Satisfecho con su vida ordinaria, Jinhwan es una especie de gusano. Sin embargo, su cómodo estilo de vida se desvía de repente cuando accidentalmente se sumerge en el mundo de las sirenas. Enredado en una maldición, Jinhwan aprenderá que el mundo pu...
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Desde la última noche hasta ese instante, todo se había sentido surreal...sin embargo, la vida todavía seguía hacia adelante, habían tareas que debían hacerse y trabajos a los que atender. Y ponerme aquel delantal color marrón obscuro que siempre vestía a la hora de trabajar en la floristería era el primer paso a realizar, pues eso evitaba que me ensuciase de alguna forma u otra. Lo siguiente era checar los pendientes que estaban anotados en mi libreta, cada uno en listado como acostumbraba hacer; en primer lugar tenía que quitarle las espinas a las rosas para después llamar a la tienda de artesanía y ordenar más rizos.
—Ya volví.
Era la voz de él, de Jiwon.
—Hey, Jiwon. ¿Cómo te va? —pregunté sonriente desviando mi mirada hacia la puerta principal, aquella por dónde él entró.
—He traído todo lo que creí que podría servirle a tu amigo, así que por ahora espero que sean suficientes —comentó—. También supuse que él también podría necesitar...
—¡Hey! —era Junhoe quien lo había interrumpido, Jiwon sólo saltó sorprendido y un tanto miedoso, lo cual lo había hecho lucir adorable.
—No vi cuando llegaste ahí —murmuró—. Hey, uhm...quería disculparme por lo que pasó antes.
—¿Eso es para mí? —cuestionó Junhoe al ver la pequeña maleta que Bobby había traído consigo mismo.
—¿Huh? Ah...si, lo es.
—Bueno, ¿y qué estás esperando? Dámelo.
El trato de Junhoe hacia Bobby me hacía sentir un poco incómodo pues, de alguna forma u otra, era un poco hostil pero, ¿qué se podía hacer?, así era su forma de ser y aquello era algo que yo no podía cambiar. Sin embargo, el saber que estaban empezando a socializar me hacía sentir más tranquilo al respecto, por lo menos Junhoe estaba siendo más civilizado que hace un par de horas.
—De nuevo muchas gracias por esto, Jiwon —agradecí sonriente—. ¡En verdad lo aprecio!
—Claro, no hay problema —respondió—. Sólo es ropa, Jinan.
