Satisfecho con su vida ordinaria, Jinhwan es una especie de gusano. Sin embargo, su cómodo estilo de vida se desvía de repente cuando accidentalmente se sumerge en el mundo de las sirenas. Enredado en una maldición, Jinhwan aprenderá que el mundo pu...
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▬POR BOBBY▬
Aquél día, después de mi trabajo en el muelle, me dispuse ir hacia la floristería para hacerle compañía a Jinhwan y más aun considerando la pesada forma de ser de Junhoe, quien no me inspiraba confianza alguna. Sin embargo, al llegar me percaté de aquella nota que Jinan había dejado para mí, una nota en donde me hacía saber que no estaría pero me dispuse a esperarlo pero lamentablemente, la jornada de trabajo había sido un tanto pesada que terminé por quedarme dormido, recargando mi cabeza sobre el mostrador. Fue en ese momento en el cual mi viaje por mi inconsciente me remontó a viejos tiempos, cuando papá todavía vivía con mi familia.
Hace cuatro años, antes de que papá se fuera, mamá solía sentarse en su dormitorio, a veces durante varias horas. Permanecía sentada al borde de la cama, con sus ojos vacíos que yacían en aquel anillo que descansaba sobre su palma abierta, un anillo que alguna vez significó algo.
—Mamá, puse a Hanbyul a dormir, ¿puedo salir por un momento? —hice cuestión desde la puerta de la habitación de mis padres, observando a mamá con cierta tristeza en mis ojos, sin embargo, ella fue incapaz de escuchar mis palabras—. ¿...Mamá?
—Ah....lo siento, Jiwon... —murmuró escondiendo su rostro en un intento por evitar que viese su rostro, aquel que se mostraba rojizo debido al llanto que había despertado—. Te pareces tanto a tu padre...que por un momento pensé que eras él...
Un silencio incomodo se hizo presente, al parecer las cosas entre mis padres estaban yendo aún peor, juzgando por una vieja fotografía de ambos que estaba rota sobre el tocador de mamá.
—¿Dónde está tu hermano? -cuestionó refiriéndose a Hanbin—. Tiene un banquete con el equipo de Tenis esta noche, ¿recuerdas?
—...¿Puedo ir con Jinhwan? -me atreví a preguntar apenas con cierto encogimiento en mis palabras.
—Si...por supuesto.
—Gracias, mamá....no volveré demasiado tarde —agregué retrocediendo mi paso, observando por última vez a mi triste madre.
