó el más alto. –Que linda oficina.
– ¿Aún sigues con tus trabajos de medio tiempo o conseguiste algo como periodista? – preguntó sentándose en el sofá a su lado.
–Me contrataron en un canal nacional para ser presentador de las noticias de las 8 de la noche.
–Mierda, eso es jodidamente genial. – se chocaron las manos. –Felicidades.
–Gracias. – sonrió. – ¿Cómo te va con la chica que me dijiste que te gustaba?
–Le pedí que fuese mi novia.
Joshua abrió los ojos de par en par.
– ¿De verdad? ¿Qué te dijo?
–Que sí. – lo vio sonreír. –Estoy muy feliz, no sabes cuánto.
–Puedo hacerme una idea, tu sonrisa de idiota habla por sí sola.
–El idiota aquí eres tú, ¿lo sabes?
–Oh, cállate. El pendejo que no sabía cómo era un acorde eras tú, y ahora muerdes la mano que te dio de comer.
Hacía tantos meses que Seungcheol no se divertía tanto con su mejor amigo, y ahora estaba a punto de tomarse una tarde para descansar y bromear junto a él.
