Capitulo 14 - "Cómplices"

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Aidan POV.

Estoy plenamente dormido cuando un par de manos me mueven de un lado a otro.

-¡Aidan! –gritan en mi oído.

Por supuesto que mi primera reacción es saltar de la cama.

Tardo medio minuto en reconocer a Rob parado en medio de mi habitación.

-¡¿Qué haces aquí?! –pregunto asustado.

-Tenemos que irnos –dice él.

-¿Irnos? Tu... tu... no –es lo único que logro decir.

Sujeto mi cabeza, como si necesitara mantenerla en su lugar, y después regreso a la cama, confundido.

-¿Qué haces? –me pregunta él.

-¿Qué haces tú? ¿Cómo entraste?

-Por la ventana –responde orgulloso.

-¿Qué? Diablos. Robert... duérmete. Y déjame dormir.

Creo que una parte de mi cerebro aun no logra entender lo que está pasando, y solo quiero seguir durmiendo.

-No, no puedes –insiste, volviendo a moverme con su mano-. Eh comprado dos boletos de avión. Tenemos que irnos al aeropuerto.

No sé si he entendido bien, pero de todas formas lo dejo seguir hablando mientras vuelvo a tomar una posición cómoda para seguir durmiendo.

-Aidan –me llama. Pero ahora está en cuclillas junto al colchón, con su rostro casi pegado al mío.

-Rob, por favor. Son las dos de la madrugada.

-Y el avión sale a las cuatro y media. Tenemos que irnos ya.

Mantengo nuestros ojos conectados, y un minuto después me doy cuenta de lo que su mirada quiere decir.

-Oh, mierda –exclamo, sentándome en el extremo del colchón-. Esto es en serio.

-Por supuesto que es en serio, tonto. Arregla tus cosas. Hecha ropa de frio a una maleta, mucha ropa de frio. La más abrigadora que tengas.

-Dios, Rob. No. No puedes hacer esto.

-Lo estoy haciendo –dice-. Y lo vamos a hacer. Andando.

-Rob. No.

-Rob, si –replica.

-No puedo irme. No podemos irnos así.

-Pues es una lástima. Ya tengo los boletos de avión. Y si no te apresuras los perderemos.

-¿Boletos de avión? ¿A dónde? Diablos –vuelvo a sujetar mi cabeza, como si así pudiera procesarlo más fácilmente.

-Finlandia –responde él.

No logro comprender si habla en serio o no, pero sus ojos me dicen que no es una broma.

Sujeta mi mano y me obliga a levantarme de la cama, y literalmente me arrastra hasta el closet.

-Arregla tu ropa –dice-. Iré a solucionarlo con tu papá.

Asiento.

Creo que he entrado en una especie de shock en el cual lo único que se hacer es seguir órdenes.

-Ropa de frio –repite-. La más abrigadora que tengas.

Vuelvo a asentir.

Agarro mi maleta y comienzo a echar toda la ropa de frio que encuentro.

El último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora