Aidan POV.
-Pues Aidan, después de hoy creo que ya no te veré en un largo tiempo –me dice el doctor con una sonrisa en sus labios, dejando mi expediente sobre su escritorio.
-¿Usted cree eso? –inquiero, poco seguro de su afirmación.
Han pasado tantos años, he venido aquí por tanto tiempo, que una vida sin esto no me parece...vida.
-Estoy seguro de eso –reafirma-. Vendrás mañana por los últimos resultados, pero ya no tengo nada más para ti. Como te lo dije hace unos meses: Tu tratamiento ha concluido.
-¿Y ahora? ¿Qué haré?
-Vivir, Aidan. Vivir –finaliza.
Hace aproximadamente ocho años inicié el tratamiento de hormonas, debo admitir que intenté abandonarlo durante varios periodos de mi vida, por el dolor insoportable y los cambios internos que sufría. Pero ahora... vivir sin las revisiones médicas... enfrentarme al mundo por fin... me parece inimaginable.
Todo este tiempo he estado prácticamente oculto, fui educado mayormente en casa, con programas de estudio que da el gobierno. Y mis relaciones socioafectivas están bastante deterioradas.
Tengo solo una amiga, se llama Katy, pero ni siquiera puedo hablar bien con ella.
He recibido tratamiento tanto médico, como psicológico. Y me habían dicho que una vez terminando el médico, tendría que dejar de vivir en un caparazón y regresar al mundo.
Lo dicen fácil, pero no lo es.
No lo es cuando fuiste un niño que tuvo que decidir su sexualidad a los diez años. Cuando fuiste un niño sometido a tratamiento de testosterona para poder desarrollar su lado masculino, pues internamente el cromosoma Y predominaba, y en lugar de desarrollar como hombre, desarrollaría como mujer por el exceso de estrógeno. Se supone que ya acepté eso.
Se supone que ya me acepté a mí mismo.
Se supone que ya soy Aidan Gill al cien por ciento.
Se supone.
Salgo de la clínica, con mi mochila colgada a mis espaldas, y mientras bajo la gran escalinata me coloco los audífonos.
Desde que mamá murió yo vengo aquí solo.
Mi padre me apoya, me ama y está de acuerdo en mis decisiones, pero no es como que se sienta muy cómodo acompañándome a mis sesiones; así que desde hace un tiempo tengo que hacerlo yo solo. Y estoy acostumbrado.
Para llegar a la parada del camión tengo que cruzar una enorme plaza llena de árboles que parece abandonada.
Antes no había tenido problemas con este lugar, pero hoy he salido muy tarde de la clínica y está obscuro.
Y alcanzo a distinguir a varios grupos de chicos sobre patinetas.
Soy un poco inseguro, me dan miedo muchas cosas, aunque mi complexión me da bastante ventaja, y admito que cualquier que me viera podría decir que puedo defenderme solo.
Pero es mentira, mis brazos, mi espalda y mi altura son resultado de un largo periodo de tratamiento hormonal.
La testosterona que me han dado desarrolló bastante mis músculos, aunque no tengo nada de fuerza en ellos.
He comenzado a ir al gimnasio y a entrenamientos de futbol, pero no me siento capaz de defenderme.
Y aun me considero pequeño en comparación al puñado de hombres que se reúnen en la plaza que estoy a punto de cruzar.
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El último adiós
RomanceLa timidez y retracción de Aidan son solo consecuencia de la pesada vida que le ha tocado. Pero Rob lo encontró, y su principal objetivo es hacerlo vivir. Aunque no le quede mucho tiempo para eso. -Precuela de Alfa y Beta.