Capítulo Quince

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La casa está esperando. Todos de pie a mi alrededor en la entrada, están asustados de muerte por lo que hay dentro, pero yo estoy más aterrado por la propia casa. Sé que es tonto, pero no puedo evitar sentir como si estuviera viéndonos, y tal vez sonriendo, sonriendo a nuestros intentos infantiles para detenerlo, riéndose hasta sus cimientos mientras nos movíamos como gallinas en su dirección.

El aire es frío. El aliento de Lydia sale en pequeñas nubes calientes.

Ella lleva una chaqueta de pana gris oscuro y un pañuelo rojo de punto suelto, enterrada dentro de la bufanda, está la bolsa de hierbas de mi madre. Danny se presentó con una chaqueta de deporte, por supuesto, y Scott parece desaliñado como siempre en su destartalada chaqueta de camuflaje del ejército. Él y Danny están resoplando en la tierra, reorganizando las piedras del lago Superior en torno a nuestros pies en un círculo de un metro y medio.

Lydia se acerca a mi lado mientras miro a la casa. Mi athame cuelga de mi hombro por su correa.

Lo guardaría en mi bolsillo más tarde. Lydia olió su bolsa de hierbas.

―Huele a regaliz― dice ella, y huele la mía para asegurarse de que son lo mismo.

―Eso es muy inteligente por parte de tu mamá― dice Scott detrás de nosotros.

―No estaba en el hechizo, pero nunca está de más añadir un poco de suerte.

Lydia le sonríe en la oscuridad brillante. ―¿Dónde aprendiste todo esto?

―Mi abuelo― responde con orgullo, y le entrega una vela. Le da otra a Danny, y luego me da la mía.

―¿Listos?―. Pregunta.

Miro a la luna. Está brillante y fría, y aún se ve llena para mí. Sin embargo, el calendario dice que es menguante, y a las personas se les paga para hacer calendarios, así que supongo que estamos listos.

El círculo de piedras está sólo a unos seis metros de la casa. Tomo mi lugar en el oeste y todo el mundo se mueve a tomar los de ellos. Scott está tratando de equilibrar el cuenco de cristal en una mano mientras sostiene la vela con la otra. Puedo ver una botella de agua Dasani asomarse por su bolsillo.

―¿Por qué no le das las patas de pollo a Lydia?― le sugiero mientras trata de sostenerlas entre sus dedos anular y meñique. Ella extiende su mano con cautela, pero no demasiada.

No es tan femenina como yo pensaba que sería cuando la conocí.

―¿Lo sienten?― Scott pregunta, sus ojos brillantes.

―¿Sentir qué?

―Las energías se están moviendo.

Danny mira a su alrededor con escepticismo. ―Todo lo que siento es frío― dice.

―Enciendan las velas, en sentido contra reloj desde el este.

Cuatro pequeñas llamas se encienden e iluminan nuestros rostros y pechos, revelando expresiones que son en parte pregunta, parte temor, y parte sintiéndose estúpidos. Sólo Scott no está perturbado.

Apenas está con nosotros. Sus ojos están cerrados, y cuando habla, su voz es aproximadamente una octava más baja de lo habitual. Puedo ver que Lydia está asustada, pero no dice nada.

―Comiencen el cántico―nos comanda Scott, y lo hacemos. No puedo creerlo, pero ninguno se equivoca.

El canto es en latín, cuatro palabras que se repiten una y otra vez. Suenan estúpidas en nuestras lenguas, pero cuanto más lo hacemos, menos estúpido se siente. Incluso Danny está cantando con todo su corazón.

El Chico Vestido De Sangre - Sterek (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora