Capitulo 8 - "Dormido".

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Aidan POV.

-¿Qué pasó? –vuelvo a preguntar en cuanto subo al Jeep.

Austin viene conduciendo, y Avril está tomando su lugar de copiloto.

Probablemente debí haber saludado primero, pero en estos momentos solo quiero saber todo lo que está pasando.

Austin y Avril intercambian una larga mirada, y justo después de poner el Jeep en marcha Austin es quien comienza a hablar.

-Rob estuvo enfermo hace mucho tiempo –explica-. Hace unos años. De cáncer.

El simple hecho de escuchar esa última palabra me provoca un calofrío por todo el cuerpo.

Yo sé muy bien lo que es el cáncer.

Mi madre murió de eso.

-Luchó durante un largo tiempo –continúa-. Terapias, tratamientos, quimios... y lo logró. Los tumores desaparecieron al 100%. Y Rob continúo con su vida normal, como la conoces ahora. Los doctores dijeron que había un 95% de probabilidades de que el cáncer jamás regresara.

-Pero Rob no es del montón –interviene Avril-. Rob tuvo que pertenecer a ese otro 5%.

-¿Regresó el cáncer? –logro preguntar.

Esa palabra me da asco. Le tengo miedo, pavor.

-Si –responde Austin después de medio minuto.

-¿Desde cuándo lo saben?

-Creo que Rob lo sabe desde hace un tiempo –contesta Avril-. Nosotros apenas nos enteramos la semana pasada.

-¿Y por qué no me lo dijeron? –inquiero, molesto.

Y no sé por qué estoy molesto, pero creo que no es solo por el hecho de que acabo de enterarme que mi mejor amigo tiene cáncer.

Creo que es todo.

Creo que es el hecho de que esto ya lo viví.

Ya lo sufrí.

Con mamá.

-Porque nos acabamos de enterar –contesta Avril-. Hemos estado muy ocupados con todo lo que está pasando y...

-Pudieron llamarme –replico-. ¡Por Dios!

-¡Pues lamento no haberte informado al instante, Aidan! –Exclama Avril-. Para mí fue más importante intentar ayudar a Rob y su familia y...

-Avril –interviene Austin, calmándola-. Por favor.

Tanto ella como yo nos tomamos un minuto para recuperar la compostura.

-Lo lamento –continua Austin-. Prácticamente nos acabamos de enterar, la verdad es que se me olvidó por completo. Hemos estado muy ocupados con todo... y cuando tenía tiempo de buscarte no te encontraba. Fui a tu casa pero estas en la universidad y no me se tu horario. Y por las tardes fui a buscarte al campo un par de veces, pero no los encontré. Tuve que llamarle a Hans para saber en dónde estaban entrenando ahora. Y por eso vinimos por ti. Lo siento.

Escucho atentamente sus palabras mientras miro sus ojos por el retrovisor.

Suspiro e intento relajarme un poco, sobre todo porque esto es muy delicado, y enfadarme no hará las cosas más fáciles.

-Lo lamento –les digo-. Perdón. Es solo que... me ha tomado por sorpresa.

No sé si acabo de asimilarlo, o que. Pero mis ojos se llenan de lágrimas, aunque intento controlarlas.

El último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora