Visita a la Mansión Wayne

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Toddy fué despertado esa mañana por el delicioso olor de waffles recién preparados. El pequeño, hambriento rápidamente se levantó de su cama y bajó al comedor en pijama.

—Hasta que despiertas —dijo Jason volteando hacia el menor con una sonrisa —estábamos esperándote.

Toddy se talló los ojos con los puños.

—¿Babs? —confundido volteo a ver a la pelirroja —¿sigues aquí?

—¡Adivina quien se quedará a vivir con nosotros! —exclamó Jason con entusiasmo hacia Toddy, quien al momento abrió los ojos como platos de la emoción girándose hacia Barbara con una gran sonrisa.

—¿Babs? —soltó el pequeño.

—¡NADIE! —contestó el mayor con la misma alegría a la par que soltaba una larga carcajada ante su pequeña broma.

Toddy de inmediato borró la sonrisa de su rostro.

—¡Jason! —dijo la pelirroja en forma de regaño.

Toddy tan solo levantó la palma de su mano hacia su padre y uno a uno, bajó cada uno de sus dedos dejando al final el medio.

—Para ti, papá —agregó con cierta sonrisa burlona.

Barbara alzó ambas cejas y llevó una mano a su boca ante la obscena seña.

—Eso te ganas por bromista —comentó la mujer reprimiendo una carcajada.

—¿Donde aprendiste a hacer eso? —preguntó Jason hacia el menor con seriedad.

—Ví que se lo hacías al tío Dick.

...

Jason pasó al preescolar a recoger a Toddy con puntualidad, anotó la tarea y se despidió de la profesora como de costumbre, evitando también las miradas de las demás madres de familia quienes fantaseaban con el único papá del salón.

—¿Qué tal te fué en la escuela hoy, Toddy?

—Tengo que entregar un árbol genealógico —contestó el menor con seriedad —papá ya te lo había dicho, y no se a quien voy a poner.

—¡Oh! —exclamó llevando una mano al entrecejo —es verdad. Para empezar puedes ponerme a mi y a Barbara, al comisionado, a Bruce, a Tim, Dick, Damian, a los padres de Bruce.

—Que no falte Alfred —reclamó el menor.

—A Alfred, a Cassandra, Katy Kane, Selina, Talia, Harper, ¡a todos!, si familia no nos falta.

—Pero falta mi verdadera mamá —recriminó el menor.

—¡Lo que faltaba! —exclamó Jason aparentemente ignorando a Toddy —olvidé poner la direccional —y tras sentir la mirada del menor, contestó.

 —Oh, lo siento estaba escuchándote, vamos a la casa para que inicies tu tarea de una vez.

—Es con fotos —aclaró el menor cruzándose de brazos.

—¡Maldición!

—¿Qué dijiste, papá? 

—Que me alegra mucho visitar a Bruce, ¿pero no puedes sacar las fotos de revistas o algo así?

—Eso es hacer trampa, y es malo. 

—Está bien —contestó finalmente el adulto.

...

—¡Bruce! —Toddy se lanzó a sus brazos apenas lo vió y el mayor le correspondió acuclillándose para estar de su tamaño.

—¿Como estás, Toddy? —saludó el adinerado —¿qué los trae por acá? —agregó volteando la mirada hacia Jason.

—Unas fotos —contestó el ex-robin con una fingida sonrisa de oreja a oreja.

—Es para una tarea —aclaró el pequeño.

—Prepararé un poco de chocolate y galletas —dijo el servicial mayordomo al ver la visita.

—¡Alfred! —el niño nuevamente fué a abrazar al mayor.

—Bueno —comenzó Jason rascando su cabeza —les dejo por un momento a Toddy en lo que hago unas compras.

Bruce en ese instante alzó una ceja.

—¿A sí? Pero antes debemos tener una seria charla tú yo.

Jason soltó una risita nerviosa.

—Pero que coincidencia —volvió a sonreir fingidamente —tengo un poco de prisa.

—¿Porqué no aprovechar ahora que te veo? Solo serán unos segundos —Bruce no se veía para nada contento —Alfred, creo que a Toddy le fascinarán los nuevos peces en la fuente del jardín.

—¿Qué sucede, Bruce? —Jason cedió finalmente.

—Tú estás mal de la cabeza, ¿verdad?

Todd abrió los ojos como platos.

—¿De qué me hablas? —preguntó haciéndose el inocente.

—Me enteré que estás en rivalidad con Deadshot por territorio. Sí, tú, el hombre sin familia que no tiene nada que perder.

Claramente Bruce era totalmente sarcástico. Jason llevó la palma de la mano a su frente.

—Si sólo quería regañarme, Bruce, te lo hubieras ahorrado.

—Estás poniendo en peligro a Toddy por tus estupideces. Deja de meterte en problemas, o no me importará arrebatarte su custodia.

En ese instante el rostro de Jason Todd cambió por completo.

—No voy a dejar que me quites a Toddy —respondió con severidad —Que te quede claro, Bruce. Tenga que hacer lo que tenga que hacer.

—Vas a ocasionar un daño del que te arrepentirás por siempre si no detienes esto —aseveró el hombre.

—¡Sé lo que estoy haciendo y sé cuáles son los riesgos de mis acciones —exclamó.

—Solo una cosa te diré, Jason. Toddy no va a quedarse contigo.

Tras decir esto, Jason fué hasta donde el niño y lo tomó en brazos y se fue del lugar sin siquiera despedirse.

Apenas llegaron a su departamento, Jason puso las cartas sobre la mesa. Sentó al niño en una mesa del comedor y se dirigió a él con firmeza.

—Soy un asesino —soltó —me pagan por hacerlo, ¿sabes lo que es eso? Las armas que tengo son para herir a las personas, no para proteger a nadie.

Toddy tan sólo lo observaba, completamente estupefacto sin saber que decir. Jason estaba furioso y su hijo comenzaba a asustarse.

—¿Y qué significa eso? —prosiguió el mayor elevando el volumen de su voz —significa que si no quieres convertirte en mí debes estar con alguien que no sea yo —el pelinegro detuvo sus palabras para soltar un profundo suspiro —tú eres el único lazo del que todas esas personas que quieren deshacerse de mi jalarán para hacerme caer, y al hacerlo moriré de sólo imaginar lo que pueden ser capaz de hacerte. Toddy —el hombre se acuclilló para estar del tamaño del menor —si quieres estar a salvo tendrás que irte.

—No quiero que me separen de tí.

En ese instante las lágrimas del niño comenzaron a rodar por sus rojizas mejillas.

—Toddy, escúchame —Jason intentaba de alguna manera reconfortarlo acariciando sus mejillas —algún día vamos a volver a encontrarnos.

Y apenas acabó de decirlo el mayor estrechó entre sus brazos al niño, pero este lo alejó de sí.

—Sé que haces cosas malas pero no me importa, lo único que quiero estar contigo, papá —cada palabra del menor tan sólo aumentaba su llanto —eres la única persona que amo en el mundo y no quiero perderte.

Jason cayó de rodillas frente al pequeño, no dejaba de abrazarlo ni un instante.

—No, Toddy. Nunca voy a dejarte. Tenlo muy en claro, jamás, así tenga que renunciar a todo. No dejaré que te lleven de mi lado.

Lo Mejor de mi, Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora