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"...Y entonces dibujé a la hermosa tú en la lluvia. En el mundo blanco y negro, tú eres mi único rayo de luz, sé la lluvia y ven a mí..."

[RainTaeyeon]


– ¿A dónde quieres ir? – volteó un poco el rostro, gritando por sobre el viento que ensordecía sus oídos. Sin embargo, aún manejaba bajo el límite de velocidad permitido por los aburridos policías británicos.

– ¿Ir? – preguntó ella confundida. – ¡No lo sé!

Su cuero cabelludo aún ardía, estaba segura de que el padre de Seungcheol le había arrancado unas cuantas hebras de cabello.

– ¡Tengo una idea! Ya sé a dónde ir, estamos cerca.

Dicho esto, aceleró aún más la motocicleta, ganándose que la chica apretara más el abrazo para no caer.

Manejó hasta un edificio pequeño, de cuatro pisos apenas.

– ¡Joshuaaaaaa! – gritó lanzando una cuarta piedra a la ventana que, sabía, le pertenecía a su mejor amigo. – ¡Joshua Hong! – volvió a gritar.

El americano no contestaba su teléfono ni estaba en casa.

–Demonios. – maldijo en voz alta, Miranda lo miró a su lado. –Ese idiota debe estar dormido, duerme como un tronco.

Se sacudió el cabello por pura frustración.

– ¿Y ahora qué hacemos? No podemos volver a casa. Es más, esa cena debió haber terminado hace una hora...

Se calló al ver a Miranda observándolo con una expresión en blanco. La vio darse la vuelta y montarse por sí sola en Boo, colocarse el casco, y ofrecerle el suyo mientras palmeaba el asiento frente a ella.

–Sé a dónde podemos ir, ¿qué tan bueno eres acatando direcciones?








–Es por aquí.

La vio subir los escalones del viejo edificio completamente emocionada. Sacó unas llaves de su abrigo, y paró frente a una puerta de madera algo rayada, con un letrero donde leía "2-1".

–Tienes que conocer a mi bebé, es precioso. – la escuchó mientras abría la puerta, ella parada frente a él.

– ¿Es seguro que deje mi motocicleta allí abajo? – preguntó nervioso, ya que... bueno, era su primera vez en un barrio de clase baja y tan mala fortuna.

–Sí, es seguro, tranquilo.

Una vez que abrió la puerta, se sorprendió al ver el apartamento más pequeño que pudo ver en su vida. Obviamente éste estaba diseñado para que en él viviese una sola persona, pero era inconsciente de que varios pisos más arriba vivía una familia de 8 en una réplica exacta del hogar de Miranda.

– ¿Bebé? – la vio llamar a alguien mirando el suelo, ¿Miranda tenía un hijo? Pero escuchó un maullido desde una silla, y vio a un gato ridículamente obeso levantar la cabeza de manera perezosa. – ¡Mira a quién traje a casa! Seungcheol, él es mi bebé, es precioso, hermoso, listo y mi mayor orgullo; su nombre es Cheshire. – besó la cabeza peluda del animal, que lo observaba fijamente con esos ojos enormes y azules. Entonces Miranda comenzó a hablar con una voz aguda graciosa. –Shire, dile hola a Cheollie.

Se perdió en la sonrisa de la joven. Y en sus palabras, especialmente en una que dijo con emoción: Cheollie.

–Yo... lo siento, ¿no te gustó que te llamara así? Debe ser ridículo para ti, lo siento mucho...– se disculpó. –Es sólo Seungcheol, Cheshire, es Seungcheol...

–No, me encanta. Nunca... Nunca me han puesto apodos. Me gusta que me pongas un apodo.

Ella le sonrió, y cuándo quiso que Cheshire saludara a Seungcheol, el gato soltó un gruñido y sacó los dientes a relucir. Dio un salto hacia atrás.

– ¡Cheshire! – le reprendió ella. –Él es un chico lindo, sé amable con él. Compórtate, no habrá carne para ti hoy si no eres amigable con Cheollie. – dejó al animal de vuelta en la silla, Miranda abrió la silla de al lado en el pequeño comedor con dos asientos. –Seungcheol, si quieres siéntate aquí, iré a mi habitación por un minuto.

Él hizo lo que se le ordenó, se sentó al lado de Cheshire y ella desapareció tras la puerta para cambiarse el vestido a un pijama.

El felino y nuestro protagonista comenzaron una batalla de miradas bastante intensa, hasta que él sonrió, acercándose para susurrarle al gato.

– ¿Escuchaste eso, peludo? Mir dijo que soy lindo.

Cheshire gruñó.

Si Seungcheol supiese leer el "lenguaje" de los gatos, entendería que un amiguito de este tipo con los ojos dilatados, las orejas bajas, la cola erizada y el cuerpo curvado hacia arriba está bajo amenaza o enojado. Normalmente se trata de esto último.

Pero Seungcheol es necio, y siguió provocándolo.

–Miranda me quiere más que a ti. – otro gruñido. –Vamos, no estés celoso, bola de pelos. ¿Pensabas que te daría amor de por vida? Pues llegué yo.

Miranda salió de su habitación para presenciar justo el momento que Cheshire saltó encima de Seungcheol con ánimos de sacarle los ojos y las tripas.








– ¡Me arañó! Está loco.

–Es un animal, Cheollie, no sabe lo que hace...– mientras le limpiaba las heridas en la cocina (tres líneas rectas en su brazo y marcas de colmillos en la mano), soltó un gemido en voz baja.

–Au, duele, duele mucho. Arde...– se calló cuándo ella le plantó un beso húmedo en los labios. La vio bajar la mirada hasta su brazo, Seungcheol estaba anonadado. El corazón se le iba a salir del pecho, las manos comenzaron a sudarle, lo besó.

–Por supuesto que arde, no he podido cortar sus uñas en dos meses.

–Sí, ya me di cuenta...– murmuró entre dientes, haciendo un mohín.

Guardó las cosas en su pequeña cajita rosa de madera, y las dejó al lado de la estufa.

– ¿Quieres chocolate caliente? – preguntó mirándolo a los ojos.

– ¿Chocolate?

–Tiene menta, ¿te gusta?

No supo a qué sabía, pero luego de probarlo a su lado en la sala mientras la abrazaba (bajo la mirada atenta de Cheshire, quién movía la cola arrastrándola en el suelo de un lado al otro, en señal de irritación), supo que el chocolate caliente con menta era la gloria. Y aún más hecho por las manos de su adorada británica.

Le sacó la lengua de forma victoriosa al gato y luego esbozó una sonrisa apegando más a Miranda a su pecho.

Gané.

© Gliese (Libro Dos) | S.Coups (Seventeen) #KpopAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora