EPISODIO 2: COMO SIEMPRE HA SIDO

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Mi abuela siempre me dijo que la belleza se puede encontrar hasta en los lugares más tristes pero desafortunadamente, este triste viejo espejo no muestra lo que quiero.

—Esta chaqueta me queda tan rara, tal vez debería usar algo con más color...—suspiré frente al espejo, contemplando mi silueta que era cubierta por un par de pants un tanto ajustados, una playera blanca, y una chaqueta de cuero negra que me hacía sentir inseguro —. Tampoco sé cómo sentirme al estar vestido totalmente de negro prácticamente...de cualquier modo, ¿qué estoy intentando probar? —murmuré mirándome a los ojos mediante el reflejo del espejo—. Mírame, intentando vestir bien para un chico que ya tiene novia, una que aspira a ser diseñadora de modas.

De un momento a otro me sentí desmotivado, el entusiasmo por salir a montar a motocicleta con Jiwon se había esfumado en un instante a causa de pensamientos tan tontos, tan usuales en mí. ¿Por qué estoy preocupándome por esto y aquello? ¿Por qué? Apuesto a que ella está teniendo éxito en su entrevista y haciendo que aprueben sus diseños en este mismo momento. Soy un tonto por tan solo tratar de compararme con ella. Basta con mirar la fotografía enmarcada sobre mi mesa de noche, aquella en la que estoy junto a él...ambos tan sonrientes en nuestra época de estudiantes de preparatoria, es suficiente el contemplar de aquella imagen para darme cuenta que no hay necesidad de compararme pues nuestra relación es como siempre ha sido. No la cambiaría por nada del mundo.

—Esto está mucho mejor —susurré para mí mismo mientras quitaba aquella obscura chaqueta y en su contrario cubría mi parte superior con una sudadera de un amarillo chillante que hacia juego con los pants que traía puestos.

—¿Jinhwan? ¡Ya volví!

Escuché su voz llamándome desde la planta baja, justo donde se encontraba la floristería.

—¡Hey, Jiwon! Bajaré en un momento —respondí en voz alta.

—¿Todavía estás alistándote? —preguntó—. No llegué muy temprano, ¿o sí? —se dijo a sí mismo en voz baja mientras miraba la hora en el reloj colocado sobre la pared a derecha suya—. ¿O puede que haya llegado tarde? Ya son las seis en punto...

—¡No! Ese reloj ha estado roto por años, ¿recuerdas? —respondí mientras bajaba de las escaleras encontrándome con él frente a frente, estaba un poco tímido al respecto pues no sabía si lucía bien con esa sudadera que no me había puesto en años—. Hey ¿qué hay?.

—Hey, Jinhwan. Esa sudadera aún te luce y queda bien —me elogió con una enorme sonrisa—. Pero, ¿estás seguro de que estarás cómodo montando una bicicleta usando unos pants tan ajustados?

—Ah...tienes razón, no puedo creer que no haya pensado en eso —dije apenado—. Iré a cambiarme.

—E-está bien, no tienes por qué hacerlo. Te ves muy bien, ¿por qué no vamos a caminar?

—¿S-seguro?

—Seguro, podemos tomar fotos antes de que el sol se ponga. Pude ver el océano de camino hacia acá ¡y estaba genial! Será divertido, ¿qué dices?

Ver aquella reacción me hizo sentir más seguro así que accedí con una sonrisa.

—Seguro, eso suena maravilloso —respondí retrocediendo hacia mi habitación nuevamente—. Déjame buscar la cámara rápidamente.

—De acuerdo.

Ambos nos dedicamos una cálida sonrisa mientras corría a mi habitación en búsqueda de aquella cámara para así regresar con él y no perder más el tiempo.

—¡Ya la tengo! Vamos a... —me vi interrumpido al notar que él estaba dándome la espalda, en medio de una llamada telefónica con Jisoo.

—Bebé, todo estará bien. Respira profundo, ¿está bien? De cualquier forma tus diseños eran demasiado buenos para ese lugar...vas a obtener el trabajo en la otra compañía.

Como decía, así es como siempre ha sido.

—¿Quieres que vaya a recogerte? No creo que sea bueno que vuelvas sola estando así...Ahora mismo sólo estoy con Jinhwan, le preguntaré si puedo posponer nuestros planes de esta noche.

—No... —solté.

Él se giró sorprendido.

—No permitas que sea yo quien te retenga —continué—. Ahora mismo Jisoo te necesita más que a nadie, deberías ir...

—...si... —respondió—. Hey...Jinhwan dijo que estaba bien. Espérame ahí, iré a recogerte...Te amo, Jisoo...te veo luego.

Fue en ese momento, al escuchar aquellas palabras salir de sus labios, que apreté la cámara con todas mis fuerzas, conteniendo el llanto y manteniendo esa sonrisa aún sobre mi rostro. Él se marchó en busca de ella, dejándome solo en casa...ahora éramos yo y esa triste cámara nada más. Me quedé sentado sobre los escalones contemplando a través de la ventana la puesta del sol, admirando como la noche caía y el sol se escondía mientras la luz de la luna comenzaba a reinar en las calles de la ciudad. Solté un suspiro dejando la pequeña cámara sobre el mostrador. Parecía tonto manteniéndome paciente y en espera de él porque quizá, y tan solo quizá él hubiese venido en búsqueda mía pero, ¿qué clase de tontería soy capaz de imaginar? Así que sin más salí de casa y decidí salir a montar la motocicleta yo solo, sin la compañía de otro ser, hacia el muelle de la playa de Haeundae.

—Jiwon tenía razón, el océano se ve grandioso —murmuré quedándome de pie sobre el muelle admirando el baile de las olas debajo de la luz de la luna—. Como siempre ha sido ¿verdad?

Quise mantenerme lo más fuerte posible debajo de aquella nocturna y tenue luz, sin derramar lagrima alguna pero aquello fue imposible al percatarme como una pequeña lagrima empezaba a descender con un pequeño danceo por mi rostro. Le siguió una segunda y una tercera hasta hacerme romper en llanto que fue imposible detener en momento alguno. Ya ni siquiera me importaba si alguien más me viese tan roto, ahogado en lamentos...ni siquiera me importaba, sin embargo, me detuve tan pronto como un melodioso canto empezó a esparcirse por todo el muelle.

—¿H-hola? —pregunté mirando hacia a mi alrededor en busca de aquella voz.

''¿Te has convertido en las ondas de la marea para engullir tus lágrimas?'' fue lo último del canto que fui capaz de escuchar antes de caer sorpresivamente a las aguas del océano.


BARCO DE PAPEL || Junhwan, BobhwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora