Capitulo 15 - "Quiero"

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Aidan POV.

Ya lo había besado antes.

O bueno, no besado, pero ya habíamos estado en esta posición.

Solo que los papeles se han invertido.

Rob está sujetando mi rostro mientras sus labios se mueven contra los míos.

Por la sorpresa yo estoy congelado, ni una sola parte de mi cuerpo se está moviendo, y si Rob puede "besarme" es solo por el hecho de que tengo mi boca entre abierta, pero no la estoy moviendo.

Mis ojos están abiertos también, al igual que mis manos.

Tardo más de un minuto en darme cuenta de lo que está pasando.

Rob está besándome.

Y no sé si es por su calor, sus manos, o sus labio; pero se siente magnifico. Quizá es una combinación de todo eso.

Dejo de poner resistencia, y comienzo a mover mis labios lentamente junto a los suyos.

No puedo negar que había soñado con esto, hace mucho tiempo.

Pero casi lo había olvidado.

Yo sé que ya he besado antes, a otra persona que no es Rob.

Pero sinceramente, esto se siente como mi primer beso.

Se separa solamente unos milímetros de mí para poder hablar:

-¿Vamos a la cabaña? –me pregunta.

Pero no era una simple invitación a regresar, porque eso ya lo habíamos planteado hace unos minutos.

Simplemente asiento, ante la intensidad de su mirada.

Antes de sujetar mi mano me da otro beso en los labios, y comenzamos a caminar.

No sé si es por el frio, por lo que acaba de pasar, o por lo que apenas sucederá, pero mi estómago comienza a doler y temblar, al igual que el resto de mi cuerpo.

No importa a donde vayas, el camino de regreso siempre es mucho más rápido que el de ida.

Así que cuando menos me lo espero ya estamos entrando a nuestra cabaña solitaria y cálida.

En cuanto se cierra la puerta Rob deja caer su gran abrigo, quedando únicamente en un sweater negro que contrasta con su piel pálida.

Yo soy más cuidadoso, me quito la chamarra y la cuelgo en el perchero, al igual que el gorro y la bufanda.

Y de pronto Rob se está quitando el sweater, dejándolo caer al suelo también, quedando sami desnudo frente a mí.

Entre abro los labios, y aunque quisiera desviar la mirada, una chispa diferente en sus ojos me mantiene atrapado, incapaz de voltear.

Desabrocha su cinto, después el pantalón y baja el zíper.

Un segundo después sus piernas quedan desnudas también.

Y en menos de cinco segundos Rob quedó frente a mí, vestido únicamente con un bóxer negro demasiado ajustado.

-¿Qué haces? –le pregunto con la garganta seca.

-Desnudándome –responde el, sin quitar la mirada de mis ojos.

-¿Por.... Por qué? –tartamudeo.

-Porque quiero que me mires –dice francamente.

Y es lo que hago.

Durante cinco segundos me permito analizar el cuerpo de Rob.

El último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora