Capítulo 4

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Mientras Thalía se arregla, yo me entretengo con el móvil. Aburrida, intento encontrar algo interesante en las fotos que mis compañeros colgaron del paseo. Nada interesante capta mi atención. Solo se ven puras locuras de los chicos, y uno que otro reto que se hicieron entre ellos.

Paso un rato entretenida con estos, hasta que uno de ellos capta mi atención. Rafaella y Giannina se encuentran sentadas en una banca, y junto a ellas, mi novio se encuentra abrazándolas.

«Qué raro...»

Según voy bajando, encuentro más y más fotos de esos tres. En ninguno de ellos se ve a Sebas, a Patrick, o a algún otro amigo suyo.

«Hasta donde sabia, ellos no se toleraban»

—Thalía —digo, desconcertada—. ¿Sabes si Mauricio se ha peleado con alguno de sus amigos?

—Ah... No estoy segura —responde, pensativa. Durante un rato, se queda mirando el espejo— Hasta donde yo sabia, Alonso anda molesto con Mauricio por qué este le quitó la capitanía del equipo en el que ambos entrenan. Pensé que tú ya lo sabías...

—Es evidente que no —aclaro, disgustada. Ella solo encoge sus hombros.

No es por ser jodida, pero empieza a llegarme la poca comunicación que hay en nuestra relación. Pudo siquiera haberme comentado que había estado compitiendo por el puesto.

—¡Ya vámonos! —la apuró, fijándome en el reloj—. Llegaremos tarde.

—No nos perderemos de nada interesante —responde ella—. Esas fiestas son tan monótonas que llegan a aburrir —se queja, cerrando la puerta de la habitación.

Caminamos apresuradas hacia el living, donde todos ya están reunidos, a la espera de las limosinas que nos llevaran al evento. Al llegar, unas chicas jalan a Thalía del brazo y me quedo sola.

Un poco para matar el tiempo, y otro para evitar pensar en Mauro, comienzo a ayudar a Samara con la distribución de los estudiantes en los vehículos Una vez que todos ya están en grupos, abordamos las limosinas y partimos rumbo al Castell de Sant Marçal. El recorrido dura 35 minutos, en los cuales lo único que hago es ponerme los audífonos y ver la ciudad.

Conforme vamos avanzando, voy interesándome más por los alrededores de Barcelona. Hasta que al fin, tomamos una salida e ingresamos a una pista rodeada de árboles. Al final de esta hay un pequeño desvió que nos lleva adonde estacionaremos los vehículos.

Saliendo de estos, somos guiados por los organizadores de la promoción hacia una gran explanada, dividida en cuatro áreas verdes. Un pequeño arreglo floral se halla en el centro. De frente, hay una inmensa pileta, con una pequeña decoración que lanza un chorro de agua. Rodeándola hay caminos de tierra, con abetos a los laterales. Y al frente de todo, se hallan unas escalinatas que conducen hacia el castillo. El decorado está hecho con luces rojas y amarillas.

—¡Chicos, formen dos filas! —grita Samara—. En estos momentos vamos a entrar al evento al que hemos sido generosamente invitados por los señores Masías Fuente —aplausos interrumpen su discurso. Ella se limita a fruncir el ceño, y poco a poco, estos disminuyen—. En esta oportunidad asistiremos a la celebración del cumpleaños de un reconocido cantante español, por lo cual, después habrá un concierto —otra ronda de aplausos, junto a algunos gritos de euforia vuelven a interrumpirla. Esta vez, ni sus gestos pueden calmar la emoción de mis compañeros. Samara se rinde, y hace señas para que todos ingresen al edificio.

Desfilamos, junto a otros invitados, por los caminos. Entramos a uno de los múltiples salones, y cada uno se dispersa con su respectivo grupo. Intento ubicar a Sebastián, para preguntarle sobre lo ocurrido con Alonso. Sin embargo, Giannina me encuentra antes y me jala del brazo.

Out of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora