Jamás había marcado un número con tanta furia. A mi lado, una apenada Sofía intenta calmarme. ¿Que si estoy llorando? Sorpresivamente, no. Anestesiada, esa sería la palabra para describir lo que siento. Recién ahora puedo unir las piezas; cada detalle que debió haberme echo sospechar de un engaño, encajan para cobrar sentido. Tomo aire, y me dirijo a una esquina apartada de los demás. Soy enviada por enésima vez a la casilla de voz.
—Déjalo, te estás haciendo daño —siento una mano en mi espalda. Abrazo a Sofía, dejando escapar una lágrimas.
—Se acabó —murmullo —. No sé que me duele más; si su engaño, o los 2 años perdidos.
—¡Hey! No digas eso —dice, separándose de mí—. Es vano condenar algo que en algún momento te hizo feliz.
Ahí está la verdadera incógnita. ¿Él me hizo feliz? El engaño nubla cada recuerdo; los buenos, parecen falsos y a la vez dolorosos , mientras que los malos, causan un incipiente odio. Mis pensamientos van creando un caos tan grande, que empiezo a sentir un dolor en la cabeza. Sofía me ayuda a ubicar a mi tía, la cual al verme, nota enseguida que es necesito de ella. Nos despedimos de sus colegas, y tomamos un taxi. Camino a casa, evita iniciar algún tipo de conversación que pueda sacarme de aquel estado de shock.
—Él me engañó —suelto, con voz temblorosa—. Colgaron una foto en la que se llevaba a Rafaella a uno de los cuartos, durante la fiesta de Año Nuevo.
—Algo sospechaba —me acaricia el cabello—. Lo siento mucho, Andrea.
Omite el típico "te lo dije", lo cual ya es mucho para mi. Deduce la humillación que siento por saber que todos mis antiguos compañeros, me ven como la pobre cuernuda. ¡Y es verdad! Los comentarios que subieron etiquetándome en dichas imágenes, las sarcásticas frases, y las hipócritas condolencias, hacen que hierva mi sangre.
Una vez que llegamos a casa, subo con rapidez a mi habitación. Ha sido un horrible fin de año, y solo quiero desaparecer. Luego de unos minutos, Marleny ingresa a mi dormitorio, trayéndome un café.
—¿Qué voy a hacer? —mascullo—. Siento que he vivido en un espejismo, tía. Quisiera olvidar absolutamente todo, hasta quien soy.
—Entonces, cambia —responde, levantándome y acercándose al balcón—. No hay nada mejor que volver a 0, y comenzar de nuevo.
Pasan varios minutos, que me parecen eternos, antes de lograr quedarme dormida. Al despertar, siento las marcas que las lágrimas dejaron. Y por un momento, siento paz. Desahogado queda todo lo que me aquejaba, y no recuerdo ni siquiera que fue lo que me causó tanto dolor. Eso duró aproximadamente 5 segundos. Mi móvil pitea sin parar, recibiendo cientos de notificaciones. Empieza a sonar Be Right There, anunciándome una llamada.
—Jodidas ganas de molestar —exclamo, agarrando el celular—. ¿Hola?
—Se que es complicado de explicar, y que estás molesta. Pero, no quise... —cuelgo, antes de que Mauricio continúe.
Me volteo, intentando aprovechar unos últimos minutos, antes de que sea de verdad necesario salir de la cama. Sin embargo, mi móvil vuelve a sonar.— No te lamentes por mi, sé qué no se necesita tener cerebro para estar de adorno a tu lado.
—Oh vaya, eso fue algo rudo, ¿no crees? —agrega Gustavo, riéndose. ¡Maldición!—. Casi siento pena por aquel bastardo que te llamo antes.
—¿El que me engaño? A mí me parece justo.
—Resaltemos el "casi" y el "bastardo" en aquella frase.
Esbozó una sonrisa, que bonita manera de despertar. Los gritos de Marleny me reclaman que baje, así que me despido, y bajó al comedor. Servido el desayuno, ella intenta sonsacarme los pormenores de lo ocurrió ayer. Viendo que no va a obtener más que monosílabos de mi parte, me cambia de tema.
—Te inscribí en clases de catalán —anuncia— antes de que pongas esa cara, déjame terminar —igual ni quería—. Justo necesitas tener algo que te distraiga, y aprender el idioma te servirá acá.
Ni me molesto en poner ojitos, sé que no funcionará. Preparo una mochila, y salgo rumbo a la academia. Al llegar, se me da un horario, junto al nivel asignado.
«Salón 306»
Me siento en el medio, al lado de una joven con rasgos orientales, que parece sumida en su propio mundo. De cabello oscuro, y mirada intensa, de igual color. Se ve completamente concentrada en lo que piensa, y de a ratos esboza una agradable sonrisa. El profesor ingresa al salón, y comienza la clase. Aun cuando lo intento, mi mente se pierde en una pregunta que me atormenta desde anoche.
«Si le entregue todo, ¿había algo de malo conmigo?
— Señorita Masías , ¿puede repetir lo que dije?—pregunta el profesor. Yo enmudezco, mientras la chica de al lado me pasa un post-it. Repito lo escrito, palabra por palabra, esperando que no sé de cuenta mi error. El profesor simplemente asiente, y sigue con su clase.
—No seas tan obvia —comenta ella, acabando un dibujo que tiene al final de su libreta.
—Lo siento, no me di cuenta. Por cierto, gracias... —pienso si ya ha sido llamada por su nombre.
—Me llamo Luana, un gusto —sonríe.
—Anahí — respondo, y señalando su dibujo, agregó—. Tienes un gran talento.
—¡Gracias! No está muy detallado, pero que bueno que te guste. Las clases son algo repetitivas si llevas mucho tiempo acá.
Cuando el profesor nos indica qué trabajemos un trío durante este mes, una silueta conocida se acerca a ambas. Esa melena oscura es muy difícil de confundir.
—Que pequeña es la ciudad, Anahí —saluda Alexandra—. Hagamos el trabajo juntas.
—Al menos está vez no seré tu violinista —responde mi compañera, cerrando su libreta.
—Yo sé que tú sueñas con qué formemos nuestra sinfónica.
—No gracias, así estoy bien —zanja Luana.
Finalizan las clases, y todas regresamos a nuestros respectivos hogares. Agotada me tumbo en el sofá, lista para una maratón, que me haga pasar de todo. Lamentablemente, pareciera que no tengo minutos de paz. Me siguen llegando notificaciones del chisme-del-año. Abro mi WhatsApp, para calmar un poco las cosas. No obstante lo que encuentro, me inquieta.
"Yo sabía que él llegaría a ese punto, enserio lo lamento. No obstante, ahora tienes un problema mayor."
Me fijo en el perfil; es un número desconocido, sin foto ni ningún estado.
"¿Quien eres?¿Acaso no pudiste decírmelo antes de que me explotara en la cara?"
Su respuesta no tarda.
"Te habrías puesto a la defensiva, y lo sabes. ¡Céntrate en lo importante! Ella no ha conseguido lo que quería, ahora tú lo vas a pagar."
Tiempo sin aparecer por aquí😌 Estuve pasando por un bloqueo, pero me he recuperado🙆🏻

ESTÁS LEYENDO
Out of Me
Roman pour AdolescentsA Andrea Masías se le enseño desde pequeña lo que debía, y no debía, ser. Cada pauta que debía seguir, cada camino que debía evitar. Ella dice ser feliz viviendo de esa manera. Pero el destino la pondrá a prueba. ¿Que pasara cuando se quite la vend...